Redacción Canal Abierto | Dos íconos del rock nacional surgidos en La Plata vuelven a ser noticia a partir de las reediciones de sendos libros que recorren sus historias. Se trata de Fuimos reyes, en el que Mariano del Mazo y Pablo Perantuono abordaron la historia de Patricio Rey y sus redonditos de Ricota y Virus. Una generaciónde Daniel Riera y Fernando Sánchez sobre la banda liderada por los hermanos Moura.
El libro de Riera-Sánchez vio su primera edición en 1995, mientras que el de Del Mazo-Perantuono lo hizo 20 años después. Los dos libros se encontraban descatalogados. En ambos casos, las bandas biografiadas ya no estaban en actividad al momento de su primera publicación y las duplas de autores hicieron una tarea exhaustiva de investigación tanto con entrevistas a protagonistas y allegados como en relevo de fuentes periodísticas.
La bestia pop
Estas reediciones no se limitan a simples reimpresiones, sino que fueron revisitados por los autores para introducir algunos cambios y actualizaciones. En el caso de Virus, Fernando Sánchez contó «el libro es básicamente el mismo que publicamos en el 95. Hay algunos cambios que tienen que ver sobre todo en cómo está escrito. No no gustaban como estaban escritas originalmente algunas cosas, hemos crecido como periodistas y como escritores y queríamos cambiar algunas cosas. No muchas afortunadamente, nos gustó bastante el libro después de haberlo visto muchos años después».
“Lo que nos jodía mucho es una cosa que tenía que ver con el estilo indirecto que escribíamos que no sé por qué lo hicimos así. Eso lo sometimos a la revisión de un corrector amigo que no sé por qué no lo corrigió. Cuando lo leí me pareció un laburo muy bien hecho. Salvando ese tipo de correcciones que tiene que ver con la forma, había un tronco que estaba muy bueno y valía la pena rescatarlo”, agrega el autor.
Y explica que “otra cosa que hicimos fue agregar algunos datos que no conocíamos o que fueron apareciendo en los últimos años y entonces no estaban disponibles. Por ejemplo, unos demos de Federico que no sabían existían o testimonios periodísticos que aparecieron mercede a internet y los incorporamos como datos que en su momento no estaban”.
Sobre la investigación realizada junto a Daniel Riera, recordó que hablaron «todo el mundo: con el papá y la mamá de los Moura, con los Moura, con los integrantes de la banda; entrevistamos a los managers, a los productores, en aquel momento también entrevistamos a Gustavo Cerati, a muchos amigos de Federico que no formaban parte de la banda, pero si era parte del entorno; a Roberto Jacoby, que fue uno de los letristas más importantes de la banda. La carpeta de desgrabaciones que guardé durante 25 años es una caja enorme con desgrabaciones escritas a máquina”. Algunos de estos testimonios están transcriptos en primera en primera persona y otros fueron usados como material periodístico para la narración.
“De toda esa historia no nos interesaba tanto la música de la cual yo me hice fan después de hacer el libro, sino más bien la historia: la de Federico, la de Jorge el hermano desaparecido y lo que había representado el rock y la militancia política que como había dicho Gabriela Borgna en un obituario que escribió en Página 12 cuando murió Federico que era una generación que parecía condenada a no morir de vieja. Ese obituario nos resultó muy inspirador para hacer el libro”, apunta.
Este trabajo es el primero sobre la banda de los Moura y no tuvo muchos sucesores más. Cabe rescatar el libro de anécdotas de Marcelo Moura que, si bien tiene la ventaja de estar escrito en primera persona, no es una propuesta tan abarcativa como la de Sánchez y Riera. Al momento de aparición de su trabajo, la banda no gozaba de la consideración que adquirió con los años.
Al respecto, Sánchez señala que “en aquel momento Virus estaba menos considerada como una banda fundacional del rock argentino. Había otras bandas e historias que tenían más bronce y Virus no tenía todo ese reconocimiento. Era también una época en la que se había puesto un poco de moda el revisionismo del rock argentino. Fue el momento de Tango Feroz. Lo que pasó fue que después del rock barrial que se puso de moda a fines de los 90s apareció una generación de grupos de música dentro del rock argentino que reivindicaron el pop menos callejero o chabón la banda prototípica de eso fue Miranda”.
