Redacción Canal Abierto | El analista en política internacional Marco Teruggi dialogó con Canal Abierto sobre las implicancias y consecuencias del voto argentino contra Venezuela en la Asamblea de Naciones Unidas. La posición del Gobierno de Alberto Fernández representa un viraje diplomático de nuestro país, no solamente en relación al país bolivariano sino también a la tradición de neutralidad y no injerencia en los problemas internos de otras naciones.
El impacto de este voto en Venezuela, el lugar de las negociaciones con el FMI, la relación con México como aliado regional, las oposiciones de derecha radicalizada, las elecciones legislativas de diciembre de 2009 y el posible cambio de presidencia en Estados Unidos fueron algunos de los ejes abordados.
¿Cuál fue la recepción del resultado de la votación en Naciones Unidas y particularmente del voto argentino?
En primer lugar, hay que señalar que el día de la votación en Naciones Unidas había dos resoluciones respecto al tema derechos Humanos. Una impulsada por Venezuela, junto a Siria Irán y Turquía, que fue votada también por México, en la que se planteaba reforzar el trabajo entre el gobierno venezolano y la Oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas presidida por Bachelet. Y otra resolución apoyando lo que se conoce como la misión independiente, que el gobierno venezolano no reconoce, que es la que está montando un expediente muy grande contra el país y contra el gobierno y que desborda el tema de los derechos humanos y es parte de la operación que existe contra el gobierno. Esa resolución fue votada por los países de derecha América Latina que son parte del Grupo de Lima, por países de Europa que no reconocen al gobierno de Nicolás Maduro y el voto de Argentina fue favorable a esa resolución. Ese voto sorprendió en el sentido de q no haber votado la otra resolución o haberse abstenido y no quedar bajo la órbita de una resolución promovida por una serie de gobiernos que no están preocupados por la situación de derechos humanos sino por ver cómo lograr un desplazamiento del gobierno de Nicolás Maduro. Ahí hubo una señal de preocupación., mucho debate interno, tanto en Venezuela como en Argentina
Agregaría una gran pregunta acerca de qué va a suceder en las elecciones del 6 de diciembre. Ese día va a haber elecciones legislativas en Venezuela. Estados Unidos está haciendo lo posible para sabotearla. el Grupo de Lima también y los países de la Unión Europea ya han dicho que tampoco las van a reconocer, Argentina ha dicho que sí, pero ahora cabe la pregunta de si va a mantener su posición o no. Yo esperaría que sí, porque el hecho que se apueste a la salida electoral implica que se busque la solución democrática.
Está claro que Argentina siempre ha dicho que se opone a todo tipo de golpe o injerencia, y sobre eso no hay duda. Las elecciones son un terreno de disputa, porque estados Unidos dice que no habrá elecciones hasta que Maduro no se vaya del gobierno. Así que las elecciones que se impulsan hoy son boicoteadas por parte de Washington. Se espera que Argentina apoye y apueste a la salida electoral de esta situación.
¿Qué lectura se puede hacer del por qué de este voto, siendo Argentina un país con tradición de neutralidad? ¿El inicio de negociaciones con el FMI, esfera en la que Estados Unidos tiene un peso fundamental, fue definitorio?
– Son varias posibilidades e hipótesis. En primer lugar, quisiera señalar que la posición argentina ha tenido cosas de cal y de arena: han reconocido al gobierno de Maduro, han condenado el bloqueo, cosa que casi nadie hace y por otro lado terminaron votando esa resolución. Evidentemente hay un intento de equilibrio muy inestable que tiene momentos de errores como este. En cuanto está relacionado a la visita del FMI o a un condicionamiento sería especulativo. Uno puede presuponer que sí, que ante una gran presión se hagan concesiones sobre determinado tema. pero eso forma parte del orden de la especulación.
No tengo ningún elemento para afirmar que una cosa lleva a la otra. En términos generales creo que hay que situar al Frente de Todos como un gobierno heterogéneo, con la conducción de Cancillería en manos de Felipe Solá y dentro de eso las respuestas en general ante las grandes presiones y operaciones que están habiendo contra el Frente de Todos, en todos los ámbitos, en el poder judicial, el poder mediático, desde la derecha… Dentro de eso, como ha ido reaccionando la actual conducción y poner en ese marco lo de Venezuela. No me extraña que en un contexto de tanto asedio haya una actitud de pensar hacer una suerte de concesión. Esa es una posibilidad. Esperemos que eso no se traduzca en las elecciones del 6 que va a ser un punto central, ya que no se juega sólo la elección sino lo que sigue después. El año que viene hay elecciones a alcaldes y gobernadores, así que, si se reconoce diciembre, se reconoce lo que sigue.
