Redacción Canal Abierto | Colombia se encamina hacia un paro nacional, este 21 de noviembre, que promete ser histórico y sumar la ola del país caribeño a las agitadas aguas de la región. Porque nucleará a sectores que atraviesan todo el arco popular y que pretenden poner en agenda reclamos que el presidente Iván Duque no parece dispuesto a oír. Todos ellos forman parte de un mismo pedido: el cambio de rumbo de las políticas neoliberales.
El Comando Nacional Unitario -que reúne a varias centrales obreras y organizaciones de pensionados- es una de las principales organizaciones convocantes a la movilización. Percy Oyola es presidente de la Unión Nacional de Trabajadores del Estado y los Servicios Públicos de Colombia (UTRADEC), directivo de la Confederación Latinoamericana y del Caribe de Trabajadores Estatales (CLATE), y vicepresidente de la CGT colombiana.
“Estamos en vísperas de la realización de un paro nacional que hemos convocado no solamente las centrales obreras sino diferentes sectores sociales: indígenas, campesinos, estudiantes, defensores de derechos humanos, población de diferentes ciudades del país. Y venimos enfrentando toda una campaña de parte del Gobierno y de parte de sectores de extrema derecha que tratan de deslegitimar las razones de la protesta”, explica en diálogo con Canal Abierto.
¿Cuáles son los principales reclamos de la movilización de este jueves?
-Creo que la gente está cansada del modelo neoliberal. Está cansada de la pobreza, de la propuesta de exclusión. Estamos cansados de la represión, de la falta de garantías para el ejercicio de la protesta social. Estamos cansados de la violencia en Colombia, de la muerte de líderes sociales, de que no se respete un acuerdo de paz al que le apostamos para buscar las reconciliación entre los colombianos. También de la privatización de los servicios públicos, de que no haya educación y salud a la que puedan acceder la totalidad de los colombianos. Son décadas de acumulación de incorfomidades por todo lo que ha sido el desarrollo de políticas que corresponden a las orientaciones del FMI, del Banco Mundial y, últimamente, de la OCDE.
Los reclamos suenan parecidos a los que despertaron la protesta en Chile…
-Durante muchos años, en Colombia se vendió la idea de que Chile era un gran modelo a seguir. Nos impusieron entonces una privatización del régimen pensional, surgieron las AFP (fondos privados de pensiones) que están en manos de los principales dueños del sector financiero. Ese modelo es el que hoy pretenden consolidar con la eliminación de los remanentes del sistema solidario que existía anteriormente. La salud se convirtió en un negocio y no en un derecho, donde la gente que tenga con qué pagar puede tener acceso y la que no se muere en las puertas de los hospitales. Por esas situaciones que provienen de ese modelo chileno, después de experimentar lo que ha pasado en Chile y lo que han vivido en carne propia muchos colombianos, hoy estamos rumbo a la protesta.
Muchos hablan de que la marcha de este jueves tiene un carácter histórico.
–Hacía muchos años que no podíamos lograr una convergencia tan importante como la que perseguimos en esta oportunidad. Desde el gran paro nacional que se realizó el 14 de septiembre de 1977. Desde entonces, hemos desarrollado paros nacionales, los hemos hecho los estatales, lo han hecho otras veces los campesinos, otras los indígenas, otras los camioneros, pero es la primera vez que logramos una convergencia que nos permita estar todos en condiciones de avanzar de manera conjunta. Encontramos esa posibilidad que esperamos poder aprovechar de la mejor manera posible.
¿Esperan que Duque los convoque al diálogo?
-El Gobierno ha insistido en el tema del diálogo y nosotros lo saludamos a través de la Comisión de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, donde el Gobierno dice que va a buscar consenso para una reforma laboral y pensional que ya sería el próximo año. Pero la aspiración nuestra es que haya un diálogo más amplio, nacional, que involucre a todos los actores. Porque no se trata de resolver el problema de los pensionados, de los trabajadores que estamos en las centrales sindicales, sino de contemplar las situaciones que involucran a los indígenas, a los campesinos, a las comunidades afrodescendientes. Y hay temas de carácter estructural que deben ser resueltos como el de la seguridad social, la salud, o la educación en todos los niveles. Son temas que sin duda convocan al país y que requerirían de un diálogo mucho más amplio.
¿Ha habido alguna tipo de presiones hacia quienes organizan el paro?
–Se han producido allanamientos de compañeros jóvenes que venían participando de la difusión de los sitios de encuentro, gente que estaba haciendo propaganda en función del paro y encontraron en sus casas que había pinturas y brochas para elaborar pancartas. Hasta ahora no hay nada que justifique que el Gobierno esté reprimiendo. Aquí hay sectores de extrema derecha que han anunciado públicamente en redes que civiles saldrán a expresarse contra los disturbios y esos grupos, que consideramos de índole paramilitar, no han merecido la misma atención por parte del Gobierno para garantizar que la protesta sea pacífica.
¿Temen que esos grupos provoquen disturbios?
-Son grupos que indiscutiblemente saldrán a provocar y a generar condiciones para una confrontación que, hasta donde podamos, evitaremos. Porque no podemos hablar de defender lo público y salir a destruir lo público.
A través de la coordinación hemos previsto lugares en las principales ciudades del país y algunas ciudades intermedias donde vamos a convocar para movilizarnos. En el caso de Bogotá, hacia la Plaza de Bolívar. Esperamos que el Gobierno garantice la protesta y que todo transcurra en paz.
Esta unidad de los sectores, ¿abre una nueva etapa en la movilización social de Colombia?
-Aspiramos a que ese encuentro de los diferentes sectores sociales unificados para enfrentar las políticas de Duque sea un avance que podamos consolidar y sostener en el tiempo precisamente para que el Gobierno desestime de una vez por todas seguir profundizando el modelo neoliberal.