Redacción Canal Abierto | Fernando Huanacuni Mamani fue ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia durante el tercer gobierno del presidente Evo Morales. Licenciado en Derecho de la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz, también se desempeñó de 2008 hasta el 2014 como Director de Ceremonial del Estado Plurinacional de Bolivia.
Tras el golpe y el regreso del MAS-IPSP al poder con la dupla Luis Arce – David Choquehuanca, el ex canciller acompaña a Morales en la iniciativa político social que denominaron Runasur, que reúne a movimientos sociales, sindicales y pueblos originarios de Sudamérica. En este contexto, tras la reunión de la mesa técnica del bloque en el Hotel Quagliaro de ATE, en la ciudad de Buenos Aires, Canal Abierto lo entrevistó en el marco de una visita a la CTA Autónoma.
Estás en Buenos Aires junto al ex presidente Evo Morales, con una agenda muy apretada, así que muy agradecidos por este tiempo. Dentro de la agenda han hecho una reunión de esta nueva herramienta de los pueblos, la Runasur. ¿Qué es la Runasur?
-La emergencia de los procesos revolucionarios y los procesos de cambio en el continente han generado instituciones también. Esas instituciones son la expresión del nuevo momento histórico porque recordemos que los momentos históricos desde los 50, 60, 70, la solución de la resistencia, de los procesos revolucionarios, fue la lucha armada, los ejércitos de liberación nacional. Pero en este momento, este tiempo histórico, la resolución es generar los procesos revolucionarios a través de las ideas y a través de nuevas instituciones. La convergencia de una generación importante que sucedió desde finales de los años 90 y principios del 2000 en adelante fue la coincidencia de personajes como Kirchner, Lula, Lugo, Chávez, Correa, Evo Morales que coincidieron una generación que transformó una voz regional y de ella, de los gobiernos, de los procesos revolucionarios se generaron nuevas instituciones: Celac y Unasur. Celac en el sentido de que necesitamos mecanismos que puedan expresar las palabras de los procesos revolucionarios en beneficio del pueblo y no de instituciones intergubernamentales que están en contra del pueblo como actualmente es el accionar de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Necesitamos voces regionales en las cuales se manifieste toda esa emergencia, que hoy está buscando nuevos equilibrios y expresiones de identidades, en ese sentido Unasur era la expresión de nuestra región pero la nueva arremetida de la derecha en la región y en el continente cesaron, paralizaron Unasur y la CELAC, pretendieron borrarlas.
Nuevamente la articulación y la conciencia de la lucha histórica de los pueblos empieza a recuperar los procesos revolucionarios a través de los procesos democráticos. Por lo tanto, en la experiencia que hemos tenido, ahora hay que fortalecer la Unasur y recuperar la Celac desde nuestros gobiernos.
Pero, bajo la experiencia política, sentimos que faltan mecanismos de integración que sean enlaces entre los pueblos y los gobiernos, que sean enlaces y articulación de algo trascendente que América Latina está olvidando: los pueblos indígenas. Porque la izquierda se había conformado con las ideas, que ciertamente son los fundamentos de lucha, pero sin resolver la deuda histórico colonial que es la herida profunda que América Latina pretende desconocer en México, en Guatemala, en Argentina, en Perú, en Chile. Entonces, estamos hablando de los pueblos indígenas, la raíz milenaria, si logramos articular la sabiduría ancestral de la cual son poseedores los pueblos indígenas, los movimientos indígenas, con la fuerza de la lucha de las organizaciones sociales de este tiempo: movimientos sindicales, estudiantes, populares, mujeres, intelectuales y otros, si logramos articular los procesos revolucionarios se van a profundizar. Es ahí donde surge Runasur. Runa en quechua significa “gente”. Runasur es el mecanismo de integración de los pueblos para los pueblos, es decir fuera de los gobiernos, pero que puede también articular con los procesos revolucionarios y los gobiernos de izquierda. En eso, Runasur ya está dando pasos importantes: hemos tenido la propuesta en San Benito, en Cochabamba, en el año 2020 –donde se reunieron delegaciones de toda Latinoamérica–, en la cual se dio un mandato de crear, generar Runasur y en abril del año 2021 tuvimos la primer reunión presencial de la Comisión Técnica en la que participan Venezuela, Ecuador, Argentina y Bolivia y presentamos los primeros documentos en los que se aprueban primero los lineamientos políticos, los principios constitutivos y la estructuración de la parte orgánica. Ahora, nos hemos reunido en Buenos Aires el 3 de noviembre y sacamos la segunda declaración de Buenos Aires en la que se suman delegaciones de Uruguay, Colombia y Chile que se incorporan al trabajo efectivo de la agenda Runasur en la región. Estamos dando pasos importantes y en esta declaración de Buenos Aires hemos sacado una convocatoria importantes para una segunda reunión de América Plurinacional en Cuzco Perú.