¿Y qué impacto puede tener esto con México, país al que Alberto había nombrado como aliado estratégico en una agenda progresista en la región?
– Habría que ver qué repercusiones tuvo en los diferentes países. Es interesante ver cómo funciona Venezuela como política interior en cada caso. Por ejemplo, en México no genera mucho impacto lo que haga o no haga el gobierno. En el caso español, con el que hay algunas afinidades, pero votó la misma resolución del gobierno de Argentina, pero puertas adentro no generó la misma repercusión. En Argentina hay un tema particularmente sensible respecto a la cuestión Venezuela. Por una historia compartida, por lo que implicó Chavez en un momento determinado con respecto a la situación delicada de Argentina, por la integración Latinoamericana, porque se ve que hay una situación complicada en Venezuela, pero bajo ningún punto de vista hay que acercarse a la órbita de países que están trabajando no en una operación para proteger los derechos humanos sino para derrocar a Nicolás Maduro. Así que eso en Argentina eso opera con mucha fuerza, pero México menos, por lo que no creo que genere ningún cortocircuito mayor, ya que allá no hubo mucho cuestionamiento ya que no generó mayor impacto mediático.
¿Qué impacto tiene el ataque de la oposición planteando que el gobierno lleva a que el país termine como Venezuela?
– Es que en realidad está pasando al revés. Lo que se está pareciendo a Venezuela es la oposición argentina. Lo que es un gran peligro. La oposición venezolana tiene 20 años de una cantidad de prácticas políticas que la han llevado a situaciones críticas. Y en su propia situación al conjunto del país. Esta es una oposición que desde casi la hora cero empezó con los planes golpistas y ha trabajado sobre mucho formato de enloquecimiento mediático, exacerbación de las confrontaciones. Patricia Bullrich se está pareciendo cada vez más a la oposición venezolana. Eso es un peligro, porque plantea el problema de cómo gobernar ante eso. No quiero con esto decir que estamos en la situación de Venezuela en ese sentido ante la oposición, pero si que esas lógicas se están extendiendo en muchos países. Hay una lógica de un formato de derecha que tiene esta construcción de asedio permanente. Se parece a lo de Vox en España, que tiene esta misma matriz y en este caso creo que se está trabajando sobre un esquema común, lo que es muy peligroso. En relación al gobierno, creo que el tema Venezuela, se habla como hace años atrás. Como si la expropiación fuera parte de la agenda venezolana de hoy, cuando hace años hay un gran cambio en ese sentido, se está mirando para otro lado. Finalmente, se habla mucho de Venezuela como un mecanismo interno, hablar de Argenzuela, Chilezuela, Espanzuela, pero de lo que pasa dentro de Venezuela no se habla. Es un mecanismo de intento de acorralamiento, pero de lo que menos se debate es sobre Venezuela.
¿Tiene Argentina posibilidad de recomposición de la relación con Venezuela o esta votación marca un punto sin retorno?
– Algunos plantean que es un punto de quiebre, pero creo que hay que seguir viendo. Ver que otros gestos hay, qué pasa con las elecciones de diciembre. Hay que intentar no agrandar esto que se ha abierto. La crisis quedó, está ahí, faltan más capítulos por venir, el tema Venezuela va a seguir. Porque gane Trump o Biden eso va a seguir. Por lo tanto, esto va a mantenerse hasta que haya un acuerdo -que por ahora es muy incierto- con los factores reales de la desestabilización o se mantendrá unos años más. Pero hay que armar una estrategia ante esta situación. Ver como la Cancillería Argentina tiene una política propia donde plantee lo que quiera plantear, pero sin nunca pisar el terreno de los dispositivos puestos por el Grupo de Lima y sus objetivos políticos. Porque hay dos hojas de ruta: una a través del golpe de estado y otra a través de un acuerdo electoral e incluso económico. Eso está en marcha y creo que hay que apostar a eso. Y eso n quiere decir estar de acuerdo con el gobierno de Maduro, sino estar de acuerdo en cuál es el modo en que se sale de una crisis. ¿Puede que en Estados Unidos haya un cambio de política? Es especulativo, pero puede ser. ¿Puede que lo haga Trump? ¿Puede que lo haga Biden? Puedes ser, pero lo cierto es que la política de Estados Unidos hacia Venezuela ha sido bipartidista. No podemos tener ningún tipo de ingenuidad de que unos han sido mejores que otros. Unos fueron más directos, otros más tácticos, pero el objetivo es que el gobierno caiga y que esto se restaure a favor de la geopolítica estadounidense.