Por Mariano Vázquez | Manuel Monge es maestro, escritor y sociólogo. Fue concejal del Bloque Nacionalista Gallego (BNG) en La Coruña. También promotor, militante y presidente de la Comisión por la Recuperación da Memoria Histórica de esa provincia. Autor de numerosos libros históricos, entre los que destacan La historia secuestrada por el franquismo, Los Borbones: una monarquía escandalosa, El perverso gobierno de Feijóo y Los restos del franquismo en Galicia. Este incansable luchador por verdad, memoria y justicia dialogó vía zoom con Canal Abierto sobre la aprobación inicial por el Congreso de España del proyecto de ley de Memoria Democrática en un país que tiene una deuda histórica con las víctimas de la guerra y la dictadura franquista. “Aquí seguimos intentando dar respuesta a la problemática relacionada con la recuperación de la memoria histórica que tan necesaria es en esta nación, Galicia. Acabó la dictadura en 1975 con la muerte de (Francisco) Franco, luego vinieron las primeras elecciones democráticas el 15 de junio de 1977, pasaron ya muchísimos años pero como señalo en mi libro Los restos del franquismo en Galicia tengo contabilizado 900 símbolos franquistas entre calles, hijo adoptivos, hijos predilectos, medallas de oro o esculturas que todavía quedan por retirar en más de 90 ayuntamientos. Tenemos por delante un trabajo inmenso, pero soy un optimista por naturaleza. La nueva ley de Memoria Democrática es un reflejo de los avances, que son resultado del trabajo que estamos desarrollando muchísimas entidades memorialistas”, subraya.
Cuando se produce el golpe en Galicia es tan cruenta la represión que no llega a consumarse un foco organizado de resistencia. En sus libros informa de más de 6.000 asesinados.
-Efectivamente, la represión aquí fue brutal. No es que no hubiese resistencia, pero la superioridad era tan grande por parte de los sublevados que impidió todo atisbo. Fueron asesinadas 6.000 personas. En la comarca de la Coruña, 600; en la comarca de Ferrol, 1.000. En toda Galicia mataron 52 alcaldes y presidentes de diputación. En Coruña al alcalde, Manuel Suárez Fermín; al gobernador civil, Francisco Pérez Carballo; y al gobernador militar, Rogelio Calidapita. Hubo campos de concentración en toda Galicia y en toda España. Un dato al respecto es el trabajo forzado, esclavo. La nueva ley recoge que se hará un inventario de esas obras realizadas gratuitamente, a la fuerza o recibiendo una paga miserable. Pero se habla del inventario pero no de las empresas que estuvieron “contratando” a esos trabajadores y algunas de ellas siguen funcionando con otro nombre. Dentro de ese apartado de trabajo forzado debería haber una referencia a esas compañías que se beneficiaron para que devuelvan esos beneficios que han tenido que, según estudiosos del tema, asciende a los 800 millones de euros. En un caso similar de dictadura criminal, como el de la Alemania nazi, hubo un convenio entre el Estado y los empresarios para devolver dinero a los trabajadores forzados y que les contase a efectos de cotización y de antigüedad. Es una reivindicación pendiente.
Esto que menciona me lleva a una reflexión y es que siempre debemos recordar que los golpes de Estado, además del concurso militar tienen la pata civil, la eclesiástica y efectivamente ese listado es necesario para conocer las responsabilidades del poder empresarial en el golpe franquista. Señala usted la lista de víctimas, ¿no debería haber una lista de los verdugos?
-Sí, sí, efectivamente es una de las reivindicaciones del movimiento memorialista. Estamos pidiendo los nombres y apellidos de los empresarios que desde el primer momento tomaron partido a favor de los sublevados. Es el caso de Pedro Barrié de la Maza, conde de Fenosa, que apoyó al franquismo con cantidades tremendas de dinero y que jugó un papel importante en la depuración de la propia plantilla de trabajadores del Banco Pastor que presidía. Sin embargo, en la ley que provisoriamente se acaba de aprobar aparecen personas a las que habría que retirar sus títulos nobiliarios: duques, marqueses, allí aparecen empresarios y está Pedro Barrié. Son 33 personas. Por lo tanto, es una buena noticia porque ya no se puede mantener como sucede en algunos ayuntamientos. Además, Barrié estuvo implicado desde un primer momento en el golpe de Estado, ayudó al levantamiento militar y participó en la represión. Además de su título nobiliario, figura como hijo adoptivo y predilecto de La Coruña y tiene la principal avenida de La Coruña. Esto se debe quitar.
Se abren vías nuevas para exigir que esos verdugos que participaron de la sublevación fascista tengan un juicio. Tenemos a policías torturadores como Billy El Niño (Antonio González Pacheco), que han ascendido, han sido condecorados y se jubilaron tan ricamente. Pensamos que la prueba de algodón, la prueba de la verdad de esta ley será si no tenemos que ir a La Argentina para reivindicar justicia y que se juzgue por fin a los crímenes del franquismo en España.
Una ley que da pasos, pero no deja de impresionar el paso del tiempo: 86 años del golpe, la dictadura duró 36 años, la transición garantizó la impunidad, la tutela franquista sobre la democracia y la imposición de la monarquía. Usted escribió justamente un libro al respecto: Los borbones: una monarquía escandalosa. ¿Cuánto tiene que ver la persistencia de la monarquía con la impunidad de los crímenes del franquismo?
-La monarquía fue puesta por Franco para que todo quede atado y bien atado. Por eso nombra sucesor a Juan Carlos de Borbón como Jefe de Estado. El libro que publiqué el año pasado, Una monarquía corrupta y heredera del franquismo, muestra que la estructura de la dictadura quedó intacta, hasta las personas que juzgaban a los trabajadores en el Tribunal de Orden Público, que dictaban sentencia, continuaron su carrera judicial y llegaron a grandes puestos. La misma judicatura está infectada de jueces franquistas.
