Redacción Canal Abierto | Para muchos, la reciente emergencia China como potencia global -en franca competencia comercial con Estados Unidos- hace rememorar los convulsos tiempos de la Guerra Fría. Es en este escenario global que la periodista Telma Luzzani reconstruye aquel enfrentamiento político, económico, social, militar, cultural y científico iniciado tras finalizar la Segunda Guerra Mundial. “Desde la historia, la idea es pensar este nuevo orden internacional que transitamos”, cuenta en esta entrevista con Canal Abierto la autora de Todo lo que necesitas saber sobre la Guerra Fría (Paidós).
Cuando más cerca estuvimos del fin
“Era tal el poder armamentístico y poder destructivo de EE.UU. y la Unión Soviética -en aquel entonces se decía que cada una contaba con potencial bélico para destruir siete veces el planeta tierra- que se vivía un lógica desquiciada de amenaza y disuasión, donde los enfrentamientos ocurrían de manera mediada, en terceros países”.
Inicios de una batalla cultural
“Todo momento político, económico y social tiene su correlato cultural. Y estas décadas centrales del siglo XX no fueron la excepción, con una importante experimentación artística que implicó -entre otras cosas- el surgimiento del rock”.
“También es interesante observar cómo en los 70´ el establishment empieza con sus esfuerzos por cambiar el paradigma del estado de bienestar y disputar contra un keynesianismo hasta entonces hegemónico. Es decir, vemos los primeros pasos en lo que va a ser el salto hacia el neoliberalismo. De hecho, es curioso que el primer premio Nobel neoliberal haya sido Friedrich August von Hayek en 1976, y al año siguiente, Milton Friedman, considerado uno de los padres del neoliberalismo”.
“Para EE.UU., Hollywood fue la gran herramienta de la batalla cultural, sobre todo a partir de una mirada que denostaba el comunismo, al punto de caracterizar a los soviéticos como extraterrestres”.
Resumen | En Foco
Tiempos de cambio
“Redescubrí varios aspectos salientes del periodo, como son los descubrimientos científicos o desarrollos tecnológicos muy relevantes que cambiaron la vida cotidiana de millones. Inventos como la heladera que, al convertirse en un bien masivo, modificó dietas y hábitos que hoy no imaginamos. Me pasó lo mismo con la ola restauradora que -en los 60´ y 70´- buscó frenar todos los ideales y movimientos revolucionarios y de cambio”.
“Además de armamentística, hubo una carrera espacial plagada de fantasías sobre la posibilidad de vida en otros planetas”.
De ganadores y perdedores
“En un primer momento, podíamos pensar que si hubo un polo victorioso, fue el estadounidense. En el año 2019, pondría un signo de interrogación a esa pregunta. Sin dudas, con la caída del muro dejó de haber dos potencias y pasó a haber un polo que se expande, intenta imponer una globalización y economía de mercado. Sin embargo, hoy estamos viendo cómo ese supuesto éxito está decayendo, entre otras cosas por esa expansión”.
“Con la caída de la Unión Soviética y ante la necesidad de un enemigo, los norteamericanos primero inventaron nuevas amenazas: el narcotráfico, el crimen organizado, las catástrofes naturales y el terrorismo. Es decir, cosas imposibles de localizar”.
“Sin duda, el 11 de septiembre de 2001 fue útil para el avance sobre territorios que en algún momento estaban bajo influencia soviética, como Afganistán, Iraq y demás países del centro de Asia. Al patio trasero (en relación a Latinoamérica) nunca lo descuidaron ni dejaron de prestarle atención. Desde el siglo XIX, EE.UU. entiende el continente americano como una gran isla, su homeland. En la medida en que sienten que tienen la `casa en orden´, recién ahí pueden salir a hacer pié en otras regiones”.
¿La historia se puede repetir?
“No creo que vaya a haber un reverdecer de la Guerra Fría. Estamos frente a un mundo muy diferente: China no tiene la lógica de la Unión Soviética, porque es un pueblo regido por otros valores. Además, entiendo que el mundo está en mayor decadencia”.
“Otra particularidad es que China no confronta ideológicamente porque no intenta instalar el confucionismo o el comunismo, como era en el caso de la Unión Soviética. Acá se trata de negocios, algo que se vio muy claro cuando Bolsonaro intentó decirle no a China y los industriales locales le plantearon su descontento por el interés que tenían por China”.
“Es la primera vez en la historia de Latinoamérica que podemos mirar hacia atrás y ver más de una década de gobiernos progresistas, estables y algunos muy exitosos, como el de Evo Morales –a pesar de lo que está pasando hoy día. Creo que es momento de agudizar nuestras resistencias e integración, porque EE.UU. va a hacer lo posible por mantener el control sobre nuestra región, sus recursos naturales y humanos”.
Entrevista: Manuel Rodríguez