Redacción Canal Abierto | Sectores de la comunidad del quehacer audiovisual advierten sobre el riesgo que corre el futuro de la actividad ante el desfinanciamiento que viene sufriendo el Fondo de Fomento con el que el INCAA subsidia la producción de películas.
En la redacción de la ley de 1994, dicho fondo se compone del 10% de cada entrada de cine, el 10% de la venta y alquiler de videos y el 25% de la recaudación del ENACOM (entonces COMFER) por tasas a radios y canales de TV. La desaparición del VHS como sistema de consumo de cine hogareño en favor de las plataformas de streaming hizo caer este canal de ingresos sin que se lo haya reemplazado por el nuevo.
Tras la realización de una asamblea en el Anfiteatro Eva Perón de ATE Nacional el sábado 22 de abril, Teresa Saporiti y Fernando Krichmar, presidenta e integrante de la comisión directiva de DOCA respectivamente, dialogaron con Canal Abierto sobre esta situación.
“En principio, pasan dos cuestiones con lo que tiene que ver estrictamente con la desfinanciación del INCAA y la posibilidad de que las plataformas paguen impuestos que corresponden para el Fondo de Fomento Cinematográfico. Por un lado, estuvieron unos abogados trabajando durante años para que, en conjunto con la AFIP, se pudiera definir que cuando vemos una película a través de una plataforma es como la versión moderna de lo que antes era ir a un videoclub a alquilar una película”, explicó Saporiti.
“Eso se tuvo que discutir porque se hablaba de si era un servicio de internet o si era alquiler de películas, hasta que la AFIP dio el visto bueno para decir que cuando estamos prendiendo la televisión y ponemos una plataforma y elegimos la película que queremos ver, estamos alquilando una película online”, agregó la realizadora.
“En el momento en que la AFIP define eso, el INCAA empieza a poder pensar en que las plataformas paguen el impuesto que corresponde para el Fondo de Fomento Cinematográfico”, señaló.
“Después está el aspecto político, porque en realidad para poder cobrar este impuesto las plataformas tienen que estar radicadas en Argentina. Y hay muchas plataformas que no lo están. De hecho cobran en dólares. O sea, nosotros pagamos en pesos a través de las tarjetas de crédito, pero lo que se va de acá son dólares. El Instituto de Cine tiene el registro público de la actividad audiovisual donde se tiene que anotar la gente, productores, realizadores, exhibidores, distribuidores. Entonces, la AFIP le dice al instituto, ‘vos anotalas a las plataformas’. Las plataformas se deberían anotar por propia voluntad. Como no lo hacen, el INCAA las anotó de oficio y a partir de ese momento las plataformas empezaron a mandar cartas con amparos”, contó Saporiti.
Por su parte, Krichmar relató que “la AFIP le dice al INCAA que registren de oficio a estas empresas en el INCAA así se les puede cobrar este tributo. El INCAA las registró y ahora estamos en el momento donde deberían no sólo empezar a pagar sino también pagar la deuda que tienen. Porque esto es una cuestión por ley”.
Y detalló que “hay quienes dicen que es algo que está en el aire, en la internet. No señor, eso en algún lado hay un disco rígido o granjas de discos rígidos donde están de alguna manera alojados esos contenidos. Así que partimos de que hay un sustrato físico y hay una alquiler”.
“Fueron tres años de discusión jurídica y ahora lo que está faltando es la vocación política de cobrarles, que ya es un problema de soberanía audiovisual. Si los únicos que pueden producir son plataformas que están radicadas en el extranjero, muy probablemente los contenidos estén condicionados por sus intereses políticos e ideológicos”, sostuvo Krichmar.
A modo de ejemplo, Krichmar se refirió a la versión de El Eternauta de Oesterheld y Solano López protagonizada por Ricardo Darín y producida por Netflix. “Si bien está el nieto de Oesterhel atrás de eso, cuando le preguntan a Darín qué va a tener dice que lo que la serie va a tratar es de que sea más internacional, de que se pueda entender en cualquier lado”.
“A eso vamos, a que una cosa que es parte de nuestro acervo cultural, de nuestro acervo popular y de resistencia, de nuestro discurso de lucha de este país, se va a convertir probablemente en El juego del calamar o una cosa que no tenga nada que ver con lo que fue históricamente”, subrayó.
