Canal Abierto Radio | Villa Azul quedó en la mira pública por el aumento desmedido de casos de coronavirus y la decisión del gobierno provincial de cerrar el barrio para evitar la dispersión de la enfermedad. “Estamos combatiendo con el COVID-19 dentro del barrio y afuera nos están condenando al hambre” declaró César, vecino y referente de la zona.
César vive en la parte urbanizada de Avellaneda pero tiene familia del lado de Quilmes, donde las casas son más precarias y no hay agua ni cloacas. “Los medios de comunicación están diciendo que hay testeos masivos y no es así, con suerte nos toman la fiebre, solamente hacen una encuesta”, advirtió.
“Nos han cerrado el barrio, no podemos comprar, los negocios internos están vacíos, desabastecidos, el gobierno ha entregado una bolsa de mercadería súper pequeña e insuficiente. Creemos que el virus llegó al barrio porque varios de los vecinos que viven acá venden flores en Capital Federal y en los trenes. Cuando salieron a juntar su moneda para llevar el pan a la casa trajeron el virus”, dice.
En Capital, otra de las zonas afectadas es la Villa 21-24 entre Barracas y Zabaleta, y no solo por los contagios de coronavirus sino también por el dengue. Dagna Aiva, referente del Frente Salvador Herrera de la CTA Autónoma Capital denunció que en el último mes no ha tenido agua. Al momento de la entrevista, estaba participando de una movilización para reclamar medidas concretas para frenar no solo al virus sino también al mosquito.
“Estamos bien plantados, muy bien organizados, somos muchos y muchas personas que estamos trabajando para que al vecino no le falte nada, y que los abuelos tengan sus casas, niños y niñas puedan tener un plato de comida, porque no nos van a vencer. Vamos a exigir que el Estado ponga más de su parte porque lo que pone no es suficiente”
Si bien se reparte agua en camiones cisternas, es sólo a los tanques a donde llega la manguera. “Nos está llevando a desesperarnos, los vecinos están muy cansados, tienen miedo, se generan muchísimos problemas en la salida y no pueden abandonar sus casas” en donde muchas veces viven hacinados. “Estamos cansados de que den publicidad a algo que no pasa” remarcó.