Canal Abierto Radio | Por vez número 35, las mujeres y disidencias de la Argentina se encontrarán para poner en común ideas y acciones que plantean los nuevos desafíos del movimiento feminista. Pero por primera vez esta reunión se llamará Encuentro Plurinacional de Mujeres Lesbianas, Trans, Travestis, Intersexuales, Bisexuales y No Binaries, como respuesta a aquella vieja máxima de la comunicación que postula que “lo que no se nombra, no existe”.
Con la premisa de saldar la deuda con las pobladoras originarias, aquellas de países vecinos y también con integrantes del colectivo trans y travesti y visibilizarlas, se cambió el nombre del evento que se realizará en la ciudad de San Luis —territorio huarpe, comechingón y ranquel— el 8, 9 y 10 de octubre.
La expectativa particular que tendrá radica en que ocurrirá luego de dos años de distancia, pandemia mediante, la primera interrupción que sufre este evento que se realiza desde 1986 bajo el nombre de Encuentro Nacional de Mujeres y que representa una experiencia inédita en el mundo: autofinanciada, heterogénea, horizontal y autónoma. Serán tres días en los que habrá actividades culturales y talleres de participación libre para formarse y debatir.
La marea
“Llegamos a este 35 encuentro gracias al trabajo, compromiso, lucha de muchas compañeras y compañeres que se animaron a construir otra historia para nosotras y nosotres. Al principio, eran alrededor de 1.000 y año a año ese número se fue multiplicando hasta llegar a las y les miles que hoy somos —sostuvo la comisión organizadora del Encuentro en la conferencia de prensa realizada en abril—. Lugar de debates, tensiones y construcciones colectivas. Cada debate generó y genera nuevos temas, nuevas formas, más talleres, más compañeras y compañeres de cada rincón del territorio nos fuimos sumando”.
El número que se anticipa es de 70.000 “encuentreras” que ya están inscriptas, pero se estima que serán muchas más, que van por fuera de las organizaciones. “Durante las jornadas no te das cuenta de cuántas somos. Recién en la marcha nos vemos todo el enjambre de personas del Encuentro”, repasa Clarisa Gambera, directora de Género de ATE Nacional, en diálogo con Canal Abierto Radio.
“Hay muchos temas que cruzan y arman grieta dentro de los feminismos que son contenido y parte de los Encuentros —detalla—. Para mí eso es una potencia que no hay que perder: vale la pena estar en esa arena común que son estos Encuentros, porque ahí se generaron profundos debates de sentido donde se abrieron sentidos nuevos y se generó una agenda. Casi todas las leyes de ampliación de derechos vinculados a feminismos se gestaron en ese ámbito”.
Y recuerda: “Finalmente el derecho a decidir fue más profundo que solamente tener derecho a la interrupción voluntaria del embarazo. De ahí se armó todo el movimiento de la Educación Sexual Integral (ESI), de ahí se desprendió toda la necesidad de que las mujeres tengamos más participación e incidencia en todos los ámbitos. Abrió un horizonte. Gracias a la Campaña aprendimos a hacer política un poco las feministas”.
Después de la pandemia
En el tiempo transcurrido desde el último Encuentro, realizado en La Plata en 2019, el aislamiento que operó como mecanismo preventivo de contagios de COVID-19 también funcionó como dificultad para la construcción colectiva. Y como caldo de cultivo para los discursos individualistas, asociados al sistema capitalista, patriarcal y colonial.
“Las mujeres quedamos más encerradas en el contexto de la pandemia porque estuvimos haciéndonos cargo del cuidado, y en ese contexto a muchas compañeras les está costando salir de sus casas. Eso se reconcentró con la pandemia —explica Gambera—. También hay una crisis que golpea más a las mujeres: tenemos a las compañeras más pobres, mujeres que están con pluriempleo”.
Luego agrega: “También hay una avanzada de discursos que se empiezan a legitimar. Cosas que siempre se dijeron pero que ahora se dicen en medios de comunicación y que se articulan. Aquellos que son negacionistas son los que nos nombran como ‘feminazis’ cuando demandamos derechos y son los que dicen que somos ‘ñoquis’ los que trabajamos en el Estado, es como una serie. El problema es que ahora está habilitado, y eso va generando un sentido común que para mi gusto es muy peligroso, violencia cada vez más visible como debatir la pena de muerte o la portación de armas. Nos estamos enfrentando a una reacción conservadora, sentimos que vienen por nosotras y que hay un sector que se organiza por cada uno de los derechos que pudimos conquistar”.
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