Redacción Canal Abierto | “El conflicto tiene raigambre histórica. Hay un problema de grieta social enorme en el Ecuador. El país tiene un indicador de desigualdad tremendo y de alguna forma lo que hoy se está moviendo en las calles son los sectores históricamente olvidados y que además han sido fuertemente golpeados por la crisis económica que atraviesa el país. Una crisis que viene aproximadamente desde el 2015, desde el fin del boom de las commodities, donde se semiparalizó la economía, pero que además se ha visto agravada por las políticas económicas que ha habido en los últimos gobiernos y fundamentalmente a raíz de la pandemia”, describe en diálogo con Canal Abierto Decio Machado, desde Quito, Ecuador. El español es consultor y analista político, periodista y reside en el país latinoamericano hace quince años.
“De alguna forma, los que se están manifestando en la calle hoy son los que podríamos definir como los de abajo y están demandando una tabla de reivindicaciones que tienen que ver con necesidades de los sectores más pauperizados de la sociedad, que tienen que ver con sectores rurales y con el mundo indígena –en gran medida pero no solamente con el mundo indígena.”
“Hoy estamos en el día 12 de las movilizaciones. Esto comenzó con una negociación que se inició hace un año aproximadamente, en junio del 2020, cuando se establecieron mesas de diálogo con el Gobierno donde la CONAIE, que es el movimiento social más importante del país, planteó estas demandas. Las negociaciones se han ido dando en diferentes momentos en el transcurso de este año, pero sin respuestas y sin concreciones por parte del gobierno.”
“Doce días atrás, la CONAIE decidió hacer este Paro Nacional, que es como se llama esta sublevación o este levantamiento de los sectores populares. Esto significó inicialmente cortes de carreteras por todo el país y después la entrada de miles de indígenas en las principales urbes y la batalla fundamental se está dando en la capital, donde aproximadamente se estima que hay unos 15.000 indígenas, además de los sectores populares y organizaciones sindicales, feministas, ambientalistas, estudiantiles, etc. que se han sumado a este paro.”
Lasso lleva cerca de un año de gobierno. Es evidentemente que este conflicto, que se sucede periódicamente en Ecuador -hubo varios levantamientos desde la década del 90 hasta ahora-, nace de la falta de respuestas a los sectores populares ecuatorianos. ¿Hay un agotamiento de la política ecuatoriana?
-Es un problema estructural de las élites ecuatorianas y de cómo gestionan el país, esta es la realidad. Efectivamente, Lasso cumplió un año de mandato en la segunda quincena de mayo, llevamos poco más de un año, pero el desgaste del Presidente de la República ha sido enorme, acelerado.
Primero, hay que entender cómo fue el proceso electoral. Lasso llegó a la segunda vuelta con muy pocos votos por encima del candidato del Pachakutik, Yaku Pérez. Llegó al balotaje como una alternativa al correísmo. Mucha gente, muchos sectores de la sociedad ecuatoriana tuvieron resistencia con la vuelta del correísmo y esto hizo que hubiese mucho voto prestado a Guillermo Lasso. En la primera vuelta apenas sacó alrededor del 19% de los votos y en la segunda vuelta se convirtió en presidente de la República; por lo tanto el voto real de Lasso era del 19% de la sociedad ecuatoriana.
En los primeros tres meses de gobierno, Lasso sí tiene un plan, masifica las vacunas. El país tenía problemas en los procesos de vacunación por la pandemia. Esto hizo que creciera en popularidad, pero inmediatamente después de eso se visualizó un gobierno sin hoja de ruta, un gobierno compuesto por muchos miembros del mundo corporativo, un gobierno de perfil neoliberal y sin sensibilidad política.
