Redacción Canal Abierto | “A mí me interesaba mostrar de qué trabaja un juez, y estos son dos jueces singulares, y la película discute también cuál es la mirada que tiene un juez”. En El libro de los jueces, el documental de Matías Scarvaci que estrena este jueves 18 de mayo en el Cine Gaumont (Rivadavia 1635, Ciudad de Buenos Aires), la Justicia es contada desde un ángulo muy distinto y poco frecuentado: la de dos jueces muy que ejercen el derecho penal restaurativo.
Casi como continuación de su ópera prima, ganadora de múltiples premios, Scarvaci —director, productor y actor— conoció a uno de los protagonistas de El libro de los jueces, su segunda película, gracias al abogado penalista que protagonizó Los cuerpos dóciles: “Él me presenta a Walter (Saettone), que es un juez de Instrucción Penal de la provincia de Buenos Aires y, por otro lado, luego lo conocí al doctor Alejandro David, que es juez de Ejecución Penal”.
De la mano de ambos —quizá llevado por los intereses asociados a su otra profesión, la de abogado y mediador—, la cámara invisible de Scarvaci recorre comisarías y cárceles, revisa las situaciones procesales de los presos, sus condiciones carcelarias, y registra la necesidad que tanto ellos como quienes fueron sus víctimas tienen de un trato digno y restaurador.
“En esta película fue apareciendo la idea del perdón, yo no lo tenía como una premisa y me parece que la película termina hablando muy fuertemente de eso. El tema de la película termina siendo el perdón que es un tema enorme: perdonar y perdonarse y como ese perdón me es una salida posible para poder sanar tanto dolor”, resume el director.
Garantistas y punitivistas
“El mundo mediático los divide entre garantistas y mano dura. Estos jueces tienen una mirada singular de ejercer su profesión, pero tampoco los quiero encasillar porque no creo que respondan a esa dicotomía ninguno de los dos. Sí me da la sensación de que están comprometidos con su trabajo y están comprometidos tanto con víctimas como con victimarios”, analiza el director, en diálogo con Canal Abierto, desde el stand de ATE Nacional, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
Con dos figuras muy pintorescas también desde lo estético, la película logra un relato muy entretenido que jamás decae, y nos lleva por pasajes de alto contenido dramático. “Conceptualmente, respondo a dos estándares: por un lado está el universo documental, que va a documentar toda la información; pero por otro lado están las leyes de lo cinematográfico, que tienen que ver con que es una película, que tiene que ser entretenida, divertida, atractiva, tiene que tener un clímax —explica Scarvaci—. El espectador no debería hacerle el aguante a la película por más que sea un documental. Me parece que la elección de los protagonistas también tiene que ver con eso, con que son muy atractivos en términos cinematográficos”.
Por otro lado, está el universo humano, que tiene su luz y su oscuridad, y El libro de los jueces da cuenta de ambos. “La película despliega la humanidad en su complejidad de las personas que allí participan, no solamente de quienes están condenados, sino también de los jueces, de las dudas que tienen. Estar en ese lugar es un lugar muy complejo, de mucha responsabilidad. Y muy difícil también”, analiza su director.
Y finaliza: “Esta historia narra también la locura del sistema en el que vivimos, que excluye, que margina, y que después pide mano dura. Entonces la violencia se acrecienta, se arma una bola de violencia que cada vez crece más. La solución que muchos creen es aumentar las penas para tener más violencia sobre la violencia. Es una situación muy esquizofrénica la que vivimos”.
Entrevista: Gladys Stagno