Krichmar alertó sobre la propuesta de una nueva ley que regule la actividad y que de darse las plataformas podrían aplicar para recibir apoyo del INCAA, “con lo cual muy gozosamente van a pagar impuestos, porque van a entrarlos por una ventanilla y sacarlos por la otra. Pero modificar la ley de cine es algo muy complicado en la situación en la que está el Congreso. Y la única propuesta que hay es regresiva”.
“Lo que nosotros estamos planteando es que se cumpla esta ley, que es una ley que nos permite participación a los directores, participación a los productores, participación a las provincias y está pensada de una manera tan visionaria que si bien es del 91, entrarían estas modificaciones tecnológicas. Porque muchas veces te dicen, como le dicen a los trabajadores, que el mundo no es el mismo y hay que hacer una reforma laboral”, afirmó Krichmar.
“En la ley de cine, lo mismo. Hay una ley que defiende el cine nacional, que defiende la soberanía nacional y lo que nosotros estamos pidiendo no tiene una bandera política. Cumplamos la ley y esa ley va a generar soberanía audiovisual. Soberanía audiovisual es que se expresen las ideas de los creadores argentinos sin ataduras. Que Maradona no le pertenezca a una plataforma, que Bilardo no le pertenezca a una plataforma, que Evita no le pertenezca a una plataforma”, agregó.
Y advirtió que “ellos compran los derechos y tienen derecho de modificar lo que quieran, tienen derecho para siempre sobre esas imágenes. Entonces hay un montón de imágenes de Maradona que vas a tener que ir a golpearle la puerta a Boston, a un directivo y decirle `disculpe señor, ¿me permite usar esto?´¿Vamos a hacer extractivismo aprovechando que tenemos buena mano de obra, o sea buena madera, y vamos a dejar que ellos vengan, hagan el producto y sean los dueños, o vamos a proponer que haya una industria nacional como hay desde 1910?”.
Otro aspecto de la Ley de Cine que escapa a las plataformas es el de la cuota de pantalla, que establece un piso de producción nacional que debe ser exhibido por las salas de cine.
Al respecto, Krichmar planteó que “debería existir en las plataformas y debería existir en los cines también. El problema es que las leyes, una vez que vos las haces, tenés que hacerlas cumplir y tenés que fiscalizar. Y las grandes distribuidoras de cine antes lo que hacían era, te ponían dos cortos publicitarios y te decían, `ahí está, esos dos cortos publicitarios son argentinos´, y después venían los tanques de Hollywood”.
Y contó que “en las plataformas por ahora no hay ningún tipo de regulación acá, pero en Suiza se los pusieron, en España se los pusieron, en Alemania se los pusieron, en Francia se los pusieron, o sea que no es algo utópico. En Suiza creo que es el 10% de producción europea y el 4% de producción suiza”.
Y Saporiti apuntó que “de hecho, la cuota de pantalla después también te la pueden completar con todas las películas que realmente hizo Netflix en Argentina, al que se llama catálogo Hecho en Argentina de Netflix, que son películas como Granizo. Entonces, ellos generan el contenido que cubre su propia cuota de pantalla”.
Y ejemplificó: “En algún momento a los cines les era más barato pagar la multa por no tener cine nacional que jugárselas a poner cine argentino y que de pronto no vaya nadie. Lo cual lo único que genera es la idea de que el cine nacional no lo ve nadie y no tener un espacio real para mostrar nuestras películas”.
Por su parte, Krichmar destacó que “eso es un debate de soberanía. Yo me acuerdo, nosotros tuvimos una gran polémica online con Lucrecia Cardoso sobre la cuestión de la de la economía del conocimiento. Y ella decía, que en Netflix estaba primera Granizo o no me acuerdo cuál de estas grandes superproducciones. Y nosotros le decimos que eso no es bueno en sí mismo, no es algo para jactarse”.
“Lo que estaría bueno es que producciones independientes argentinas puedan tener acceso a esa masividad. Eso debería ser algo de lo que se jacte un funcionario, no que está primera Granizo. Que si vos la ves, es más o menos una cosa hecha con una serie de fórmulas que tienen que ver con eso del algoritmo”, concluyó el documentalista.
Entrevista: Manuel Rodríguez