El Gobierno ha ejercido una política pública fundamentalmente destinada a la macroeconomía, al saneamiento de las finanzas públicas, a combatir el déficit fiscal y asegurar el servicio de deuda, el pago de la deuda externa del Ecuador con organismos internacionales y otras fuentes de financiamiento. Todo el peso de este tipo de políticas se puso encima de las espaldas de los sectores sociales más empobrecidos y esto lo que significó fue el deterioro de los servicios públicos. Hay un plan de privatización de empresas públicas en el país que todavía no ha podido aplicar Lasso pero lo tenía anunciado. La primera iba a ser la venta de un banco público pero hay otras: la empresa de telecomunicaciones, empresas eléctricas, infraestructura estratégica, la propia empresa petrolera nacional, Petro Ecuador.
No ha habido ninguna sensibilidad con las políticas sociales y lo que se ha implementado es una política agresiva de corte neoliberal y todos los esfuerzos han estado destinados a combatir el déficit fiscal y asegurar el pago de la deuda externa. La gente lo que ha ido sintiendo es como los hospitales se iban quedando sin medicinas, como se iba deteriorando la infraestructura destinada a la educación, es decir cómo se deterioraban los servicios públicos y como se iban reduciendo los programas que transferían excedentes hacia los sectores históricamente olvidados.
Esto se da en una situación donde el país está teniendo unos ingresos absolutamente desmedidos a consecuencia del precio del petróleo y de la coyuntura internacional, con lo cual la gente no comprendía este tipo de políticas y esto ha sido echarle leña al fuego por lo que estamos viendo en este momento esta fuerte movilización.
¿Le queda tiempo a Lasso? ¿Cómo pensás que se van a desarrollar los próximos eventos? La Asamblea Nacional, por otro lado, ¿qué papel está jugando hasta ahora? ¿o no juega ningún papel?
-Yo creo que asistimos a un momento donde los sin rostro, los nadie, los de abajo, los que nunca son considerados, de alguna forma ocupan la centralidad política del país. Son momentos muy coyunturales. Y la ocupan para intentar inscribir sus derechos en la ley.
Estamos viviendo eso en el Ecuador. Esto significa un desplazamiento de toda la política institucional que ha perdido la centralidad política y la han tomado estos sectores movilizados que son los sectores pobres, los que no tienen representación política institucional.
En este sentido, todo el sistema político ecuatoriano institucional está en crisis. Ni la Asamblea Nacional, que es el poder legislativo aquí, ha tenido la capacidad de dar respuestas a estos sectores; la agenda de la Asamblea Nacional está absolutamente al margen de lo que está pasando en las calles. Ni el Gobierno Nacional tiene capacidad de respuestas políticas a las demandas actuales. El Gobierno ante el fervor popular ha aceptado algunas de las demandas de la CONAIE, pero siguen sin aceptar el conjunto de la tabla reivindicatoria y parecería ser que la lucha que está en las calles es por un todo nada. O sea, aceptan los 10 puntos que ha puesto la CONAIE encima de la mesa o, en principio lo que se está declarando en este momento, no se aceptarían soluciones parciales y por lo tanto estamos con un conflicto enquistado, que ya lleva varias muertes y hay bastantes desaparecidos.
Hay que ver qué es lo que ha pasado en estos momentos de refriega con la Policía Nacional y con los cuerpos represivos del Estado. En este momento siguen los cortes de carreteras, siguen las movilizaciones y siguen los conflictos en la calle de forma permanente especialmente en la ciudad de Quito aunque el conflicto es a nivel nacional, se está dando en todas las provincias del país.
Yo creo que hay una ausencia de capacidad de la institucionalidad para dar respuestas a sociedades vivas cuando éstas se movilizan reclamando sus derechos.
Reviendo la historia reciente ecuatoriana, han caído muchas veces presidentes, ¿crees que puede pasarle esto a Lasso o no hay en este momento un posible recambio?
-La Constitución ecuatoriana recoge en su artículo 130 una herramienta que se llama “muerte cruzada”. Lo que permite es que o bien la Presidencia de la República pueda disolver la Asamblea Nacional y gobernar seis meses por decreto hasta un proceso de elecciones anticipadas es decir, convocar elecciones anticipadas; o la propia Asamblea Nacional tiene la posibilidad de auto-disolverse y llamar a la muerte cruzada, lo que significa que el gobierno tendría esos seis meses para convocar a elecciones anticipadas. En este momento en que estamos haciendo esta entrevista en la Asamblea Nacional no se consiguen los votos para la muerte cruzada. Para activarla uno tiene que tener dos tercios de los curules existentes en la Asamblea Nacional y en este momento se está lejos de conseguir eso; los asambleístas no se quieren ir llevan apenas un año de mandato, priorizan sus agendas personales y partidistas por encima de los intereses de los sectores movilizados.