Otro de los restos del franquismo es que a ningún país se le ocurre que exista una fundación que defienda lo que hizo la Alemania nazi o la Italia fascista. Bueno, aquí existen decenas, decenas de fundaciones que se encargan de difundir esa ideología fascista, pero además hacen actos cada 18 de julio y no hay una ley que se los prohíba.
Después, que haya 115.000 personas en cunetas, sin poder los familiares recoger sus restos es algo que no se puede soportar en un país democrático; que existan también miles de niñas y niños robados a sus familias por parte de los fascistas y que eso esté sin investigar.
También está el propio Terrorismo de Estado, que es el peor de los terrorismos, se habla mucho en estos días de ser solidarios con el terrorismo de ETA, que todos compartimos, pero no se puede tener un terrorismo de primera, que son las víctimas de ETA, y otro de tercera, que no tienen importancia, que no tiene homenajes ni reconocimiento institucional. Nos queda un largo camino por recorrer para normalizar.
¿Y respecto a la enseñanza de esta historia en las escuelas?
-Hay que destacar de esta ley que se va a introducir en el currículo escolar la explicación de lo que fue la dictadura en la enseñanza secundaria, en bachillerato y en formación profesional, es decir, desde los 12 años. También la llamada Guerra Civil, que ahora quedó solo guerra, es un avance también porque lo que hubo fue un genocidio. Hasta ahora, en los libros de historia no aparecía, por ejemplo, que en la comarca de La Coruña hubo 600 asesinatos, qué había pasado, cómo se llamaban la víctimas, qué tipo de represión hubo. Ahora habrá que hacer libros para difundir esa memoria democrática a futuras generaciones.
Durante muchos años se habló del Régimen, el famoso régimen fue una dictadura criminal. Como dice la resolución de Naciones Unidas de 1946, semejante a la Alemania nazi o al fascismo de Mussolini en Italia. Llegar con este mensaje claro a toda la ciudadanía es importantísimo porque rompe con que el 18 de julio no fue un golpe sino un levantamiento del Movimiento Nacional para salvar a España del comunismo y que la República lo hizo muy mal. Se acabó esa justificación: en los libros de texto tiene que aparecer claramente que fue un golpe de Estado, una sublevación fascista apoyada por el capital, por la Alemania nazi, el fascismo italiano y la Portugal Salazarista.
Es fundamental que se eduque contando esta historia, pero ¿qué se hace con un ecosistema mediático hegemónico como el que tiene España que es claramente de derechas y que permite cotidianamente el blanqueamiento de la ultraderecha y la exaltación del franquismo?
-Está muy generalizado en los medios de comunicación y en los programas de debates. Habría que tomar a nivel público y de legislación acciones concretas contra este tipo de manifestaciones continuadas. Es decir, cuando alguien va a un programa y está justificando el golpe de Estado y el franquismo, habría que tomar medidas. Pero no solo en las televisiones, en los cuarteles se sigue celebrando el 18 de julio. Los restos del franquismo están metidos en la judicatura, en el ejército, por eso, salen manifiestos firmados no por uno o dos generales, sino por 60 o 70 recordando la figura de Franco, y eso indica qué es lo que ha pasado en los últimos años y lo que se enseña en las academias militares. No han aprendido nada.
Entre sus múltiples libros publicó uno sobre Alberto Núñez Feijóo, actual presidente del Partido Popular (PP), pero que gobernó muchos años Galicia.
-Publiqué hace seis años El perverso gobierno de Feijóo. Estoy preparando la segunda parte, te doy la primicia, se va a llamar El perverso gobierno del Partido Popular, segunda parte, porque continúa con la misma política. Feijóo es un farsante que se va presentando con un a cara u otra de acuerdo a la situación, un día dice una cosa y mañana todo lo contrario. Es una persona acomodaticia con gran apoyo mediático. Las fotos de Feijóo en el barco de Marcial Dorado, un narcotraficante, no tienen repercusión mediática. No hay noticias que puedan afectar al PP porque se ocultan. Ahora hay incendios tremendos en Galicia y el Partido Popular no hace nada, pero el descontento popular se tapa, no aparece en los medios. El traslado de Feijóo a Madrid no es más que volver a donde ya estuvo. ¿Y para qué? Para privatizar, es un experto, un especialista en privatizar lo público. Estuvo destinado en Correos, en Sanidad en la capital y en Galicia hizo lo mismo.
El 25 de julio fue el Día de la Patria Gallega, ¿qué significa ese día y esa identidad gallega que Franco quiso suprimir?
-Para las personas que nos consideramos nacionalistas, yo soy un nacionalista de Valladolid (ríe), mis padres eran de Dueñas, de Palencia, allí nos asesinaron los fascistas a seis personas de la familia. Mi abuelo era de Ávila, viví varios años en Bilbao, en Madrid, estuve estudiando en Sevilla, mi biografía es variada. Llevó más de 50 años en Galicia y me considero nacionalista gallego, por eso milito en el Bloque Nacionalista Gallego. Es una buena ocasión para decir que Galicia tiene futuro, que queremos un futuro a lo grande, donde podamos aspirar a gobernarnos por nosotros mismos y eso se traduce en la expresión de que somos soberanistas, es decir, que queremos decidir por nosotros mismos. Eso podrá tener una salida dentro de una España Federal, Confederal o una España independiente de Galicia, que es un país riquísimo, abierto al mundo y con recursos naturales. Tenemos una perspectiva universal.
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Entrevista y texto Mariano Vázquez (@marianovazkez)