Redacción Canal Abierto | Hace tiempo resuena una promesa, que la Argentina se convierta en uno de los mayores proveedores globales de litio, fundamental para una transición energética que deje atrás fuentes de energía hoy escasas y contaminantes como la hidrocarburífera.
Las exportaciones de este mineral aumentaron un 236% en 2022 producto de su extracción en las cuencas de salares de la Puna altoandina que Argentina comparte con Chile y Bolivia. Se estima que el 53% de las reservas mundiales de este nuevo “oro blanco” se encuentra en el denominado “Triángulo del Litio” que comparten las tres naciones.
Otro país latinoamericano que sueña con vender al mundo su litio es México, donde su presidente Andrés Manuel López Obrador acaba de crear una entidad pública para asegurar la explotación de una reserva que ocuparía alrededor de 235.000 hectáreas en el estado norteño de Sonora.
Sin embargo, no todo es color de rosa en torno al mineral que promete convertirse en la estrella para la transición energética global. Para entender sus limitaciones, las disputas geopolíticas que lo rodean, la estrategia mexicana y sus riesgos socio ambientales, Canal Abierto dialogó con la investigadora Aleida Azamar Alonso, coordinadora de la Maestría en Sociedades Sustentables de la Universidad Autónoma Metropolitana y presidenta de la Sociedad Mesoamericana y del Caribe de Economía Ecológica.
Litio, el camino mexicano
“El país que más se ha puesto las pilas para la extracción es China. En Sonora, México, donde probablemente esté el mayor reservorio de Litio del mundo, quien tiene los derechos de extracción es la empresa china Ganfeng Lithium (que compró la firma inglesa Bocanora Lithium)”
“El decreto de nacionalización del litio publicado en febrero es ambiguo: dice que la Nación se reserva el derecho de explotación en la región donde se supone que están las mayores reservas, pero a la vez se reconoce el derecho de aquellas concesiones privadas que ya se encuentran muy avanzadas. Creo que el objetivo es abrir la posibilidad del ingreso de las empresas estadounidenses y canadienses, lo que podría provocar litigios internacionales de los capitales chinos contra México”
“En México estamos hablando de aproximadamente unas 240 mil hectáreas que podrían verse afectadas por la extracción de litio, lo que convertiría al país en el principal productor del mundo. De lo que no se habla es de los impactos socioambientales”
¿Una explotación en manos del Estado?
“El decreto plantea la creación de un organismo público, LitioMx, que ya está realizando estudios de viabilidad. Pero en México, al igual que en muchos países de Latinoamérica, no contamos con la tecnología, científica ni económica para la extracción de litio”
“En México está pasando lo mismo que en Bolivia: Evo nacionalizó el litio hace años, pero ya un tiempo antes del golpe de 2019 hablaba de convenios y estrategias público-privadas para su extracción”
Una disputa internacional
“Hay un juego geopolítico muy fuerte: Estados Unidos, Canadá y México modificaron el T-MEC (versión actualizada del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica) para que las concesiones sean para empresas canadienses y estadounidenses, y así cerrar las posibilidades chinas. Al respecto, cabe recordar los dichos del año pasado de Laura Richardson, comandante del Comando Sur de Estados Unidos, sobre la supuesta amenaza china en el continente”
¿Una transición sustentable?
“Lo que está en discusión hoy es cómo encarar una transición energética sustentable, pero siempre priman las miradas desde el norte global. Estas perspectivas, tanto gubernamentales como empresariales, no ponen en discusión el carácter extractivista”
“En primer lugar, sería interesante pensar el destino y sentido del litio. Por ejemplo, si quisiéramos transformar todo el parque automotor de China y Estados Unidos, no alcanzarían las reservas mundiales de litio”
“Se supone que la búsqueda y extracción de litio debería contribuir a la transición energética y la lucha contra el cambio climático, pero hay que estar atentos a toda la serie de recursos que consumiría esta industria extractiva y a sus eventuales residuos. Así como también su impacto sobre la flora y fauna en las regiones afectadas”
“Para empezar, hay que decir que Sonora es una región con alto estrés hídrico, prácticamente desértica, y la extracción de litio requiere la utilización de grandes cantidades de agua”
“Otra problemática importante son las migraciones que provocan emprendimientos de este tipo, trastocando aspectos culturales de las zonas afectadas. Además, las mineras suelen contratar a personas locales para realizar las tareas menos calificadas y con salarios relativamente bajos, mientras que las labores más tecnificadas suelen reservarse para técnicos y especialistas de los países de origen de las grandes firmas”
“La clave aquí no es renegar de una transición energética que es necesaria, sino pensar cómo hacemos para que sea más justa. Y es cierto que, como ciudadanos y consumidores, tenemos que ser conscientes de numerosos aspectos a la hora de adquirir y utilizar un producto, pero son los Estados y las empresas a quienes les cabe una mayor responsabilidad por tener en sus manos el control de los recursos, distribución y el marketing”
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