Parece que estamos enquistados en esta lógica de conflicto porque no hay una salida. Evidentemente el gobierno no va a convocar “muerte cruzada” porque es perfectamente consciente que con los indicadores de popularidad actuales no llegaría a la segunda vuelta en un proceso de elecciones anticipadas.
Estamos en una en un callejón sin salida en este momento. Ayer se intentó articular una vía de negociación, pero se rompió rápidamente, hay que ver qué es lo que pasa en los próximos días pero la verdad es que está muy lejos la institucionalidad de darle respuestas a las demandas populares en este momento.
En todo caso, cabe decir que más allá de que el conflicto se pueda solucionar en algún momento o por agotamiento o porque se consiga negociar con el gobierno nacional por parte de la CONAIE y los sectores que apoyan el paro, es difícil visualizar como el Presidente de la República puede gobernar este país tres años más a partir del día después de esta situación. Es un gobierno aislado, con una legitimación popular que está por debajo del 15% y que tiene una bancada pequeñita en la Asamblea Nacional, ni siquiera tiene el apoyo del resto de los partidos políticos que conforman el ecosistema político ecuatoriano. Con lo cual parece que estaríamos encaminándonos a tres años de parálisis, si es que este gobierno se mantiene hasta el final de su mandato.
Tres años de parálisis política nuevamente, porque no es un fenómeno nuevo, pero es un fenómeno que deja al país lastrado y sin capacidad de desarrollarse adecuadamente, sobre todo una situación como la que vivimos donde se prevé una recesión global a finales de este año o a principios del año que viene.
En otras épocas, por ejemplo, sectores del ejército se aliaron con la CONAIE (el caso de Lucio Gutiérrez que llegó a la presidencia). ¿Ese camino de ruptura del orden institucional o de la estructura de mando del gobierno está cerrado, ya fue saldado?
-Yo creo que sí. En este momento no es una realidad que se visualice por cómo se está dando la represión. Sí, bien el ejército, las Fuerzas Armadas no son el principal actor de represión, es la Policía Nacional la que está ejerciendo la represión en las calles, evidentemente también está movilizado el ejército y ahí tiene su rol en segundo lugar.
Yo creo que hay una radicalización de la CONAIE en sus demandas y esto hace que los sectores militares sean menos proclives a llegar a acuerdos como en otras épocas pudieron haber llegado con la CONAIE, en otros momentos históricos del Ecuador.
En tercer lugar lo que sí es posible, es que el ejército pudiese ejercer un papel donde le dijese al presidente “usted en estas condiciones, no puede seguir, por lo tanto haga su salida más digna sería la convocatoria de esa muerte cruzada” siendo conscientes de que ese es el fin de Lasso, políticamente hablando, pero podría haber otras opciones conservadoras que en un momento determinado pudiesen competir con los sectores progresistas en una disputa electoral anticipada. Yo creo que ese rol si lo puede desarrollar las fuerzas armadas y no sería digamos un escenario desdeñable.
En este momento el país está absolutamente ingobernable. No hay tránsito de carreteras. Quito está teniendo problemas de abastecimiento, han subido los precios de los productos en los mercados de una forma disparatada en los últimos días a consecuencia de que no hay acceso de alimentos a la ciudad y la situación es muy tensa. No solamente se da en Quito, también en otras ciudades, aunque donde se visualiza de forma más evidentemente es en la capital.