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Quienes tuvimos la oportunidad, en 2006, de asistir a la unción de Evo Morales en Tiahuanaco, en esa tierra ancestral, aprendimos esta nueva terminología, la de la plurinacionalidad. Bolivia avanzó muy fuertemente con ese liderazgo enterrando el Estado colonial y dando paso a un Estado plurinacional y hoy esa plurinacionalidad fue tomada por otros pueblos en América Latina incorporando esta idea tan importante. Incluso observamos, por ejemplo, que Podemos en España habla de la España plurinacional, en el Kurdistán, antes que la independencia de ese pueblo hablan de la importancia también de construir la plurinacionalidad. ¿Qué implica justamente la pluralinacionalidad? Bolivia en su Constitución reconoce las 36 nacionalidades, es un concepto un fuerte que remite a la Patria Grande que soñaron los Libertadores.
-Si nosotros analizamos esta realidad colonial, la realidad occidental, moderna, que es la que hoy día es la hegemónica, se ha erigido a través de un monocultivo mental. Ese monocultivo mental es un proceso de homogeneización, es decir, imponer una forma de pensar, imponer una forma de visión y de lógica de relacionamiento, cuando el mundo es diverso. Justamente la imposición del proceso homogenizador es un proceso antinatura, porque el proceso natural de la vida es la diversidad de las formas de existencia, la diversidad de identidades culturales, la diversidad de la lógica y la forma de resolución del relacionamiento de la vida, por lo tanto, esa es la riqueza grande del mundo. El continente de Abya Yala, hoy llamado América, por naturaleza es diverso. Vivimos aquí desde hace miles de años naciones indígena-originarias, lo mismo en Europa, lo mismo en África, lo mismo en Asia, por lo tanto el proceso del Estado Nación no se adecua a la realidad. Hemos tratado de forzar el mapa al territorio, cuando el mapa debe describir el territorio y el territorio es plurinacional. Por lo tanto, esta lógica de relacionamiento comunitario es la que va a resolver definitivamente, no solamente en beneficio de los seres humanos porque el ser humano es una parte más de la vida. Aquí en lo plurinacional está la Madre Tierra, la Pachamama. La Pachamama es el espacio donde se articulan varias formas de existencia, entre ellas el ser humano, y por lo tanto, cuidar la matriz de la vida es cuidar la Pachamama. El capitalismo está destrozando la Pachamama, la matriz de la vida y se hace inviable todo lo que se está construyendo. No se puede producir destruyendo, hay que cuidar la matriz y el equilibrio de la vida que es la Pachamama.
Usted es un investigador aymara de la cosmovisión ancestral, un filosofo, un estudioso. Usted explica el término suma qamaña que significa vivir bien y que no quiere decir vivir mejor, sino vivir en la Pachamama. Incluso cuestiona el término desarrollo, ¿puede contarnos esta forma de entender la humanidad?
-El ser humano no solamente está preparado para el vivir mejor, hay algo mucho más allá, que los pueblos indígenas han guardado en su sabiduría, que llamamos suma qamaña, el vivir bien y vivir bien, significa equilibrio y armonía. ¿Y qué es equilibrio? Equilibrio es la identidad cultural, es decir el reconocimiento de sí mismo, saber quiénes somos, saber de nuestras raíces. Y la herida más grande que dejó, desde la colonia, que no resolvió la República y que se aprovecha el capitalismo hoy en día a través del Estado moderno homogeneizante, es quitarle la identidad cultural y por lo tanto es susceptible de la dominación como hoy impera como una de las características del mundo moderno. Entonces, el proyecto de vivir bien es la recuperación de la identidad cultural, que es el primer equilibrio. A través del primer equilibrio se construyen las armonías alrededor: con la familia, con la comunidad, con Buenos Aires, con Argentina, con la Pachamama. Esa armonía falta. Entonces, vivir bien es recuperar la soberanía. La soberanía es recuperar nuestra identidad y, al recuperar nuestra identidad cultural, recuperamos nuestra dignidad y, en términos políticos, es recuperar nuestros recursos naturales, no podemos entregarlos a los demás.
