Es lo que se busca, el lugar al que todos queremos y necesitamos llegar. Dónde desembarcar. Dónde atracar. El muelle, camino a tierra firme o camino al agua. Ya no hay tierra, y mucho menos firme. Desde hace cientos de años han venido diciéndonos, y ahora nos dicen, y mañana lo dirán, que ya no hay lugar en el que desembarcar, en el que dejarse ir. Es aquí, así, y no hay más remedio. Lo dicen los malos y lo dicen los buenos, porque ya todos sabemos que hay malos y hay buenos que suelen decir, palabras más, palabras menos, lo mismo. Manga de pusilánimes. Porque basta mirar hacia uno y otro lado para caer en la cuenta de que vivimos rodeados de muelles en los que se puede desembarcar. Al cabo de mucho esfuerzo y entrega, desde luego. Y, por qué no, alguna cuota de sentido común. Muelles, infinidad de muelles. Cansa esta cosa de vivir encallado.
Ilustración: Marcelo Spotti