Por Revista Cítrica | Nino Largueri tenía 23 años cuando la Policía correntina lo detuvo en la casa de un amigo. Estuvo 15 días desaparecido y luego su cuerpo sin vida fue visto flotando sobre el río Miriñay. El hecho ocurrió en agosto de 2015, en la localidad de Monte Caseros, una ciudad de la provincia de Corrientes, de 40 mil habitantes. Está en el sudeste de la provincia y limita con Brasil y Uruguay.
“Nino está siempre presente. Era un ser humano lleno de sueños, lleno de vida, al cual le han arrebatado todo”, dijo Anahí Andrade, hermana de Sebastián Nino Largueri. A la fecha, las circunstancias de su muerte siguen siendo una incógnita, aunque los testigos y la familia de Nino señalan como responsable a la Policía correntina. La Justicia solo investigó un posible caso de “abandono de persona”, en un proceso plagado de irregularidades que luego fue declarado nulo.
El fotoperiodista Mauricio Centurión aseguró que “a Nino se lo llevó la policía”. “Lo mismo que le pasó a mi amigo es algo que sucede cada 40 horas, según los registros de Correpi, y siempre los responsables son las fuerzas policiales. Las víctimas son pibes de barrios, que se negaron a laburar para la cana, o que laburó y ya no quiso laburar más, y por eso la reprimenda. Es algo sistemático de la policía, reprimiendo, violentando, y asesinando a los pibes”.
“Cuando hacés la reconstrucción de lo que pasó con Nino, de hablar con los testigos, es muy evidente quién fue el culpable de esa muerte y cómo fue todo ese proceso. A partir del documental realizado le sirvió a Anahí para la lucha y al pueblo de Monte Caseros para darse cuenta de lo que pasó. Se trató de alumbrar lo difuso que estaba esta historia. Y pareciera que si no hay alguien que reconstruya todo, a la par de la lucha de su hermana, queda olvidado, como tantos otros casos en tantos barrios, y en tantos lugares”, reflexionó.
Alejandro Andrade, hermano de Nino, contó: “Yo le admiré siempre su valentía. Como hermano mayor de él yo no tenía esa valentía para encarar la vida como la encaraba él”. “Ya nos venía comentando que tenía problemas con la policía. Recibía amenazas constantes de que lo iban a eliminar, cosa que al final pasó. Él, dentro de su rebeldía, se reía porque no quería creer qué le iba a pasar eso”, señaló.
Por su parte, Eduardo Andrade, otro de los hermanos de Nino, cuenta que siempre “le ponía a todo mucha pasión, le gustaba mucho el boxeo, entrenarse, llegó a tener un par de peleas, no fue constante en la disciplina pero vivía el boxeo como vivió la vida, de forma muy corajuda y valiente”.
Anahí señala que a fines de julio de 2015, en una conversación que tuvo con Nino, su hermano le dijo: “’Me vengo a despedir, yo me voy a Buenos Aires porque la policía me quiere matar. Te traje tres caramelos, uno para Joaquín, para Lucas, y para Jeremías. Y también tengo un juguete para Jeremías. ¿Puedo pasar a despedirme, les puedo dar un beso?’. Y yo le dije que sí, pero que ‘no quiero que te vayas, cómo te vas a ir, cómo vas a dejar tu casa, la policía no te va a matar’. Y él me dijo: ‘Abrazame y deseame suerte’, y esa fue la última vez que lo abracé”.
El secuestro y desaparición
“Yo salgo y me preguntan si Largueri se encontraba en el domicilio. Yo les dije que sí y lo llamo a Nino. Entonces los dos nos acercamos al portón. Él quería prender un cigarrillo, pero no tenía encendedor, y uno de los policías le ofrece uno. Él se arrima un poco, y ahí lo arrebatan. Lo agarran dos policías y lo llevan al patrullero. Yo le pregunto a uno de los cuatro qué es lo que había pasado, y ellos me dicen que él había sacado un paquete de cigarrillos del casino. Yo no sabía por qué, no entendía nada en ese momento. Ahí les digo que no le vayan a hacer nada. Cuando lo sacan de acá, le pegan en las costillas, él se queja y se retuerce. Entra al patrullero en la parte de atrás, y por la ventanilla de adelante saca la mitad del cuerpo, y me empieza a gritar: ‘Ayudame, amigo, ayudame’. Hasta el día de hoy no me lo puedo sacar de la cabeza. En ese momento yo le digo a los policías: ‘¡No le vayan a hacer nada!’. ‘No, quedate tranquilo, él se va a quedar esta noche en la comisaría, mañana ya va a andar’. Entonces lo suben al patrullero, yo voy hasta el portón, y me quedo parado observando para dónde agarran ellos. Y no fueron en dirección a la comisaría”, relató el testigo protegido, amigo de Nino. Desde ese momento hasta la madrugada del 15 de agosto, nadie supo más nada de Nino.
Este domicilio estaba a dos cuadras de la comisaría local. A Nino se lo llevaron para el otro lado, fuera de la ciudad, por una ruta. Así lo relata Anahí. Se trata de la ruta provincial 25. De tierra. Se supone que la madrugada del 15 de agosto de 2015, 4 agentes secuestran al joven de la casa de un amigo. Luego, otro de los testigos, empleado en la citrícola Piloni -donde durante la madrugada aparece Nino-, el trabajador rural José Soto, contó que el joven llegó a ese predio todo maltrecho. “Estaba asustado, desorientado. Me dijo ‘me golpearon todo, la policía fue. Y me dijeron que la próxima me van a matar’. Yo le mostré el camino para volver al pueblo. Él se fue y yo me quedé mirándolo”, señaló.
Oficiales del Ejército a bordo de un Unimog fueron los últimos que vieron a Nino Largueri con vida, el 15 de agosto a la mañana. El 30 de agosto de 2015, 15 días después de haber desaparecido, el cuerpo del Nino apareció flotando en las aguas del río Miriñay a unos 15 kilómetros de Monte Caseros. Los 4 policías implicados se encuentran libres y hay denuncias de que continúan hostigando a familiares, amigos y otras personas que luchan por el esclarecimiento de la causa. Estos uniformados actualmente están siendo juzgados por privación ilegítima de la libertad y vejámenes agravados. Familiares denunciaron complicidad entre la policía y el poder judicial ante un homicidio que aún continúa impune. Actualmente, Anahí se encuentra esperando fecha para el juicio que imputa a los policias Cristian Íbalo, Walter García, Roberto Aguirre y Ramón Goín por vejámenes y desaparición forzada. El juez de Monte Caseros Eduardo Alegre, se negó a investigar a los acusados por homicidio, alegando que no había pruebas suficientes. Alegre ya absolvió a los acusados en primera instancia. El juicio fue declarado nulo y tiene que volver a instrucción, para que se investigue el homicidio. Los oficiales acusados siguen en funciones y tres de ellos fueron premiados con ascensos.
Fotos: Mauricio Centurión