Y aquí hay una herida profunda: América Latina no ha entendido que su proceso de solución histórica pasa por solucionar la deuda con los pueblos indígenas. No va a poder generar un futuro histórico si no resuelve la raíz de esa herida. No lo ha hecho durante estos 200 años de Estados nacionales. A veces, la izquierda miope y conservadora trató de solucionar con las ideas, nada más, desconociendo, olvidando a los pueblos indígenas, cuando los pueblos traen una sabiduría milenaria que desde el norte hasta el sur en América está vigente. Este proyecto de lo que hoy se denomina América plurinacional, de lo que se entiende como el proyecto del suma qamaña, del paradigma comunitario, hablar de la Madre Tierra, estamos aludiendo a los pueblos indígenas originarios. Esta concepción antigua de entender el mundo, está cosmovisión, está proyectando respuestas para la crisis.
Este odio que observamos de una extrema derecha cada vez más furiosa y cada vez más difícil, ese racismo se sintió y se vivió en el golpe de Estado contra el presidente Evo Morales en 2019, un golpe que logró ser revertido pero que mostró esos cambios profundos estructurales y esa muestra de que los pueblos originarios no solo deben ser parte de un proceso político sino que pueden gobernar y lo pueden hacer muy bien. ¿Ustedes vislumbran que en esos golpes de Estado hay un racismo homogenizador?
-Cuando ingresaron al palacio en el golpe de Estado, Jeanine Añez, Camacho, Fumari, entraron portando la Biblia en sus manos y dijeron: “Dios está volviendo al palacio y la Pachamama nunca más va a entrar al palacio”. Además, cuando se referían a los movimientos sociales y los pueblos indígenas decían “hordas salvajes”. Cuando llegó Cristóbal Colón llegó con la cruz y la espada y el debate en esos tiempos era si los indígenas tenían almas. Ellos decían que no, que eran bestias que se parecían algo al ser humano. Entonces, ese pensamiento colonial aún está vigente y hoy está generando un pensamiento racista, fascista, que está vigente en nuestros pueblos.
Este nuevo tiempo tenemos que resolverlo curando esa herida porque la derecha aún quiere prevalecer con ese pensamiento colonial, que no hizo más que, primero, desmerecer a nuestro proceso histórico, milenario y segundo aprovecharse de nuestros recursos.
En la colonia saquearon nuestro oro, nuestra plata. En el periodo republicano saquearon nuestro cobre, el estaño, el gas, el petróleo y ahora están proyectando saquear nuestro litio, nuestras tierras fértiles, nuestra mente y nuestro corazón.
Pero este es un proceso nuevo en el que, en el nuevo tiempo, nuestros ancestros están retornando para generar una nueva etapa, el pachakuti: la visión circular cíclica. Nuestros ancestros después de haberse petrificado están despetrificándose, están retornando. Además, la Madre Tierra está hablando por sus hijos porque un lenguaje antinatura que es el capitalismo no puede prevalecer, eso va a contra la vida. Entonces, las fuerzas naturales de la vida se están activando. Este proceso de cambio no solamente es la efervescencia de los movimientos sociales, es el grito y el lenguaje de la Madre Tierra, de la Pachamama que siempre va a cuidar de sus hijos, por lo tanto va a emitir un canto en beneficio del pueblo, en beneficio de la vida.
[mks_toggle title=»La Runasur» state=»open»]La Runasur está integrada por organizaciones de Argentina, Bolivia, Ecuador, Perú, Venezuela, Chile, Colombia y Uruguay. Encabezan el bloque, entre otras, la CTA Autónoma (Argentina); Instituto Simón Bolívar (Venezuela); CGT de Colombia; CTA de los Trabajadores (Argentina); UTEP (Argentina); Federación Nacional de Mujeres Campesinas (Bolivia); CUT (Chile); PIT-CNT (Uruguay); Confederación de Naciones Indígenas (Ecuador); CONAICOP (Perú); Federación Nacional de Mujeres Campesinas, Artesanas, Indígenas, Nativas y Asalariadas del Perú (FENMUCARINAP).
También participan CLATE (Confederación Latinoamericana y del Caribe de Trabajadores de Estatales); Comité Idiomas Indígenas (Argentina); CGT (Argentina); Parlamento Plurinacional Mapuche-Tehuelche (Argentina); Confederación de Naciones del Tahuantinsuyo (Perú); Confederación Nacional de Mujeres Micaela Bastidas Puiicagua (Perú); Unión Obrera de Ladrilleros (Argentina); Movimiento Evita (Argentina); Quebracho (Argentina).
Además, la iniciativa cuenta con el apoyo y acompañamiento de organismos estatales como el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas de Argentina, el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social de Argentina, la Embajada de Argentina en Bolivia, la Embajada de Bolivia en Buenos Aires, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela, entre otros. [/mks_toggle]
Entrevista: Mariano Vázquez (@marianovazkez)