Redacción Canal Abierto | José “Kily” Rivero, de 4 años, murió en el Hospital Garrahan el 12 de mayo de 2012, luego de ser trasladado desde el Hospital Juan Pablo II de Corrientes, con un cuadro de vómitos, dolor abdominal y decaimiento general compatibles con una insuficiencia hepática.
Según consta en el acta de defunción, la muerte de Kily se produjo por una falla hepática fulminante debido a la contaminación con los agrotóxicos fumigados en la tomatera lindante a escasos 15 metros su casa, de la que era dueño Oscar Antonio Candussi.
En la autopsia se sostiene que su muerte se debe a una “necrosis del hígado de origen citotóxico”, producto de una intoxicación. Un estudio de orina realizado en el hospital de la capital correntina había comprobado la presencia en su organismo de organofosforados, pesticidas utilizados en horticultura y fruticultura.
Luego de 11 años, el productor tomatero Candussi fue llevado a juicio y el Tribunal Oral Penal de Goya lo condenó a 3 años de prisión condicional por hallarlo responsable del delito de Homicidio Culposo del niño de cuatro años.
Hermindo González, abogado de la familia, había solicitado una pena de 14 años para el productor. “No es un hecho de culpa, sino de dolo, porque se representó el resultado y no le importó”, sostuvo en su alegato. El letrado explicó que si bien el imputado no se propuso provocar la muerte del pequeño, debía saber que al aplicar agrotóxicos que por deriva llegaban a la familia del pequeño, podía producir estas consecuencias.
“Se lo encontró culpable pero no va preso. Mientras esperábamos el juicio, Candussi estuvo postulado como intendente”, destacó el padre de Kily.
“Unas semanas antes de que Kily empiece con síntomas se nos habían muerto las gallinas, los chanchos y los perros. Vivíamos en el Paraje Puerto Viejo, en Lavalle; nos habían prestado una casa que estaba pegada a un campo que tenía plantación de tomates”, narró a la Agencia Télam Eugenia Sánchez, mamá de Kily.
Años más tarde, Eugenia también perdió a su hija mayor, Antonella, quien en 2020 fue diagnosticada con un osteosarcoma (cáncer de hueso) y falleció meses más tarde también en el Hospital Garrahan de la ciudad de Buenos Aires, el mismo que vio partir a Kily y a tantos niños fumigados del gran territorio de sacrificio en que se han convertido las áreas agrícolas y periurbanas de localidades rurales de este país.
Foto: Germán Pomar