Redacción Canal Abierto | Comenzó una nueva semana de audiencias en el segundo juicio por el femicidio de Lucía Pérez, la joven de 16 años que el 8 de octubre de 2016 fue drogada, abusada y asesinada por tres hombres, y luego abandonada sin vida en el hospital de Playa Serena, en Mar del Plata.
En el primer juicio realizado el 26 de noviembre de 2018, el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 1 dictaminó que no se pudo probar que hubo abuso sexual ni que fue un femicidio, y condenó a los acusados Matías Farías y Juan Pablo Offidani a ocho años de prisión por la venta de estupefacientes.
En diálogo con Canal Abierto, Marta Montero, mamá de Lucía, se refirió a cómo se vivió la primera semana del proceso, las diferencias con el primer juicio, y lo que espera que pase al finalizar la etapa de audiencias y alegatos.
Pasadas las primeras audiencias de este segundo juicio, ¿cuál es tu sensación con respecto al primero? ¿Hay alguna evolución en términos de perspectiva de género, de respeto por las víctimas?
-El primer día fue complicado pero después se fueron subsanando las cosas. Era una sala chiquita y mucha gente quedó afuera. El único que entró fue el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, a acompañarnos.
Hay una sala contigua que era para la familia, los amicus curae y seis periodistas. Pero no los dejaron entrar tampoco, cuando eso se había hablado, estaba todo pactado.
El segundo día hubo un problema con el periodismo, porque decían que los periodistas habían grabado las cosas. Los periodistas no graban las cosas: escuchan, anotan y hacen las notas, no necesitan grabar. A ellos se les puso eso y tuvimos que ir a un cuarto intermedio, los periodistas tuvieron que dar una explicación, que los jueces los tuvieran que ver. ¿Con qué necesidad? Eso, todo, lo hizo la defensa.
En la tercera audiencia hubo una marcada diferencia con el primer juicio, particularmente con el testimonio de los peritos, los tiempos y las preguntas. ¿Están conformes desde ese punto?
-Sí. Se puede preguntar y con coherencia. En el otro juicio no había preguntas ni repreguntas, no existía ni el fiscal ni la querella, que éramos nosotros. Directamente no se preguntaba. ¡Y menos la defensa!
Los peritos estuvieron muy bien. Se comprobó que Lucía murió en circunstancias violentas, abusada. También se mostraron fotos que en el primer juicio ni siquiera estaban.
¿Cómo sigue el juicio? Se espera que se extienda hasta el 1 de marzo.
-No creo que continúe hasta el 1 de marzo. Creo que hasta esa fecha ya vamos a terminar. Esta semana tenemos lunes y martes testigos nuestros, y miércoles y jueves testigos de ellos. Después nos queda el 17 y viene el fin de semana largo. Los alegatos quedarán para el 17 o después del feriado, el 22. En los primeros días de marzo va a estar la sentencia.
¿Y cuáles son sus expectativas?
-Mi expectativa es que tiene que ser perpetua, tiene que ser la mayor condena que se dé por femicidio con todos los agravantes que esto lleva y que la pena sea para las dos personas, porque acá los dos hicieron lo que hicieron. La muerte de Lucía la completaron los dos, Farías y Offidani.
¿La defensa sigue con la estrategia de poner el eje sobre Lucía?
-Obvio, sí.
¿Y los acusados no están presentes en la sala?
-No. Tienen el beneficio de poder mirar el juicio por Zoom y si no quieren –como se lo dijo el juez- pueden seguir con su vida normal, con su rutina.
Mucho se habló sobre el juicio por el asesinato de Fernando Báez Sosa. ¿Notás diferencias en el tratamiento de ambos casos?
-Ya con el hecho de ser varón hasta te puedo decir que cuando los interrogan, el interrogatorio es diferente. A las mujeres nos tratan mal en el interrogatorio, las preguntas vienen mal, nos miran mal. Al varón se lo trata de otra manera.
Lo de Fernando estaba casi las 24 horas en los medios. Me parece fantástico, porque hay muchos chicos –y chicas también- que pasan por lo mismo, pero ¿y las mujeres que las matan en manada?
¿Esperás que sea una sentencia ejemplificadora, que haya una modificación, un cambio en la Justicia?
–Sobre todas las cosas, la Justicia tiene que cambiar. Tiene que haber una Justicia más humanitaria, con perspectiva de género, más social. Que sepamos lo que se está haciendo y que todos tengamos derecho a ver, a estar, a opinar. No son un ente aparte. Son iguales que nosotros y están a nuestro servicio.