Redacción Canal Abierto | Hacia fines de los 90, tras una década de políticas neoliberales que intentaron desguazar al Estado y dinamitaron el ya endeble aparato productivo industrial nacional, frente a los sucesivos quiebres de empresas y la retirada de los patrones, trabajadores y trabajadoras encontraron y construyeron una respuesta que hoy es patrimonio de la clase obrera en nuestro país: ocupar, resistir y producir. Así la autogestión obrera, con muchísimas dificultades, comenzó a reemplazar a la tan mentada iniciativa empresaria.
Uno de los actores principales de esta historia es el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER) que está cumpliendo 25 años de organización, resistencia y propuesta, y que ha llegado a ocupar un lugar en el Ministerio de Desarrollo de la Nación con la creación de la Dirección de Empresas Recuperadas a cargo de Eduardo “el Vasco” Murúa. El movimiento ha vuelto ha presentar en 2022 un proyecto de Ley de Recuperación de Unidades Productivas que propone dar un marco jurídico y ofrecer soluciones a miles de trabajadores que se ven en la situación, no buscada, de ponerse al frente de una empresa para preservar su fuente de trabajo.
Bruno Di Mauro es referente del MNER y trabajador y presidente del laboratorio recuperado Farmacoop, cooperativa que reemplazó a la fallida y varias veces vaciada Roux Ocefa.
Bruno, para arrancar y ejemplificar ¿podés contarnos la experiencia de Farmacoop, desde la retirada patronal y el vaciamiento de la empresa a hoy?
-La recuperación de Farmacop arranca con un conflicto en 2016. Hay un paulatino cierre de las líneas de producción. Eran dos plantas productivas, terrenos, diferentes locales en el interior. Hacia 2017 hay un lockout patronal, y ese lockout nosotros lo convertimos en una ocupación, la primera que hacemos en la planta productiva de Villa Luro (en Medina 138, ciudad de Buenos Aires). Ya entonces hacemos la propuesta al juzgado comercial donde se tramitaba el concurso de acreedores de darle continuidad a la empresa como cooperativa, en todo caso, en una gestión mixta con un interventor judicial.
A partir de ahí, el paquete accionario del laboratorio se vende dos veces antes de llegar a la quiebra. En ese interín es cuando comienzan los despidos masivos de quienes trabajábamos allí, llegando a septiembre del 2018 ya sin trabajadores en las plantas y con gran parte de la maquinaria robada por la propia patronal. A fines de 2018 se concreta la quiebra del laboratorio.
Mientras tanto los trabajadores y trabajadoras desde fines del 2016 nos pusimos en contacto con el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas porque por las señales que veíamos de parte de la empresa era cantado que la situación iba a derivar en una quiebra. Los compañeros y compañeras del MNER con lo que nos asesoramos nos ratifican esa presunción.
Cuando te acercas a otras experiencias te das cuenta que el modus operandi en general es similar. En todos los casos hay dos o tres formas de vaciar una empresa y llevarlas a su extinción. Muchas veces es una quiebra que está preparada y es fraudulenta. El método de lucha en realidad es bastante sencillo y es algo que se mantiene a pesar de los cambios de época, que es ocupar, resistir y producir.
¿Cuáles son los síntomas a los que un trabajador tiene que estar atento para detectar cuando una patronal está vaciando la empresa?
-En general, arrancan con desdoblamientos de los pagos de salarios o atraso en los pagos del aguinaldo. Muchas veces hay merma de la producción, pero en otros casos lo que hacen es apurar la producción para llevarse lo más posible antes de retirarse.
Una de las cosas que hay que estar atentos cuando se detecta alguna de estas señales, ni hablar si ya la empresa ya está en concurso de acreedores, es ver los aportes a la seguridad social, ir a ver a la ANSES si la patronal está realizando los aportes de Obra Social y de jubilaciones, porque ahí es donde se produce una de las grandes estafas, no solamente a los trabajadores y trabajadoras, sino al Estado. El Estado Nacional a partir de diferentes organismos, suele ser un gran acreedor en todas las quiebras.
Después hay que tratar de no negar la realidad, los trabajadores nos damos cuenta cuando la empresa está cambiando, cuando algo está pasando y tendemos a creerle a la patronal o al gerente que tengamos enfrente cuando nos dice que es un problema temporal, que ya va a pasar, que no pasa nada. Eso hace que se estiren los tiempos en los que reaccionemos y ese tiempo perdido en general es clave… Sino, después llegamos un día y la persiana está cerrada o se robaron maquinaria indispensable para seguir funcionando. Hay que despertarse y tratar de reaccionar rápido.
¿Cómo asesorarías a un grupo de compañeras y compañeros que quieren avanzar hacia la recuperación de su empresa y la formación de una cooperativa?
-Primero, le diría que se acerque al MNER o a conocer otras experiencias y que no le tenga miedo a organizarse para hacerlo. Es mucho más sencillo cuando el proceso de recuperación lo haces a través de una organización y con un respaldo. Muchas veces no es suficiente con los trabajadores y trabajadores organizados de la planta o la empresa porque vas a necesitar asesoramiento jurídico, vas a necesitar respaldo para presentarte en el juzgado. Aparte, vas a necesitar leer el conflicto y hay cosas que uno en el día a día no las podés ver.
