Por Melissa Zenobi | Año 2004. Argentina empezaba a recuperarse la crisis económica, social y política más importante de su historia reciente. Buscándolo, o no, el arte hacía lo propio para relatar aquello que estaba pasando en los hogares del país. En el barrio porteño de Boedo, un grupo de actores y actrices se reunían todas las noches a improvisar, escribir, ensayar. Nueve meses de trabajo colectivo dieron origen a La omisión de la familia Coleman, el primer texto teatral del director, actor y dramaturgo Claudio Tolcachir.
La obra transcurre en el living de la familia Coleman, donde Memé junto a su madre y tres de sus hijos -ya adultos- pasan los días y las noches resistiendo a la miseria, al hambre, al paso de tiempo. Personajes tan humanos como reales en un permanente cotidiano de resignación. La aparición de la hermana económicamente acomodada y la repentina enfermedad de la abuela, trastocan el devenir de la familia. “Todos tenemos un Coleman adentro”, reflexiona Inda Lavalle, una de las actrices que está en la obra desde sus inicios.
El estreno fue en agosto del 2005, en el Teatro Timbre 4, y desde entonces permanece en cartelera con funciones a sala llena. Salida del under porteño, y tras su paso por la calle Corrientes, la historia de los Coleman recorrió 22 países: China, Francia, España, Italia, Irlanda, Bosnia, EEUU, Bolivia, El Salvador, Costa Rica, Panamá, Portugal, Alemania, Brasil, Perú, Ecuador, Colombia, Uruguay, Chile, Canadá, Serbia y México. También fue subtitulada en ocho idiomas y publicada en italiano, francés, inglés, español y griego.
17 años más tarde, la obra vuelve a la cartelera de Timbre 4, y puede verse todos los viernes a las 21. “Estrenamos un agosto de lluvia con la esperanza de haber realizado un buen trabajo y sin más expectativa que permanecer algunos meses en cartel para mostrar orgullosos nuestro trabajo. Pero cada vez era más y más gente la que se acercaba a la sala. Y fueron más y más funciones. Luego vinieron los viajes, las giras, la construcción de una nueva sala más grande, y más temporadas en distintos lugares del mundo, con subtítulos, sin subtítulos. En aviones, micros, trenes. Y un placer y una emoción que nunca nos abandonó de que esta familia tan nuestra fuera adoptada con pasión en todo el mundo”, cuenta Tolcachir sobre esta experiencia.
En diálogo con Canal Abierto, Inda Lavalle recuerda que lo que abundaba en esas jornadas de creación colectiva era la diversión: “Claudio tiraba consignas secretas y ensayábamos en su casa, en el baño, la cocina o el dormitorio. Mis hijes recién estaban en jardín de infantes, había veces que no podía ir y quedábamos con Claudio que a determinada hora llamara por teléfono e improvisábamos a la distancia”.
Del estreno a ahora pasaron 17 años, algunos actores cambiaron, y entendemos que el teatro está siempre vivo. ¿Qué balance haces tantos años casi ininterrumpidos en cartelera?
–Es una de las obras que más me gusta actuar. No puedo evitar escucharla cada vez que la hacemos. Siento que es buenísima. Que tiene un ritmo vertiginoso. Me saca carcajadas. Cambiaron varios actores en los personajes, pero se sostiene en cada uno de los textos. Y es un desafío actoral súper grande que parezca que eso está sucediendo por primera vez. Es un ejercicio maravilloso.
Vuelven ahora tras la pausa de la pandemia. ¿Qué expectativas tiene en este nuevo estreno, que es nada menos que en Timbre?
-Volver a Timbre es siempre un placer. Es en dónde la gestamos allá por el 2004. No podemos creer lo que sigue generando en la gente. El boca a boca funciona igual que en el momento del estreno. No deja de sorprendernos nunca lo que sucede. Ganas de que la vean, de hacerla, de compartirla.
¿Quiénes son los Coleman para vos?
-Nosotros. Vosotros. Ellos. Todos tenemos un Coleman adentro.
Yo veo en la obra una impronta muy de la Argentina post 2001. ¿Cómo se puede leer a esta familia desde la actualidad?
-La intención nunca fue reflejar un momento específico, pero Claudio siempre dice que no es posible escribir fuera de contexto. Hay algo que excede a lo temporal y creo que tiene que ver con los vínculos y con los roles. Más allá del lugar y de la situación social.
¿Cómo la está recibiendo el público ahora?
-Con el mismo entusiasmo de siempre. Es una obra que tiene mística, que no para de sorprender.
¿Cómo ha sido esa recepción en otros países?
-Tuvimos la fortuna de recorrer muchos países, y la recepción siempre fue calurosa y esperada. Fue increíble ver cómo en lugares con una idiosincrasia tan distinta a la nuestra la obra los atravesaba y conmovía.
FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA
Libro: Claudio Tolcachir
Actúan: Jorge Castaño, José Frezzini, Tamara Kiper, Inda Lavalle, Cristina Maresca, Miriam Odorico, Gonzalo Ruiz, Fernando Sala
Diseño de luces: Ricardo Sica
Fotografía: Giampaolo Samá
Diseño gráfico: Johanna Wolf
Asistencia de dirección: Gonzalo Ruiz, Macarena Trigo
Prensa: Marisol Cambre
Producción ejecutiva: Maxime Seugé, Jonathan Zak
Dirección: Claudio Tolcachir