«Hubo una reivindicación de las canciones cortas, del rock bailable del glamour. Fue una reivindicación medio a contramano de lo que era la época medio salvaje de fines de los 90s y principios del 2000. Es una cosa medio maníaca si se la piensa en términos totales, porque fue una época de mierda esa: 2001 fue el año de la debacle total, pero se puso de moda Leo García. Creo que ahí hubo una primer reivindicación de Virus y esta idea de música para bailar”, agrega.
Sánchez considera que “también hubo una reivindicación un poco frívola del Virus bailable como si hubiera sido solamente eso, cuando Virus tenía algo más. había un trasfondo político e ideológico que no se si tenían todas las bandas con las que se vinculaba a Virus en la década del 80. Se los metía a la movida divertida del rock junto a Los Twist Viuda e Hijas o Los Helicópteros. Me parece que Virus tenía una densidad extra que el resto no las tenía. Eso también fue algo que nos movió a hacer la biografía”.
Según su interpretación esto ocurrió porque “en aquellos momentos desde la prensa había una idea del deber ser del rock que tenía que ver con ciertas militancias. En los comienzos de los 80s los periodistas de rock eran rockeros que escribían. Más que periodistas, eran tipos que militaban el rock, pero en vez de una guitarra tenían una máquina de escribir. Formaban parte de ese colectivo que buscaba hacerse un lugar en la cultura del momento. Tenían un canon de lo que debía ser y Virus no entraba ahí: eran canciones de 2 minutos, rápidas, se vestían de colores hacían canciones para bailar y eso no estaba bien visto. Estaba bien visto el jazz rock, el hippismo o la canción folk”.
Federico Moura falleció el 21 de diciembre de 1988 víctima de HIV. Junto con la de Miguel Abuelo, ocurrida en marzo de ese año, fueron las primeros muertes de personajes con exposición que mostraron que esa enfermedad no era exclusiva del primer mundo. Sobre el abordaje del tema en el momento de las entrevistas, Sánchez recuerda que «todavía no era un tema del cual se hablara con naturalidad. De hecho, era un tema difícil en su propia familia. No existían los tratamientos que existen ahora, no se sabía que alguien con SIDA con un tratamiento podía vivir una vida más o menos normal. Ya no se hablaba de la peste rosa, pero todavía quedaban muchos prejuicios en relación a eso. Lo que nosotros nos propusimos fue hablarlo con naturalidad. Contar la historia sin abrir juicios de valor ni opiniones que no tuvieran que ver con lo artístico ni subrayar algo que la banda no había decidido subrayar de manera literal. Lo mismos para las cuestiones de sexualidad o ambigüedad. Era algo que ni era explícito ni estaba censurado”.
El rock en mi forma de ser
En el caso de Fuimos reyes no pasó tanto tiempo desde su primera edición. Pero la fidelidad de los fans de la banda hizo que se agotara constantemente, hasta quedar descatalogado. La nueva edición, también corregida y aumentada, cuenta con un prólogo de Mariana Enríquez, a quien Mariano del Mazo no duda en calificar como «la mejor exponente de la literatura argentina actual. Es un relato salvaje, muy preciso. Ella reflejó muy bien ese momento en el cual todavía no se habían alejado definitivamente de la Plata. Había una especie de tensión, estaban a punto de empezar con los ciclos de Obras, era muy violenta todavía la situación”.
«Nos propusimos poner este libro en 2021. Pero hablando de los Redondos, no de las respectivas carreras solitas. También fue poner nuevamente en circulación un libro que estaba descatalogado y que la gente que no pudo comprarlo en su momento lo pueda tener y además está ese prólogo gigante de Mariana”, explica el periodista sobre la reedición.
El libro fue estructurado en dos grandes bloques: una primera etapa que se inicia en la Plata en los años 60 y encuentra al Indio Solari, Skay Beilinson y la Negra Poli en etapa de formación y concluye con esos primeros shows masivos. La segunda parte toma la explosión de convocatoria hasta el final de la banda en 2001.
«Mariana dice algo muy interesante que es que cada uno tiene el Patricio Rey que le tocó vivir. El de ella es el de la época de fines de los 80s. El mío es un poco previo: el de Esquina del Sol, Gracias Nena o Palladium. El de Perantuono es posterior, es el de los 90s. Al igual que Mariana, yo a Racing y a River ya fui como periodista. Ahí cambia la historia y la óptica del simple rockero joven que está entrando en esa época tan hermosa que tiene la vida que es la independencia de los padres conocer nueva gente, encontrar nuevos libros a ya ser periodista profesional y te lleva un taxi, vas con un fotógrafo e ir pensando en lo que ves para escribir”, dice Del Mazo.
