Redacción Canal Abierto | Un pacto de despedida a partir de la separación de dos amigas cuya distancia pasa de estar mediada por la cordillera de los Andes al Océano Pacífico. Ese es el punto de partida de Canciones Paulatinas flamante disco solista de la pianista (y ahora cantante) Elbi Olalla, reconocida por su recorrido al frente de Altertango y sus colaboraciones con artistas como Alejandro Guyot.
En 2019 la pianista mendocina decidió rumbear para Barcelona con retornos intermitentes para sostener la actividad de Altertango, combo al que dio forma a principios de siglo y con quienes lleva grabados siete discos. Antes de partir le dejó de regalo un cuaderno pentagramado a su amiga la artista plástica Mentepaulatina, residente en Valparaíso, Chile. Allí nació un compromiso: esas hojas serían dibujadas con obras a partir de las cuales Elbi compondría música.
Siete son los tracks que componen el disco ejecutado solo por Olalla, quien además de su labor como pianista decidió incursionar en el plano de su voz. «En realidad lo que cuentan las letras es algo muy simple y sencillo, muy personal y no tenía tampoco ganas de que fuera algo muy grandilocuente en términos de performance vocalistica. Y los y las cantantes buenos con quienes toco todo el tiempo hacen galas de sus artes como performers y está bien que sea así. Y yo no tenía ganas de que pasara eso, sino que fuera algo muy simple y sencillo. No sentía que pudiera ni tuviera que ser de otra manera», explica en diálogo con Canal Abierto.
La pianista define las canciones que componen este trabajo como «muy sencillas y cortas. Van al hueso y tienen que ver con lo que a mí me estaba pasando en ese momento. Es lo que me salía cuando veía los dibujos e iba directo al piano. Reflejaba lo que yo sentía en ese momento que era de mucho reset y cuestionarme algunas formas y empezar con otras. Tenía mucha incertidumbre, pero también muchas esperanzas. Es una sensación que entendí que servía para las canciones».
Y agrega que «no eran canciones para Altertango ni para nadie. Tampoco tenía la premisa de cantarlas yo ni nada. Cuando empezó la idea de hacer algo la primera idea fue llamar a distintos cantantes para que pusieran su voz a las canciones. Pero son tan personales que sentí que era como hacer un desfile de modas con ropa que es tuyo. Es algo muy íntimo que se me complicaba transmitir a otres músiques. Por otro lado, quería tener una cierta libertad de manipular el material. Y yo soy muy respetuosa que os y las cantantes».
Una decisión estética que Olalla tomó fue que, a pesar de ser canciones, el protagonismo lo tuviera el piano y no la voz. A una primera escucha el disco parece ser un registro casero, pero la música se encarga de aclarar que «de casero no tienen nada, está grabado en un super estudio. Lo que quizá te dé la sensación de casero es que lo que más se escucha es el piano. Salvo en un concierto de música clásica y por más que tengas un super Steinway, el piano siempre se escucha atrás. Y eso es algo lo acepto e incorporo, pero como pianista siempre me molestó un montón. Así que como es mi disco con mis canciones lo voy a cantar yo, aunque no cante bien y voy a poner la voz bien baja para que se escuche bien el piano. Ya la verdad es que me gusta. Esa cosa que se percibe medio lo fi no es que sea lo fi, sino que la voz está atrás».
En cuanto a su rol como compositora, Olalla plantea que la diferencia que tuvieron las canciones de este disco con las que hizo a lo largo de su carrera es que por primera vez no tuvo que pensar en función de otros intérpretes. «Lo que me pasa como compositora es que siempre hago las cosas para alguien. Para Altertango, para las letras de Alejandro Guyot de otro, para la Peña Tanguera o para que la cante otro. Yo tengo ya pensado quien lo va a cantar. Los tangos que tengo compuesto me llevaron mucho tiempo hacerlos porque soy muy minuciosa. Y en este caso era algo bien distinto. Era una pequeña explosioncilla de eso que salió».
Y explica que «no soy una compositora ultra prolífica, no tengo el hábito cotidiano de la composición. Cuando empezamos a componer con Altertango fue como una imposición. Ya habíamos hecho discos de tangos clásicos, temas de rock, temas de otros géneros adaptados al tango ahora hay que componer. Y ahí me puse como con pico y pala a trabajar. Cuanto más pasa el tiempo y una estudia y va creciendo se van sumando herramientas que pueden ir al servicio de la inspiración. No es que te sentás bajo un árbol esperando que caiga un rayo… Una se puede sentar y decir quiero hacer una composición. Entonces voy a tachar una letra y voy a ver si rima con esto y voy a corregir y darle vueltas y hacer muchas cosas. A veces te salen cosas de un tirón como estas Canciones paulatinas. Después está Conspiración un tema de Altertango con música y letras mías, que lo grabó mucha gente. Me llevó mucho tiempo terminar de pulirlo y de trabajar la parte poética, trabajar la parte armónica y la parte melódica me llevó un rato largo».
También refiere que la idea de que la música necesariamente tuviera letra «no estuvo desde el comienzo. Pero se ve que en ese momento tenía una gran necesidad de decir cosas. ¿Viste cuando una está como cargada de sentimientos y de cuestiones que es como que verbaliza? Yo no soy una persona muy aislada de la palabra. No soy charlatana, pero me gusta hablar y encontrarles palabras a los sentimientos. Soy muy psicolanalítica en eso. En ese momento, componer cosas solamente musicales se me ocurrían cosas para decir sobre eso. En algunos temas más y en otros menos».
«En Paraguas escocés no digo nada, por ejemplo. Lo que me gusta ahí es el riff de piano. La letra es de un día de lluvia y yo tenía el típico paraguas escocés que hay en todas las casas y me sorprendía que en Barcelona que llueve muchos días seguidos viniendo yo de un lugar tan seco como es Mendoza. Ya me pasaba en Buenos Aires, no podía creer que pudiera caer tanta agua del cielo. Pero todo lo demás pasa por ese juego con el piano», añade.
Si bien no lo descarta de manera tajante y más allá de las imposibilidades que reinan en este momento, Olalla no imagina que el disco sea motor de presentaciones en vivo. «La verdad es que no me planteo mucho el tema del vivo. Creo que el proceso se terminó. O terminaría haciendo el libro en algún momento, si es que tuviera algún tipo de sentido. No sé muy bien como es el consumo de libros hoy. A lo mejor podríamos hacer un ebook o un PDF. Pero la verdad es que no me planteo eso en este momento», concluye.