Redacción Canal Abierto | ¿Qué pasaría si a un grupo de bomberos se le incendiara el cuartel? ¿Qué ocurriría con esos hombres que sienten haber fallado en su propia casa? ¿Qué oiríamos si pudiésemos espiar su intimidad? ¿Qué le sucede a un héroe que es derrotado?
En Somos bomberos, la obra escrita por Francisco Lumerman y dirigida por Maite Velo que puede verse en el Teatro Andamio 90, seis hombres ponen en juego lo que son, lo que quieren ser y lo que creen que se espera de ellos.
“Lo primero que me atrapó del material es este doble juego que propone desde un universo muy realista y también muy fantástico, eso me dio ganas de jugar. Y también esta postura crítica que plantea hacia el machismo y el patriarcado que tan instalado seguimos teniendo, pero desde un lugar popular y cotidiano”, sostiene Velo.
Con actuaciones sólidas donde ninguno desentona, en el transcurso de una hora los actores —a veces con mucho humor— atraviesan su tragedia personal y lidian con los mandatos sociales que le fueron impuestos pero que nunca se habían cuestionado.
Y es que en esta brigada masculina de bomberos voluntarios que acaba de sufrir dos incendios traumáticos en poco tiempo, el de un pool del barrio y el de su propio cuartel, irrumpe una psicóloga laboral enviada por las autoridades (la doctora Hestia), quien les propondrá una particular terapia para lidiar con las cenizas que han quedado: las del cuartel y las de su virilidad.
Humor e incomodidad
“El texto me interpelaba pero sabía que me estaba metiendo en algo bastante desafiante porque es súper directo, se dicen cosas que ya molesta mucho escuchar pero que siguen sucediendo. A los actores tuve que pedirles que apelaran al machista que en algún momento existió en ellos para darle vida a la historia desde un lugar bien honesto —explica Velo en diálogo con Canal Abierto—. A la mirada femenina actual, de la cual me considero parte, sobre todo le incomodan las risas del público. Pero no creo que tengamos que censurarnos a la hora de poder hablar de las cosas. Mi postura es que el que se ríe no necesariamente lo hace porque adhiera a esa forma de hablar o de masculinidad. A veces la risa es catártica y a veces es por identificación: todos todavía tenemos capas que quitarnos”.
Eso a lo que la directora alude, lo que causa gracia e incomodidad al mismo tiempo, es la posibilidad de escuchar cómo en la intimidad de un grupo masculino las cosas no han cambiado tanto. Cómo, aunque la careteen afuera, la deconstrucción aún es impostada.
Junto con la psicóloga, la otra mujer que aparece en escena (la ex esposa de uno de los bomberos) viene a señalar lo que está mal en ese microclima masculino que, puesto a enfrentarse consigo mismo, apuesta al escape.
Gracias a la investigación exhaustiva de Lumerman, Somos bomberos navega por distintos climas bien construidos que transitan por dos mundos poco conocidos y también muy familiares: el de la terapia de grupo y el de los bomberos.
Para la directora, que también es docente y egresada de Andamio 90, que la obra tenga ese tinte familiar y “popular” es fundamental: “Creo que hay que hacer teatro para todos y todas. Que pueda entrar y comprenderla y sentirse identificado desde alguien súper intelectual y letrado hasta alguien que quizás nunca fue al teatro. Es una obra que tiene mucho humor pero, como toda obra de humor, encierra un drama. Y tiene un tema muy actual que es la convocatoria feminista, social y cultural de construir una sociedad más pareja, con igualdad de condiciones. Que se derribe esta idea del héroe, del macho, que nos venden las películas hollywoodenses, este perfil al cual tenemos que acudir como hombres y como mujeres”.
Con un final inesperado e impactante —y las actuaciones de Daniel Begino, José Escobar, Lucila Kairuz, Vanina Montes, Juan Trzenko, Iván Vitale, Jonathan Yoffe y Juan Zuluaga—, Somos bomberos puede verse cada sábado a las 20.30 en Andamio 90 (Paraná 660, Ciudad de Buenos Aires).
Entradas en venta en Alternativa Teatral.
Foto: Julia Gel