Por Federico Chechele | Cuanto más se acercan las elecciones las operaciones mediáticas crecen, se incorporan sectores que firman una solicitada bajo el empalagoso título “el mundo nos respalda” y el Gobierno arremete con falsedades que meten miedo; mientras todo esto sucede, en Argentina pasan cosas, y no son buenas.
Cuando el Presidente había repuntado un poco su imagen, esta semana el mercado volvió a agitarse y subieron el dólar, el riesgo país y la tasa de interés. A pocos días de las PASO la divisa estadounidense trepó a 44 pesos y la Casa Rosada tembló. El uso de reservas para frenar el dólar, tal como se acordó con el FMI, tuvo un buen resultado al finalizar la semana pero dejó al Gobierno preocupado. Además, no pudieron controlar el riesgo país que siguió con su escalada y trepó a 800 puntos.
Las malas noticias continuaron a través de la agencia Bloomberg que informó que la Argentina es la economía emergente más vulnerable del mundo. De acuerdo al cálculo realizado a partir de las cifras del Banco Mundial y del propio FMI, la economía argentina desplazó al segundo puesto a Turquía y llegó a la cima. Sudáfrica completa el podio, seguida por Egipto y Colombia.
Y la tercera mala noticia la difundió el propio Ministerio de Producción y Trabajo al comunicar que mayo fue el noveno mes consecutivo de pérdida de puestos registrados. Durante ese mes se destruyeron 8100 empleos formales, van más de 217.000 desde que asumió Mauricio Macri y en el último año se perdieron 18 mil empleos registrados por mes. De recuperar el trabajo, como se anuncia en los spots de campaña, ni noticias.
La agencia Bloomberg informó que la Argentina es la economía emergente más vulnerable del mundo, arriba de Turquía y Sudáfrica.
Primarias: una derrota anunciada
Durante los últimos días se dieron a conocer 11 encuestas de diferentes tenores: engordando a un candidato, bajando a otro, proyectando indecisos. Entre todas, Alberto Fernández supera a Macri por 3,6 puntos. En promedio, la fórmula que integran Fernández y Cristina Kirchner suma una intención de voto del 38,5%, mientras que la del Presidente junto a Miguel Ángel Pichetto alcanza el 34,9%.
Por lo pronto, ninguna encuesta permite descartar un escenario de balotaje, porque ningún espacio llega al 45% ni obtiene 40 puntos con una ventaja de 10 sobre el segundo. El mejor número para el Frente de Todos es 43% (según la Universidad de San Andrés) y para Juntos por el Cambio es 38,2% (Management & Fit).
Como ya apuntamos en esta columna semanal, la intención del Gobierno es evitar lo que sucedió en las PASO de 2015, cuando votó el 74,9% del padrón y en las generales, el 81%. El macrismo apunta a que los adultos mayores (su voto duro) no sea remolón y que se haga presente en agosto ya que todas las encuestas exponen que entre los jóvenes se impone Kicillof o los Fernández mientras que Vidal y Macri se hacen más fuertes entre los mayores.
Pero como siempre, las elecciones se definirán en la provincia de Buenos Aires que cuenta con el 37% del electorado nacional. Las consultoras Federico González y Circuitos muestran que María Eugenia Vidal cosecha más votos en su territorio que el presidente Macri, crece con el previsto corte de boleta. Sin embargo, aún no le alcanza para ganar. También en promedio, la diferencia que le lleva Axel Kicillof a la gobernadora es de 6 a 7 puntos.
En territorio bonaerense la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández alcanza el 41,2% de los votos contra el 32,5 % del binomio de Juntos por el Cambio. En la Casa Rosada se entusiasman con que en las elecciones de octubre contarán con el apoyo de votantes eventuales de José Luis Espert y Roberto Lavagna. Pero mientras tanto, su estrategia es ocultar a Macri del conurbano.
Ante este escenario, Vidal se encuentra en una encerrona. Necesita convencer al electorado de los sectores más bajos, quienes más rechazan al actual jefe de Estado, pero no sabe cómo: este sector es al que más recursos se le destinó en términos de planes sociales pero le sigue siendo esquivo a la hora de votar. Las políticas de Macri hicieron lo suyo.
Por todo esto, el Frente de Todos no arriesgará mucho y se colgará del travesaño esperando las PASO.
Para achicar distancias, Mauricio Macri cerrará su campaña en Córdoba y no descarta una reunión con el gobernador Juan Schiaretti, con quien mantiene buena sintonía. Vale recordar que Córdoba, que representa el 8,6% del padrón electoral, fue la provincia que catapultó a Macri a la presidencia con el 71,52% en la segunda vuelta frente a Daniel Scioli en 2015.
Por lo pronto, ninguna encuesta permite descartar un escenario de balotaje. El mejor número para el Frente de Todos es 43% y para Juntos por el Cambio es 38,2%.
Trampas y mentiras: el Gobierno no se guarda nada
El sábado pasado se realizó la tercera prueba electoral antes de las PASO, la oposición puso en duda su transparencia y pidió que no se use el sistema de escrutinio provisorio impulsado por la Casa Rosada.
Tras un nuevo simulacro de recuento de votos, el PJ y el lavagnismo criticaron duramente a la firma venezolana Smartmatic por la modificación en la forma en que se transmiten los telegramas. En dos semanas millones de argentinos irán a votar y llueven acusaciones contra el gobierno que vino a mejorar las reglas del juego.
Luego continuaron con la embestida contra un sector del sindicalismo. Esta semana le apuntaron a la Asociación de Pilotos de Líneas Áreas (Apla) y Unión de Aviadores de Líneas Aéreas (Uala), quienes leyeron sus reclamos laborales a los pasajeros de Aerolíneas Argentinas y Austral.
La propia ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien debe garantizar la paz entre los argentinos encendió a los pasajeros al señalar que “no tienen por qué escuchar el mensaje utilizando el medio de trabajo”. El ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, hizo lo propio y denunció que “se creen dueños de la empresa”. Pero fue el titular de la ANAC, Tomás Insausti, quien denunció a los pilotos por escrito esgrimiendo que «se analice si las conductas desarrolladas implican la posible comisión de un delito de acción pública…”.
También esta semana vapulearon a Axel Kicillof quien denunció que sufrió un «intento de campaña violenta» por parte de Cambiemos al querer «asociarlo con lo que sea» para provocar una imagen negativa en plena campaña electoral, en referencia al mote de «marxista» que le adjudicaron cientos de trolls y hasta los propios periodistas del establishment.
El PJ y el lavagnismo criticaron duramente a la firma venezolana Smartmatic por la modificación en la forma en que se transmiten los telegramas.
Cuando se pensaba que más allá no podían ir, el periodista Raúl Kollmann denunció que integrantes de la comunidad judía recibieron por whatsapp un texto que sostenía que «si gana la Pasionaria del Calafate, será una reminiscencia de la Alemania Nazi». Una campaña tan grosera que da vergüenza ajena.
Y finalmente apareció una solicitada firmada por 150 personas de la ciencia y la cultura, varios de ellos reconocidos fanáticos del Gobierno a través de las redes, quienes aseguraron que “El mundo nos respalda” y llamaron a votar por Macri para “no volver al pasado”. No obstante, este grupo aseguró que “hay mucho por hacer y mejorar» y que “cuatro años no alcanzan para corregir la realidad de una Argentina”.
Alguien que va ganando no malgasta el tiempo en tanta ignominia.