Por Esteban Viu para La tinta | A mediados de febrero, se presentó en Argentina la plataforma Google News Showcase, un desarrollo que cristaliza el convenio comercial entre Google y los principales medios de comunicación del país, que recibirán financiamiento por la información que cuelguen en la sección Showcase de la plataforma. El hecho da lugar a un pedido histórico de los medios que es cobrar por la información que recolectan, procesan y difunden, y que ha tomado especial importancia en la coyuntura actual producto de la crisis económica global que, como todas las crisis, deja ganadores y perdedores. Hasta ahora, el sector informático fue uno de los grandes beneficiados.
La posición de la prensa es que tanto Google como Facebook utilizan el trabajo de los creadores de contenido sin devolver remuneración alguna y, además, acaparando cada vez más el mercado publicitario, antes concentrado por los medios masivos. Vale aclarar que el modelo publicitario de las plataformas digitales se construye sobre la venta de nuestros datos privados y todo rastro web que el algoritmo detecte como potencial información para predecir nuestro comportamiento futuro.
Google y Facebook, en tanto, alegan que gracias a sus sistemas han multiplicado la cifra de lectores de los medios de comunicación y su alcance en la sociedad. Facebook, particularmente, intenta despegarse y argumenta que son los sitios de noticias los que reproducen la información en su plataforma y no al revés; Alphabet -casa matriz de Google- busca un acuerdo comercial con los medios a nivel global a tono con su estrategia empresarial. Su caballo de troya: Google News Showcase.
No / son lo mismo
Después de que el gobierno de Australia anunciara una propuesta de ley para que Google y Facebook paguen por utilizar el contenido que producen los medios australianos, Mark Zuckerberg anunció que las noticias de la prensa de ese país quedaban anuladas en la red social, también aquellas producidas por medios de afuera que quisieran ser visitadas desde Oceanía. Facebook asegura que el periodismo es una ventaja “mínima” dentro de su esquema de negocio, ya que sólo el 4% del contenido que ven sus usuarios proviene de sitios de noticias. La medida de restricción a la información fue interpretada, social y mediáticamente, como un hecho de censura de la red social, que decidió dejar sin efecto la medida y negociar antes que el parlamento australiano apruebe la ley.
La posición de Google es diferente, pero acorde a su estrategia de convertirse en el organizador de la información global, donde las noticias son un elemento central.
Ubicado en un punto donde busca evitar un precedente de pago por las noticias que aparecen en su buscador, Google cerró acuerdos de colaboración con medios en Australia y también en Francia, Reino Unido, Brasil, Argentina y varios países más, para que el contenido proporcionado por la prensa aparezca en su sección Showcase.
En Argentina, los medios que forman parte del acuerdo con Google son Infobae, Clarín, La Nación, La Gaceta, El Cronista, Ámbito Financiero, El Economista, El Liberal, El Litoral, El Popular, Grupo América, Grupo Crónica, Grupo Indalo, Grupo Octubre y otros tantos que se pueden consultar acá. En la presentación oficial, Google asegura que “Showcase pone un especial foco en los principales medios regionales e independientes, y en el papel que este tipo de medios locales juegan en la vida cotidiana de los argentinos”, además de convertirse en una herramienta para “combatir la desinformación”.
Alcanza con un breve repaso de los medios incluidos y de las palabras de Google para poner en discusión algunos conceptos que aparecen en el acuerdo. “Es preocupante que Google decida quién provee información confiable, quién es un productor de contenidos independiente. Google tiene el poder de veto, de silenciar, privilegiar y monopolizar voces. Si a eso le sumamos el poder de determinar quién es independiente y quién no, y eso está anclado en acuerdos comerciales, el peligro es mucho mayor”, dice Sebastián Lacunza, periodista, ex director del “Buenos Aires Herald” y autor del libro Pensar el periodismo. Consultado para esta nota, Lacunza considera que “aquel que le paga o es pagado por Google tiene privilegios en la difusión de contenidos. Eso es grave y debe ser regulado por los Estados”.
Convertidos en guardianes del acceso a Internet, Google y Facebook son las principales fuentes de audiencia de gran parte de los medios y concentran hasta el 70% de la publicidad digital. Es necesario contemplar las nuevas formas de consumo y distribución de la información, mediada por canales nuevos o, hasta hace poco, inexistentes, y que concentran volúmenes exorbitantes de público, para pensar con responsabilidad social una regulación que proteja el derecho a la información ciudadana.
“Esto no quiere decir que el Estado se transforme en seleccionador de qué se publica y qué no, sino que tiene que mediar para impedir que las corporaciones hagan primar sus intereses por encima de los de la sociedad”, considera el ex director del Buenos Aires Herald.
La nómina de medios incluidos en el acuerdo de Google no parece combatir la desinformación, puesto que incluye a difusores activos de información falsa, pero el argumento que utiliza la plataforma para pelear contra las denominadas fake news es que la selección del contenido que se muestra es elegida y curada por el propio medio, y, de esta forma, evitar “premiar contenidos o sitios de bajo calibre”, según el director digital de un importante medio nacional que forma parte de Showcase. ¿Cuál es el criterio para establecer que un sitio es de “bajo calibre”? ¿Influye en la consideración si ese medio destina grandes cantidades de recursos para publicidad en Google o no? Visto desde otro lugar, puede implicar una censura o invisibilización de las voces que construyen una forma diferente de hacer y pensar el periodismo, pero que están insertas en las mismas problemáticas: falta de recursos, precarización laboral y víctimas de la concentración de la publicidad.
“Google decide asociarse con las empresas productoras que más influyen en la opinión pública, porque tienen capital simbólico y pertenecen a conglomerados. Ahí hay una canalización de los recursos publicitarios a los medios que le inspiran confianza a Google”, agrega Lacunza, que también considera que aporta poco a la sustentabilidad de los medios, más si se tienen en cuenta las ganancias de las empresas informáticas.
Daniel Kretinsky, dueño del diario francés Libération, aseguró que el acuerdo con los medios franceses es por 30 millones de euros anuales, repartidos desigualmente, cuando la facturación de Alphabet en ese país es por 2 mil millones. De todas formas, no deja de ser transferencia de recursos entre sectores dominantes.
“Hay países europeos que están avanzando en la regulación (de las plataformas digitales), tanto en su capacidad monopólica comercial como en el monopolio del navegador o los criterios de qué publicar y qué no a través de los algoritmos. Hay antecedentes de connivencia de Google y Facebook con Estados y corporaciones. El más emblemático es el de Cambridge Analytica, que básicamente fue la venta de datos personales de los usuarios de Facebook con fines comerciales y políticos. Se termina comercializando la vida de todos, la vida cultural, la vida política”, dice Lacunza para finalizar el diálogo virtual que tuvimos a través de una app de Facebook.