Redacción Canal Abierto | El gobierno nacional prorrogó la declaración de la emergencia ígnea en todo el país hasta el 13 de enero de 2024, de acuerdo al Decreto 2/2023 publicado el 5 de enero en el Boletín Oficial. A su vez, los y las Brigadistas de Incendios Forestales de Parques Nacionales organizados en la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) declararon la emergencia salarial debido a que sus salarios están más cerca a la línea de pobreza que a la canasta básica alimentaria.
En este contexto, desde las 0 horas del jueves 19 rige un paro de 72 horas de los brigadistas afiliados a ATE. “El paro tiene diferentes dinámicas de acuerdo a lo que decidieron las asambleas de los distintos ICE (Brigada de Incendios, Comunicaciones y Emergencias) de los diferentes Parques Nacionales. En todos los casos implica un quite de colaboración con las actividades cotidianas que tienen que ver con tareas de mantenimiento en las comunicaciones, de las sendas y picadas, tareas de apoyo, poda de algunos árboles que tengan algún riego, atención al público; esas tareas hoy los brigadistas no las hicimos. Algunos ICE optaron por no ir a los incendios que no estén dentro de la jurisdicción de Parques, otros por no ir a incendios que no demanden riesgo humano o económico, digamos puntualmente de casas y otros bienes. El acatamiento es masivo pero según el criterio de cada brigada”, sostiene en diálogo con Canal Abierto Leo Manríquez, delegado de ATE del I.C.E. del Parque Nacional Lanín, Neuquén.
“En Lanín somos 49 brigadistas y tendríamos que ser 65 al menos”, cuenta el delegado, resumiendo una de las tantas demandas que motivaron el paro: la falta de personal. Otra demanda, además de la salarial señalada anteriormente –la mayoría de los brigadistas en la región centro del país, sin zona desfavorable, tiene un salario que ronda los 80 mil pesos. Los combatientes con zona cobran un 65% más, entre los 100 a 120 mil pesos–, es la de la estabilidad laboral y el pase a la planta permanente del Estado.
“Desde la creación de los ICE, allá por los principios de los 90, venimos pidiendo una estabilidad laboral, un sueldo acorde a las funciones que tenemos y, con el tiempo, se fue proponiendo también una jubilación anticipada debido a la actividad que desarrollamos. Hace dos años, con los incendios del Delta y los Esteros del Iberá, el Estado reconoció nuestro trabajo y accedió a la creación de un convenio colectivo de trabajo específico para los brigadistas de Parques Nacionales y del Servicio Nacional de Manejo del Fuego, que son las brigadas que van y vienen por todo el país”, resume Manriquez.
La mayoría de estos y estas trabajadoras siguen dependiendo de un contrato a término que se debe renovar cada año, a pesar de llevar algunos hasta 20 años trabajando en el sistema de incendios.
Encuentro cercano
El paro comenzó un día después de que en la ciudad de Junín de los Andes el ministro de Ambiente Juan Cabandié y el presidente de Parques Nacionales, Federico Granato, inauguraran una Subcentral de Incendios del Parque Nacional Lanín. Allí, los trabajadores se encontraron con los funcionarios y le solicitaron al responsable de la cartera, a la sazón su jefe, una entrevista, que en primer término fue acordada y luego cancelada.
“Nosotros decidimos que íbamos a hacer una protesta en la inauguración de la Subcentral y sacamos nuestras banderas cuando Cabandié estaba haciendo el discurso inaugural. Después de eso se cortó la cinta y fuimos a recorrer las instalaciones. Luego de unos momentos medio tensos, él se acercó y me pidió que le cuente cuál era el problema de los Brigadistas”, narra el delegado. “Charlamos y le pudimos contar puntualmente cuáles son los problemas que tienen las brigadas de Parques Nacionales, que además de apagar incendios forestales hacemos rescates, búsqueda de personas perdidas dentro de los parques –una actividad que cada vez demanda mayor atención y tiene una alta tasa de gente lastimada y otros inconvenientes. Se le explicó la complejidad y la falta de de personal, la necesidad de un sueldo acorde, la importancia de la jubilación anticipada y de contar con los recursos necesarios para la tarea”.
La realidad de estos trabajadores y trabajadoras, como la de muchos otros sectores de trabajo, es que deben tener más de un empleo para sostener a sus familias. “Una compañera le explicó que ella es enfermera y hace turnos de noche en una clínica y de día va a la brigada. Ella le explicó que pagaba 80.000 pesos de alquiler y ganaba 120.000 pesos”.
El ministro se comprometió a agilizar el tema del pase a planta, que según explicó no estaba directamente en sus manos, y dio la orden oral, en ese momento, al presidente de Parques de incorporar personal a los ICE. Un día después de declarado el paro se destrabó una gestión que había estado cajoneada durante cuatro meses para poder avanzar en el acceso de brigadistas a la planta permanente del Estado. “Al otro día apareció firmado”, concluye Leo.