Redacción Canal Abierto | Artistas de la música, trabajadores de esa industria y organizaciones que los nuclean conformaron la Mesa de la Música y la Actividad Musical con el fin de unirse en pos de reclamos sectoriales. En ese marco plantearon la necesidad de una legislación que adecúe la financiación del Instituto Nacional de la Música (INAMU) a la nueva realidad de la comunicación, bastante diferente a la de 2011, cuando la ley que creaba el organismo fue reglamentada.
Entonces, la creación del organismo estaba planteada en la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en 2009, para lo que el ENACOM (entonces AFSCA) iba a destinar el 2% de su recaudación en los gravámenes que emisoras de radio y televisión aportaban al ente. Estos gravámenes eran proporcionales a su facturación en publicidad.
La aparición y expansión de las plataformas de streamming hizo que la recaudación por publicidad de los medios tradicionales cayera en beneficio de las nuevas tecnologías, lo que impacta en la recaudación del ENACOM y, de manera consiguiente, de la sostenibilidad del INAMU.
El INAMU fue creado por ley en el año 2013 con el objetivo de fomentar, preservar y difundir la música en general y la nacional en particular. Para el primer fin, subsidia producciones de artistas independientes. Este aspecto se ve afectado con la caída de la recaudación.
Es por eso que la Mesa de la Música y la Actividad Musical está en conversaciones con distintos legisladores que han presentado proyectos al respecto. La Mesa está integrada por la Federación Argentina de Músicxs Independientes (FA-MI), el Sindicato Argentino de Técnicas/os Escénicos (SATE), la Red Multisonora (RMS), la Asociación Argentina de de Técnicas/os e Ingenieras/os de Audio (AATIA), las Asociación de Representantes Artísticos (ADRA), y la Unión de Músicxs Independientes (UMI).
Consultado por Canal Abierto, el coordinador de la Mesa y ex presidente del INAMU Diego Boris planteó que “la música es el lenguaje de mayor circulación en las plataformas”.
“No nos olvidemos -continuó- que las plataformas son también las plataformas de música, como Spotify, Apple Music, pero también en, por ejemplo, YouTube, la mayor circulación que hay es de música. Hay muchos discos o recitales. También en las plataformas audiovisuales hay muchos recitales”.
Boris también alertó sobre la desactualización que esos porcentajes sufrieron con el correr del tiempo. En tal sentido, recordó que “cuando se trató la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, los porcentajes que se fueron distribuyendo tenían que ver con la realidad de esa época y con que no había un instituto que fomente la actividad musical”.
“Entonces, ese 2% que se logró con la Ley de Servicio de Comunicación Audiovisual no tiene nada que ver con la realidad de hoy. Si bien para ese momento al no existir el organismo, que una ley genere un fondo para un organismo que no existía, que se creó dos años después, era muy importante. De hecho, el principal ingreso del INAMU es el 2% que prevé el artículo 97 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Pero claramente ese porcentaje no tiene nada que ver con la realidad de los medios de comunicación de hoy”.
Si bien esta inquietud no es nueva, se plantea ahora porque hasta el año pasado las energías estuvieron enfocadas en evitar la caducidad de los Fondos de Asignación Específica que planteaba una ley sancionada durante el gobierno de Mauricio Macri.
“El año pasado se votó la ampliación por 50 años del gravamen que había sido puesto en duda en una ley del año 2017, y que terminaba justamente en el 2022. En ese momento no nos pareció apropiado, si bien era una ley nueva, reformular los porcentajes. Pero claramente es algo muy injusto que el INAMU tenga el 2%”, explicó el músico.
Y se explayó: “por una resolución del 2011, en la práctica, el INAMU recibe el uno coma sesenta y pico a favor del INCAA, que en lugar del 25%, está recibiendo el 32%. Entonces, la falta de posibilidades que tiene la música, que hace muchísimo con un porcentaje muy chico, no se puede trasladar a lo que es una nueva lógica en cuanto a la distribución de los recursos que se generen de lo digital”.
“Es necesario que los organismos puedan tener la mayor independencia posible con recursos que no son justamente para generar producciones que dependan solamente de, en este caso, el Instituto de la Música. Si no, al contrario, el Instituto da herramientas para que solucionen parte de los procesos productivos, porque los artistas ponen el 70% generalmente de los proyectos. Eso hace que algunos proyectos, sobre todo los que están alejados de los centros urbanos de las provincias, puedan llevarse adelante en formatos profesionales y que puedan ser parte de las industrias. Hoy en día, con el uno coma seis de lo que está recibiendo la ley de medios, esas situaciones se empiezan a poner en crisis”, agregó.