Después les diría que la parte más importante y más difícil no es la ocupación de la fábrica, que a veces es el primer paso y el que más miedo nos da; decir nos quedamos a dormir, nos quedamos tomando la fábrica y pensamos que va a venir la policía a matarnos de un día para el otro. Lo más difícil es el “resistir”. Y resistir no es solamente resistir los palos de la policía o resistir un desalojo. Resistir es saber que la reactivación puede tardar días o semanas, como en algunos casos, o meses y años como nos pasa en otros. Resistir es eso, resistir en casa y que la familia nos acompañe; resistir los días y meses de angustia dentro de la fábrica sin saber lo que va a pasar. Hay que prepararse para eso y por eso es importante estar acompañados para resistir económicamente y moralmente.
El movimiento cumple 25 años y están presentando nuevamente en el Congreso una ley de Recuperación de Unidades Productivas, ¿querés contarnos un poco el núcleo de esta ley?
-Esta es una ley que se viene presentando hace casi 20 años, con variaciones, desde que empieza el proceso de recuperación. El movimiento plantea que hace falta una normativa para dar un marco legal a uno de los problemas más transversales a todos los procesos de recuperación que es la seguridad jurídica.
La ley lo que plantea es muy sencillo: que ante los casos de quiebra de una empresa o de abandono de la patronal –las diferentes formas que adquiere el vaciamiento de una empresa– si los trabajadores y trabajadoras pretenden darle continuidad a la explotación de la empresa, el Congreso debe expropiarla. Esa empresa debe quedar en manos del Estado, nunca en manos de la cooperativa. Para que el costo de reactivar la empresa no caiga en el pueblo lo que se plantea es la compensación de los créditos. En general, el Estado Nacional, a partir de los organismos de seguridad social y de la banca pública, es el acreedor principal en las quiebras y, por otro lado, los trabajadores. Entonces entre los créditos de los trabajadores y los créditos que tenga el Estado nacional, en general se puede compensar y el Estado puede hacerse del bien directamente y dárselo en comodato a la cooperativa de trabajadores y trabajadoras por tiempo indeterminado, o mientras perdure el objeto social de la Cooperativa que es básicamente el trabajo.
En el proyecto planteamos un mecanismo para que no haya un costo adicional de parte del Estado para hacerse del bien y buscamos esta figura de propiedad, que no es la propiedad social porque la Constitución no lo contempla como si lo hacía la del 49, pero esta cuestión mixta, que la propiedad quede en el Estado pero que sea una cooperativa de trabajadores y trabajadoras los que se hagan cargo del espacio.
Hay cuellos de botella para todas las recuperadas, el capital, los insumos… ¿Esto también está previsto en la ley?
-La ley plantea también un fondo de capitalización que es necesario, sobre todo, en los primeros meses de vida de las cooperativas para poder tener una inyección de capital inicial, en el caso de que no contar con la posibilidad de que algún cliente nos adelante materia prima. También para la renovación tecnológica; muchas veces nos hacemos cargo de fábricas que tienen un atraso tecnológico de decenas de años y es importante que las empresas que recuperemos puedan ser competitivas para poder perdurar en el tiempo.
Me imagino que el crédito es uno de los puntos fundamentales que a las recuperadas les cuesta muchísimo.
-Tenemos un problema financiero en las empresas que es la inviabilidad de acceder a crédito por la imposibilidad de presentar garantías; al no ser dueños de la propiedad es muy difícil acceder al crédito del tamaño que necesitamos. Muchas veces somos empresas grandes, con una magnitud que sin tener la propiedad como garantía es muy difícil obtener un crédito. Incluso los bancos cooperativos tienen el limitante porque es una normativa del Banco Central, entonces tenemos una imposibilidad de acceso al crédito por la banca privada y pública. A la vez, los créditos que ofrece el Estado a partir del sistema no bancario son minúsculos. Nosotros planteamos que no queremos solamente subsidios, somos un sector de la economía popular que estamos en condiciones de devolver lo que se nos presta, pero no tenemos acceso al crédito. Sobre eso estamos trabajando.
¿Cómo está el trámite parlamentario de la ley? ¿Qué apoyos tienen?
–Tenemos alrededor de 30 firmas de diputados y diputadas, sobre todo del Frente de Todos, pero también hablamos con otros bloques que acompañarían la ley si llegara al recinto. Hoy el proyecto está en cuatro comisiones, venimos hablando con los representantes de cada una de las comisiones para que se haga una intercomisión y que se pueda sacar dictamen en conjunto para que llegue al recinto. El proyecto lo presentó Leo Grosso acompañado de María Rosa Martínez y Daniel Arroyo. También tuvimos el acompañamiento de Germán Martínez, el presidente del bloque. Somos optimistas, no nos queda otra y creemos que es un proyecto que si nos dan la oportunidad de explicarlo, no hace agua por ningún lado y va a ser acompañado por la gran mayoría de la Cámara de Diputados y eventualmente de la de Senadores. En estos días, estamos lanzando una campaña pública desde el movimiento para visibilizar el proyecto y para juntar adhesiones.
Entrevista: Nahuel Croza