Redacción Canal Abierto | El Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil está sufriendo una campaña de criminalización de su lucha política en defensa de la tierra y de la reforma agraria popular para las familias campesinas y de trabajadores rurales.
El sector del agronegocio, con una numerosa bancada en el congreso, promovió este año una Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) del MST, argumentando que el movimiento ejerce el terrorismo e invade propiedades privadas. Lo que el MST lleva adelante son ocupaciones de latifundios improductivos y otras propiedades rurales en donde se incumplen leyes ambientales y laborales, y/o tienen títulos falsos, por parte de familias sin tierra.
Este martes 15 de agosto, el fundador y dirigente nacional del MST, João Pedro Stédile, compareció ante la CPI para responder preguntas sobre invasiones y ocupaciones de tierras. La convocatoria fue promovida por el grupo de diputados del ex ministro de Medio Ambiente de Bolsonaro, Ricardo Salles, y otros parlamentarios.
“Lo que se debate ahora en Brasil es el proyecto de soberanía nacional. Lo que se defiende es que en Brasil, con tanta riqueza, con un territorio tan grande, todos tengan las mismas oportunidades”, declaró Stedile.
“La invasión de tierras es un delito, como lo hacen los productores de Mato Grosso do Sul al invadir tierras indígenas. Lo que hace el MST es ocupar las tierras como una forma de presionar para que se aplique la Constitución”. “Aquí en Brasil es frecuente que haya invasiones de gente con dinero, que invaden tierras indígenas, quilombolas y tierras públicas. Lo que hace nuestro Movimiento no es invasión, es ocupación”, sostuvo el líder sin tierra.
Las ocupaciones son realizadas en propiedades que no cumplen la función social de la tierra y otras normas, respetando los marcos legales y la Constitución Federal. Las tomas son parte de una estrategia del MST para presionar al Estado brasileño a cumplir la ley y a realizar una reforma agraria plena.
“El principal objetivo de nuestro Movimiento es organizar a los trabajadores para combatir la desigualdad. Queremos una sociedad igualitaria, eso es todo. En el campo, una de las condiciones es que todos tengan acceso a la tierra. ¿Por qué solo unos pocos tienen ese derecho?”, expresó el abogado.
El MST nació en los años 70 en contraposición con la reforma agraria que intentaba promover la dictadura militar. Hoy tiene presencia en casi la totalidad de los estados del país y está integrado por más de un millón y medio de campesinos y campesinas. “A los que no creen les repito: ¡La mejor manera de acabar con el MST es haciendo Reforma Agraria. Es repartiendo tierra a todos!”, desafió a los diputados del agronegocio.
Los campamentos
“Nosotros también nos sumamos a esta indignación con la situación de las familias en los campamentos. ¿Usted cree que las familias van a acampar porque les gusta? ¡Es un sufrimiento para ellos! La existencia de campamentos durante 6 años, 8 años es una agresión a los derechos humanos, y corresponde a los organismos públicos solucionarlo”, declaró Stedile.
Stedile defendió la necesidad de la reforma agraria y fue cuestionado por el diputado Ricardo Salles (Partido Liberal de São Paulo) por testimonios de colonos que denunciaron corrupción en algunos de esos campamentos. El líder sin tierra respondió que desconoce los casos y que si se tratara de un 1% de las 500 mil familias asentadas habría que escuchar en la comisión a 5000 personas.
“Necesitamos tener suficiente discernimiento para separar qué son hechos que eventualmente pasan, y qué es una línea política. El MST se enorgullece de decir que gracias a nuestra forma de organización detenemos la violencia de los terratenientes, la violencia de la policía. Hasta la existencia del Movimiento, fueron asesinados 1600 líderes campesinos. La existencia de un movimiento popular que actúa de forma colectiva protege a sus miembros, y evita que haya violencia (…)”, manifestó.
Agronegocio y agricultura familiar
“El agronegocio está dividido. La mitad sensata apoyó a Lula. La otra parte es Aprosoja (Asociación Brasileña de Productores de Soja), que sólo piensa en hacer dinero. Una parte del agronegocio ya conoce los límites y ya está migrando para otra agricultura, ahora llamada práctica regenerativa, para reemplazar los pesticidas con métodos agroecológicos”, señaló.
“El centro de nuestro debate es un proyecto para Brasil. El centro del debate es ‘¿por qué hay tanta gente pobre en el campo si el agronegocio es tan rico?’, ‘¿por qué hay tanta migración para la ciudad?’. ¡Tenemos que pensar!”.