Por Melissa Zenobi | Lo que empezó con una teoría conspirativa de las y los millones de admiradores de Britney Spears que estaban preocupados ante algunas señales de alerta que ella emitía, poco a poco comienza a salir a la luz y va apareciendo nueva información que no hace más que ratificar las sospechas.
Hace una semana la reina del pop celebró en sus redes sociales que la justicia estadounidense le permitió elegir su propio abogado para seguir la disputa que mantiene por la tutela que su padre, Jamie Spears, tiene sobre ella hace 13 años.
Fue así que este domingo la artista se pronunció al respecto ante sus más de 32 millones de seguidores, y por primera vez utilizó el hashtag #FreeBritney, creado en 2009 por el movimiento de fans que se propuso visibilizar los padecimientos de la joven. En su cuenta de Instagram expresó su enojo ante una justicia que le niega la capacidad de decidir sobre su vida, su cuerpo, su maternidad y su carrera. Anunció que no volverá a actuar en ningún escenario “con mi papá manejando lo que uso, digo, hago o pienso”, y denunció que así fue como funcionó durante los últimos 13 años.
“No voy a maquillarme y subir el escenario de nuevo y no ser capaz de hacer el trato real con remixes de mis canciones durante años y rogar por poner mi nueva música en mi programa para MIS fans, así que renuncio”, se descargó la cantante: “¡Mi supuesto sistema de apoyo me lastimó profundamente! Esta tutela mató mis sueños. Así que todo lo que tengo es esperanza y la esperanza es la única cosa en este mundo que es muy difícil de matar”.
Del mismo modo, repudió la imagen que muestra de ella el documental de investigación producido por el New York Times, Framing Britney Spears, que en febrero de este año visibilizó masivamente lo que estaba pasando dando mayor impulso al movimiento: “No me gustó la forma en que los documentales sacan a relucir momentos humillantes del pasado. Estoy mucho más allá de todo eso desde hace mucho tiempo”.
Salud mental y derechos
El caso de Britney Spears permite pensar en todas las personas anónimas que se encuentran vulneradas en sus derechos en materia de salud mental. La doctora especialista en medicina familiar, Daiana Dickson (MN 178.194), explica que “a Britney se le denegaron muchos derechos que por ser humanos, son universales, tales como la posibilidad de tomar sus propias decisiones sobre su cuerpo y su vida”.
Desde el año 2010, en Argentina rige la Ley 26.657 (Ley Nacional de Salud Mental), que asegura el derecho a la protección de la salud mental de todas las personas, y el “pleno goce de los derechos humanos de aquellas con padecimiento mental que se encuentran en el territorio nacional, reconocidos en los instrumentos internacionales de derechos humanos”. Este marco legal contiene “los Principios de Naciones Unidas para la Protección de los Enfermos Mentales y para el Mejoramiento de la Atención de Salud Mental”.
“Otro punto que no es menor es que no pueda decidir sobre si quiere tener mas hijes y que método anticonceptivo utilizar”, manifiesta la médica. En esta misma línea, y también teniendo en cuenta la Ley 26.657 que está vigente en nuestro país: “las y los pacientes deben ser compensados correspondientemente por el trabajo realizado, por ejemplo, en el caso de Britney es el padre quien recibe el dinero por sus shows, y a ella solo le da porcentajes mínimos”.
En relación al tratamiento, Dickson –quien se desempeñó durante años como responsable del área médica del Hospital José Ingenieros, especializado en salud mental-, explica que es ella quien tiene el derecho a decidir si realizar o no el tratamiento con litio: “porque no corre peligro ni su vida, ni la de terceros”.
Finalmente la especialista insiste en que un tratamiento de salud mental con perspectiva de derechos debe aspirar a que las persona tratada vaya adquiriendo distintos niveles de autonomía, y no solamente mantenerla sedada: “hace muchísimos años que en nuestro país no utilizamos esa clase de tratamientos, propios de otro tiempo”.
Tutela patriarcal y millonaria
Tutela patriarcal y millonaria
James Parnell Spears maneja las finanzas de su hija desde 2008 junto a una firma de gestión de patrimonios, Bessemer Trust. Además de sus pertenencias, controlan muchos otros aspectos privados de su vida: su carrera artística, sus movimientos, su medicación y hasta su deseo de ser madre.
Spears padre consiguió la tutela legal de su hija tras colapsos nerviosos que había sufrido Britney ante el asedio de los paparazzis que por esos días no la dejaban sola en ningún momento, siguiéndola tanto en su vida pública como privada. La prensa mundial indicó en ese entonces que los informes médicos “dicen que trató de suicidarse y que tuvo que ser trasladada a un hospital psiquiátrico”. Lo cierto es que a partir de ese momento, la joven perdió la custodia de sus hijos con Kevin Federline y fue sometida a un tratamiento. La tutela se estableció unos días después de eso, y fue su padre quien pasó a ser el responsable detrás de todas sus decisiones.
Una rápida y llamativa recuperación la llevó a retomar su carrera rápidamente, pero no ocurrió lo mismo con los otros aspectos de su vida personal, y pese a que su evidente mejoría, la justicia renovó la custodia legal en varias oportunidades.
En una audiencia realizada el 23 de junio pasado, la cantante del popular hit «Baby One More Time» declaró telefónicamente. Según trascendió, dijo que estaba traumatizada y que lloraba todos los días: «Merezco tener una vida». En esta intervención que duró 23 minutos, Britney dijo que fue obligada a actuar en contra de su voluntad y que le negaron el derecho a tener más hijos, impidiendo que le retiraran un dispositivo intrauterino anticonceptivo (DIU) para poder quedar embarazada. La cantante también dijo que le recetaron el fármaco psiquiátrico litio en contra de sus deseos, y que quería casarse con su novio y tener otro bebé, pero la tutela no se lo permitió.