Ciudadanas y ciudadanos:
Como todos saben, el mundo ha sido sorprendido y azotado por un virus ingobernable que día tras día nos muestra una cara disímil y más aterradora. Mata. Y al que no mata, lo enferma feo. Al galope y a los tropezones los países más ricos se pusieron a tratar de inventar algún tipo de vacuna que pudiera ahogar al virus. No porque pensaran en el bienestar de los países y sus sociedades. No. Porque cayeron en la cuenta de que el virus podía dejar sin mano de obra a cientos de miles de empresas que cada día no hacen más que ignorar el bienestar de las sociedades, o sea, de las personas. Si todos mueren, ¿quiénes van a producir y fabricar y, por lo tanto, quiénes van a consumir? El resto, carece de importancia. Es el resto.
Nadie sabe con certeza cuándo y cómo afloró este virus maldito. Menos aún qué le dio vida. Peste indescifrable. Nadie tiene la menor idea de qué se trata, razón por la cual, claro, cómo combatirlo. Ni los científicos más prestigiosos del mundo y ni hablar de nosotros, los que gobernamos los países.
Ciudadanas y ciudadanos del mundo, pues, a tomar todos los recaudos posibles, a soportar la malaria y hacer a un lado la queja continua y las puteadas al viento.
Saludos, suerte, y a cruzar los dedos.
Gracias.