Redacción Canal Abierto | Luego de los acampes en la 9 de Julio y distintas protestas de las organizaciones sociales, sumadas a la inflación récord de marzo (6,7%), Martín Guzmán —acompañado por el Presidente y desde el Salón Blanco de la Casa Rosada— anunció una batería de medidas para reforzar los ingresos de los sectores más vulnerables.
“Estamos buscando que el crecimiento que se vive en la Argentina sea compartido, que no sea de unos pocos”, sostuvo el titular de la cartera económica, y anunció “un refuerzo en la políticas de ingresos” para las y los trabajadores de la economía informal, de casas particulares, y monotributistas de las categorías más bajas (A y B) que será de $18.000 en dos cuotas.
Para las y los jubilados que perciban hasta dos jubilaciones mínimas, habrá un bono de $12.000 en un pago. Se trata de un universo más acotado que los receptores del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), que llegó a 9 millones de personas.
Estas medidas complementan las negociaciones con gremios y empresarios para adelantar las paritarias en algunos de los sindicatos claves que fijan la pauta salarial general.
Financiamiento
Los detalles del nuevo plan fueron elaborados por Guzmán con su equipo durante el fin de semana de Pascuas en Chapadmalal, en la costa bonaerense. Y serán financiados por un nuevo tributo a la “renta inesperada” que fue definida como aquella que surgió gracias al salto en los precios internacionales de las commodities a raíz de la guerra entre Rusia y Ucrania. En esa línea, se especula que apuntará al sector agroexportador, la minería y la energía.
“La guerra hace que ciertos sectores de la economía tengan una renta extraordinaria —detalló Guzmán—. En las próximas semanas vamos a estar convocando a las fuerzas productivas, laborales y políticas de nuestra sociedad para la construcción de un mecanismo que nos permita capturar parte de la renta acumulada”.
Luego definió que serían alcanzadas por este nuevo tributo “el conjunto de empresas que tengan ganancias netas imponibles superiores a los $1.000 millones”. Y aclaró que en 2021 sólo el 3,2% de las empresas argentinas tuvieron esas ganancias.
Además, definió otros criterios: la ganancia neta imponible real tiene que haber aumentado en forma significativa de 2022 en relación a 2021 y “el resultado ordinario en relación a ventas (el margen de ganancia) tiene que ser anormalmente elevado en 2022”. Finalmente, aseguró que si la renta inesperada se canaliza hacia la reinversión productiva el tributo será menor.
“Primero los últimos”
Por su parte, el presidente Alberto Fernández afirmó: “La distribución es donde sentimos que está fracasando nuestro proyecto porque la inflación se come los ingresos de los más vulnerables”. Y ahondó en que el factor inflacionario “tiene un componente autóctono y uno internacional derivado de la guerra desatada en Ucrania”.
“Me comprometí en campaña a reducir la desigualdad social y lo que estoy haciendo es cumplir con mi palabra —sostuvo Fernández—. Queremos pedirle a los que han tenido una ganancia extraordinaria en pesos, entre ellos grandes empresas, que contribuyan a generar más igualdad en el desarrollo argentino. Llegar a los últimos es mi mayor obsesión. Primero los últimos, ese es el objetivo de todas estas medidas”.
Posiblemente, la modificación en el sistema tributario deberá pasar por el Congreso, que ya se anticipa como un escenario difícil. “Ante las intenciones del Gobierno Nacional de crear un nuevo impuesto o subir uno existente que gravaría la ‘renta inesperada’, quiero dejar claro que estamos absolutamente en contra y que cuando llegue al Congreso lo vamos a rechazar”, se adelantó el jefe de Gobierno porteño Horario Rodríguez Larreta, uno de los presidenciables de la oposición. “La Argentina no soporta un impuesto más a la producción”, agregó.
Foto: Nicolás Stulberg