Por Gladys Stagno, desde San Luis | Luego de una conquista, los colectivos vuelven a su estado reflexivo. Con nombre renovado y tras dos años de pandemia que le impidieron ser, este Encuentro se propuso pensar y decidir cuál será la consigna aglutinante que impulsará el feminismo después de conseguir el aborto legal, seguro y gratuito. ¿Qué se está tejiendo esta vez?
“Los espacios para construir son estos”. “Armemos redes”. “¿Qué nos trajo hasta acá?”. “Estamos en proceso y nos necesitamos”, se escucha.
En cada uno de los 105 talleres del 35 Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales, Intersexuales y No binaries que sucedieron a lo largo de la ciudad de San Luis -agrupados en quince ejes que fueron de lo micro a lo macro y viceversa-, la palabra circuló ansiosa y expectante, buscando un norte definido por una urgencia que no es una sino muchas. Tan sistémicas que no permiten tibiezas. Tan cotidianas que son de escala global. ¿Por dónde seguimos?
“El neoliberalismo toma el discurso contrahegemónico y lo convierte en hegemonía, hay que tener cuidado”, advierte Rocío, de 34 años, en un taller sobre relaciones sexoafectivas. Luisina, de 39, plantea: “Mi vínculo más importante, el que me salva, es mi tribu, mis amigas”.
A 35 cuadras de allí, en otra aula de otra escuela convertida en sede, Leonor (63) analiza la crisis mundial: “Tenemos que luchar contra el ajuste, realizar alianzas estratégicas con otros sectores oprimidos”. Y dice que vino por primera vez al Encuentro con su hija, que vive en otra ciudad y está participando de otro taller. Marcela (44) asegura que hay que hacer foco en la pelea por recuperar la soberanía sobre los recursos naturales y parar el saqueo. Paula, que estudia Economía, señala que no hay que perder de vista el avance del mundo financiero ante el que sucumben todos los Estados.
Y así por cientos de miles.
Muchas más
El número de participantes, según la comisión organizadora, fue de 120 mil. Y superó todas las expectativas que consideraban en la ecuación a la pandemia; a las dificultades internas que provocaron rupturas; y a la crisis que condiciona la organización familiar y sectorial, y la participación.
Pero en la cuenta también pesó el contexto movilizante. En la víspera se sucedieron el intento de magnicidio contra Cristina Fernández, principal líder política femenina del país; la detención de siete mujeres de la comunidad Lafken Winkul Mapu en Villa Mascardi; el traslado violento de cuatro de ellas al penal bonaerense de Ezeiza; y el corolario de la renuncia intempestiva de la ministra de Mujeres, Género y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta. La consecuencia fue una lectura precisa del movimiento feminista: vienen por nosotras.
La postal de la marcha final que recorrió siete kilómetros y terminó en el Parque IV Centenario maravilló a los vecinos quienes, gracias a una organización destacable de la Gobernación, fueron parte de la fiesta del reencuentro y la identidad visibilizada.
El final coincidió con la noticia del nombramiento de la secretaria de la Mujer, Diversidad e Igualdad de San Luis, Ayelén Mazzina, como sucesora de Gómez Alcorta.
Esta mañana se votó que la sede de 2023 sea Bariloche, ciudad atravesada por la represión, persecución y discursos de odio descargados sobre el pueblo mapuche.
Se espera que vuelva la unidad el año que viene y que el nuevo tejido feminista comience a cobrar forma. Por ahora, es la reflexión. Después, será la organización, la hebra, la red.
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Fotos: Paula Bonomi, cobertura colaborativa