Redacción Canal Abierto | Con más de 35 años de trayectoria, Telma Luzzani es periodista, escritora, corresponsal y analista de política internacional. Trabajó en los diarios Tiempo Argentino y Clarín y fue columnista en Radio Nacional. Cocondujo el multipremiado programa Visión 7 Internacional en la TV Pública y condujo Voces del Mundo, programa diario emitido por la agencia Sputnik.
Gracias a su carrera, la historia encontró a Luzzani siendo cronista en Moscú cuando colapsó la Unión Soviética (URSS). A treinta años de ese momento histórico, publicó Crónicas del fin de una era, editado por Batalla de Ideas y el Instituto Tricontinental, que recopila las crónicas que escribió entre 1991 y 1993. Además, el libro incluye entrevistas a Alicia Castro, Atilio Borón, a Vijay Prashady a Oleg Barabanov.
¿Cómo se reconfiguró el mundo después de la caída del URSS?
—Cuando cayó la URSS quedó Estados Unidos como la única potencia. Ese fue un avance brutal del neoliberalismo que vivimos en los 90, que tanto nos afectó, que dejó tanta pobreza. Poco a poco, cuando ya empezó el siglo XXI, esa transformación que por supuesto duró muchos años, empezó a reconfigurarse de otra manera, sobre todo en nuestra región, con nuevos gobiernos progresistas: con (Hugo) Chávez, Lula (Da Silva), (Néstor) Kirchner, Cristina (Fernández), (Rafael) Correa, Evo (Morales). Empezó a formarse otro tipo de soberanía y de autonomía mientras que Estados Unidos seguía intentando expandirse por todo el mundo. Y así llegamos hasta hoy, cuando esa transformación llegó a un punto crítico y me parece que la guerra es expresión de ese punto de no retorno en el que estamos: vamos hacia un nuevo orden internacional
¿Cómo era para vos estar ahí en el lugar de los hechos?
—Yo me daba cuenta de que era un antes y un después, eso lo tenía claro, porque 70 años de un sistema como el soviético no podían pasar como si nada, sin dejar huellas, sin crear influencias. De hecho quedaban muchos países comunistas como Cuba y como China, como Vietnam. Yo era muy consciente del momento histórico que estaba viviendo y me sentía muy agradecida y muy privilegiada porque desde un lugar tan lejano como la Argentina poder estar ahí y poder escribirle directamente a los argentinos lo que estaba pasando era realmente algo único.
Vos comparabas a Carlos Menem con Borís Yeltsin…
—Exacto, porque Yeltsin fue quien trató de introducir el neoliberalismo brutal en Rusia y los comparaba por los argumentos. La cosa de culpar al pueblo: si no iba tan bien la economía era porque no había suficiente ajuste, porque el pueblo no quería hacer sacrificios. También hubo una preparación cultural para que todo esto pasara, me acuerdo de (Francis) Fukuyama y “el fin de la historia”.
Claro, desde el 85 venía habiendo muchos cambios con la perestroika (reestructuración) y el 19 de agosto de 1991 había habido un golpe de Estado fallido contra Mijail Gorvachov, que era el presidente soviético, y a partir de ahí se aceleró muchísimo la situación. Yeltsin aprovechó para encaramarse en el poder y junto con el presidente de Bielorrusia y el de Ucrania de aquel momento tramaron una nueva unión de estados independientes y cada país tenía su gobierno, fue de alguna manera la forma de sepultar a la Unión Soviética. Los meses previos aparecieron todas estas teorías falsas que decían que la historia se congelaba.
¿Cómo fue reencontrarte con estas crónicas 30 años después?
—Yo llegué a cubrir hasta 2001, iba todos los años. Y mis compañeros me decían: “tenés que escribir un libro”. Pero en ese momento sentía que faltaba tiempo para darme cuenta del proceso, faltaba tiempo histórico. No podés sacar conclusiones de lo que pasó ayer en términos geopolíticos. Con la pandemia, más que se cumplían 30 años, todo eso cuajó para que yo decidiera hacerlo.
¿Y qué nos podés decir de Ucrania?
—Desde aquel momento Estados Unidos no paró ni un minuto de acosar y en asediar a Rusia porque siempre temió. Es un país muy poderoso en muchos sentidos: cultural, tiene mucho amor propio, muy patriota, con el que Estados Unidos siempre tuvo mucha rivalidad. Con la emergencia de China aún más, porque decreció el liderazgo estadounidense y fueron emergiendo otras potencias. Entonces Estados Unidos hizo lo que siempre hizo, que es embarrar la cancha. Empezó a provocar a Rusia a través de armas, llenando Ucrania de laboratorios, porque hay muchas armas biológicas allí. Creo que Rusia esperó hasta el momento en que no podía esperar más. Tanto Estados Unidos como Rusia van a pelear a muerte.
¿Cómo nos afecta a los argentinos este contexto?
—A nivel político, como estamos en el mismo continente que Estados Unidos, los estrategas estadounidenses se dieron cuenta de que para crecer y dominar necesitan a nuestra región, tener mucho control sobre nuestra región. Estamos bajo el ojo dominante de Estados Unidos y van a tratar de tener los gobiernos más sumisos posible. Con lo cual, creo que es momento de tener mucha cautela, de tratar de ser lo más autónomos y soberanos posible, integrarnos, seguir siendo neutrales y tratar de negociar con todos los países del mundo, no con uno solo.
Entrevistadora: Inés Hayes.