El otro día hablábamos con un líder indígena de la Amazonia y me quedó la sensación de que lo peor que les podía pasar a los pueblos indígenas amazónicos es que llegar el Estado, porque el Estado llega con petroleras, con mineras, con el ejército, con desastres ambientales…
-Si uno pone dos capas sobre el mapa nacional, una, la capa de pobreza donde están los bolsones de pobreza fundamentales, y otra donde está la riqueza natural, los recursos naturales del Ecuador, evidentemente te va a coincidir que precisamente en los sectores de donde se alimenta el Ecuador -la explotación fundamentalmente de crudo de petróleo- es donde están los sectores más empobrecidos de la sociedad, o al menos parte de ellos. Otra parte está en la sierra central donde los sectores indígenas no tienen acceso a tierras fértiles, están en las partes altas de la montaña, de la sierra andina, mientras las tierras fértiles están en los valles y están ocupadas por terratenientes. Allí no existe un equilibrio de la distribución de la tierra, no ha habido procesos de reforma agraria. El último que hubo aquí fue hace décadas atrás, no ha habido ninguna actualización en ese sentido, por lo tanto hay una carencia de justicia social enorme en este sentido.
Estos indígenas que trabajan con pequeños minifundios, con muy poca capacidad productiva, además se ven absolutamente chantajeados por los intermediarios que son los que llevan esos productos hasta la ciudad y los comercializan en los grandes mercados de distribución.
Ha habido un proceso de endeudamiento familiar tremendamente fuerte en el Ecuador por parte de estos sectores productivos agrícolas, familias de economía rural artesanal, pero también de sectores de las clases medias bajas que han tenido acceso a crédito pero con poca capacidad de respuesta. Esto hace que el endeudamiento familiar sea brutal en este momento. Está habiendo procesos de embargos a bienes, porque la gente no ha podido pagar, no ha podido cumplir con su responsabilidades frente a las hipotecas, financiamientos, créditos, que había pedido en las soluciones bancarias.
Todo esto ha generado una situación catastrófica en el país donde los indicadores de pobreza, los indicadores sociales, están tremendamente deteriorados. Está creciendo la pobreza y la desigualdad.
El problema de este gobierno es que se ha preocupado por combatir el déficit público, se ha preocupado de asegurarle al FMI, porque estamos sujetos a una agenda fondo monetarista impuesta desde fuera al Ecuador, los pagos y las devoluciones de préstamos y de créditos al FMI y a otros entes financistas y se ha olvidado de la gente.
El problema de esto es que la gente está sufriendo. Hay mucha gente en el Ecuador, me refiero a un porcentaje muy alto de la población, que vive en estados de subsistencia, todos los días sale a la calle a vender informalmente lo que sea, unas escobas en un semáforo, botellas de agua mineral, cualquier cosa, y depende de esa economía informal. En el Ecuador, de la población económicamente activa de cada 10 personas, tres trabajan en la economía formal y siete trabajan en la economía informal; y de esos tres que trabajan en la economía formal, los que cobran el salario mínimo interprofesional, muchos de ellos ni siquiera tienen las condiciones para solventar la canasta básica familiar.
O sea, hay una situación de empobrecimiento brutal que ha desembocado en esta sublevación popular en las calles y digo popular porque el protagonista principal de esto fue la CONAIE pero hay que decir que en la revuelta a la que estamos asistiendo en el país están los sindicatos, sectores de trabajadores de la salud, las asociaciones de estudiantes. Está el movimiento feminista. Están los movimientos ambientales… con lo cual, la tabla de demandas va creciendo paulatinamente según va pasando el tiempo, y ahora mismo ya también se está hablando de los cupos de acceso a la universidad, se está hablando de la retribución del trabajo de cuidados, se está hablando de muchas cosas que no formaban parte del pliego inicial y que sin embargo forma parte de los sectores incorporados en la lucha.
[mks_toggle title=»Decio Machado» state=»open»]Licenciado en sociología y ciencias de la información. Consultor político en diversas campañas electorales en la región y Europa, asesor político estratégico en diversos gobiernos e instituciones públicas. CEO de la compañía Equilicuá. Miembro fundador de emprendimientos editoriales como el Periódico Diagonal de España y el portal Ecuador Today.
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Fotos: @FluxusComunica vía CONFENIAE