Por Néstor Espósito | La Justicia argentina acaba de protagonizar un papelón internacional. El gobierno de México rechazó un pedido de detención internacional de un acusado por más de tres mil estafas en la Argentina porque escribieron mal el nombre. No se trata de un capricho protector de los mexicanos: una letra de diferencia en un apellido puede llevar a la imputación y el arresto de un inocente. En los tribunales locales es habitual que inocentes vayan presos por causas armadas, pero en otras latitudes esto que se ha naturalizado fronteras adentro está mal visto. Peor aún: lo consideran un delito.
En la papelería oficial mexicana 2023 es considerado el “Año de Francisco Villa, el Revolucionario del Pueblo”. En un documento con ese membrete, la Secretaría de Relaciones Exteriores -Dirección General de Asuntos Jurídicos de México rechazó el pedido de detención con fines de extradición de Mario Gerardo Berra Rojo, titular de la empresa Turismo Felgueres, acusado defraudaciones con la venta de paquetes de viajes que nunca se concretaron. Permanece prófugo desde fines de abril pasado, cuando estalló la situación, aprovechando que es mexicano pero tiene documento argentino. Hasta el momento se investigan 3.212 casos de estafas, con un perjuicio económico para los frustrados viajeros de más de 17 millones de dólares y unos 450 millones de pesos.
Berra Rojo, según determinaron los tribunales argentinos, “ha viajado con un pasaporte mexicano, es decir, optando por no utilizar su Documento Nacional de Identidad a Chile el 9 de abril pasado y, según la sentencia, aún no ha vuelto a Argentina”. La presunción es que, por alguna vía, llegó a México.
A pedido de la Justicia argentina, la cancillería envió a México la nota diplomática No. 2115/2023 “de fecha 19 de junio de 2023, mediante la cual se presentó la solicitud de detención provisional con fines de extradición internacional en contra del nacional mexicano Mario Gerardo Berro Rojo, quien es requerido para ser sometido a proceso ante el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 57 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, de la República Argentina, por el delito de estafa”.
Hasta allí el trámite judicial – diplomático. El papelón llegó enseguida.
“Después de analizar la solicitud presentada, se considera que ésta no cumple en su totalidad con los requisitos que el artículo 11 del Tratado de Extradición entre los Estados Unidos Mexicanos y la República Argentina, establece para que las autoridades mexicanas estén en posibilidad de otorgar el trámite requerido”, advirtió diplomáticamente la cancillería mexicana.
El país norteamericano pidió que “se aclare el nombre correcto del reclamado, derivado que en algunas partes de la nota diplomática 2115/2023 se menciona como ‘BERRO ROJO MARIO GERARDO’, y en otras como ‘MARIO GERARDO BERRA ROJO’. Dado lo anterior existe confusión en quien es realmente la persona que se está solicitando en extradición, debido a la diferencia de nombres en el punto anteriormente citado y que se sugiere se aclare a fin de evitar confusiones”.
No fue el único disparate. La cancillería mexicana reclamó también que “en el apartado de los hechos que motivan la solicitud de detención provisional del reclamado, estos sean más claros en cuanto las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que fueron realizados, ya que de ellos no se desprenden las fechas en que fueron realizados, ni la manera en cómo se consumó el engaño”.
A nivel internacional, un requerimiento de detención con fines de extradición es considerada una medida de extrema gravedad que debe tomarse adoptando todos los recaudos para preservar las garantías personales del involucrado.
Por eso el pedido tiene que ser muy preciso y concreto. Las vaguedades, afuera. El “lo atamo con alambre” no corre.
La cosa no para allí. También le pifiaron en los montos de la defraudación que se le achaca al ex dueño de Turismo Felgueres. “También se sugiere que se aclare el monto que logró estafar el reclamado en cuestión, derivado del análisis de la nota se desprende que en la conversión de divisas no concuerdan los montos mencionados”.
También ajenos a conocimientos mínimos de la diplomacia, los tribunales argentinos le pifiaron con las formas.
De manera cortés pero evidenciando cierto disgusto por lo que parece –cuanto menos- una subestimación de la capacidad de gobierno interno, la cancillería mexicana solicitó que “se omita señalar en la nota los domicilios donde puede estar el reclamado, ya que únicamente bastará que se mencione que se encuentra localizado en los Estados Unidos Mexicanos, para que se proceda a su ubicación”.
“Derivado de lo anterior se sugiere que los domicilios exactos se compartan directamente con la oficina de INTERPOL MÉXICO, para efectos de que se mantenga la búsqueda del reclamado”.
“La nota diplomática por la cual se presente la solicitud de detención provisional con fines de extradición cumpliendo con los requisitos anteriores, deberá contener el nombre completo, firma y cargo del funcionario diplomático encargado de suscribirla, y en ella se deberá omitir hacer referencia a la presente comunicación para evitar confusiones en el trámite requerido”, añade el documento.
La desprolijidad y el desconocimiento de la requisitoria judicial argentina tendrán como consecuencia inmediata una demora de meses en el pedido de detención internacional contra el empresario, quien –a favor de esa situación- dispondrá de más tiempo para diseñar su estrategia de defensa y, eventualmente, fugarse.
Ninguno de los más de tres mil damnificados ha conseguido hasta ahora ni viajar, ni recuperar su dinero.
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Néstor Espósito: @nestoresposito