El autor plantea que «escudriñando la banda uno puede leer los vaivenes políticos de nuestro país, incluso desde las canciones. El A brillar mi amor que puede ser una frase que describe la primavera alfonsinista, el lujo es vulgaridad que puede titular el largo periodo menemista y el no da más la murga de los renegados que con la Alianza se empezaba a resquebrajar todo el sistema político de modo tan trágico”.
Del Mazo plantea que «el libro no pierde actualidad porque la historia es hermosa. El final fue triste, pero fueron muchos años de compartir y de compartir rock en situaciones muy hostiles como fue la década del 90 donde era complicado elegir el lugar en el que tocar, negociar con la policía, con las barras bravas, pero también negociar con el establishment del rock que no veía con buenos ojos la independencia de los Redonditos porque era una especie de pelo en la leche para todo lo que fue el negocio del rock en la década del 90”.
A diferencia del libro de Sánchez y Riera, Fuimos reyes dista de ser algo exclusivo. La banda liderada por Solari y Beilinson es la que cuenta con más bibliografía en torno a su obra y su historia. «Es interesante como una banda puede despertar lecturas tan diferente. Hay libros que hablan sobre la poética, sobre la relación sobre los medios, sobre la música o análisis políticos. Y ellos siguen estando vigentes porque la gente los escucha. El Indio mantuvo esa masividad y cierta mística y Skay en su escala también refleja una parte muy importante de los Redonditos”.
Entre la primera edición y la actual, hubo un suceso que no podía pasar inadvertido: la aparición de Recuerdos que mienten un poco, el libro de diálogos del indio Solari con el periodista Marcelo Figueras. «Cuando el Indio anunció que sacaba el libro estaba ansioso. Lo leí y no sólo no refutó prácticamente nada de lo que pusimos, sino que hay preguntas que se le hacen en base a información sacada del libro. Por ejemplo, el hecho de que fueron a verlos Pappo y Spinetta y ellos no los recibieron nos lo contó Gustavo Gauvry a mí y a Pablo”, apunta el periodista. Si bien afirma haber tomado el libro para algún aspecto en la nueva escritura, no tuvo un peso gravitante ya que «el libro del Indio es un panegírico suyo, mientras que nuestro libro es una mirada desde afuera basado en testimonios y análisis«.
Si bien no se prestaron a hablar especialmente para el libro, los testimonios del trio conformado por Solari, Beilinson y Poli aparecen a través de entrevistas realizadas en otras ocasiones, con Patricio Rey en vida. «El Indio es un excelente entrevistado, él te da vía libre para hablar y no te pone ni límite de tiempo, así que podés estar horas hablando. Es alguien a quien le tirás una pelota y te devuelve un diamante. Yo he terminado llorando escuchándolo a él en la casa de Poli. Ella ponía empanadas en la mesa, abría un whisky o un fernet escuchábamos el disco nuevo y después nos poníamos a hablar de la vida”, recuerda Del Mazo.
En agosto se cumplirán 20 años de la última vez que Patricio Rey fue avistado. Dicen que en Córdoba. En el Estadio Chateau Carreras, para más precisiones. Tras un año de silencio, Skay Beillinson daba a conocer A través del mar de los sargazos, la piedra fundacional de una carrera solista que ya tiene 7 vástagos. Dos años después hacía lo propio el Indio Solari con El tesoro de los inocentes (bingo fuel). Años después, una controversia en torno a la propiedad de los registros en video de los recitales sellaría toda esperanza de resurrección de la banda.
«El chismorroteo fue bastante posterior a la separación. Yo tengo una muy buena relación con Skay y fui a cubrir su primera presentación en Mar del Plata. Tiempo después me lo encontré en un bar que solíamos frecuentar y nos quedamos charlando. Ahí me contó que era un parate que podía durar uno, dos o diez años. Ahí me habló de un `año sabático´ que resultó una vida sabática. Claramente estaban en otras historias y ya estaban para bifurcarse”, concluye del Mazo.