Redacción Canal Abierto | Mientras en Argentina el candidato más votado en las primarias, Javier Milei, insiste en llamar “mentira y fraude” a la evidencia científica sobre el calentamiento global, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) continúa lanzando advertencias sobre sus efectos.
Hace poco más de un mes, tras la confirmación de que julio de 2023 fue el mes más cálido jamás registrado, Antonio Guterres no dudó en afirmar que “la era del calentamiento global ha terminado, ahora es el momento de la era de la ebullición global”.
Esta vez fue un poco más allá, confirmó que “el colapso climático ha comenzado” y advirtió que el clima “está implosionando más rápido de lo que podemos hacer frente, con fenómenos meteorológicos extremos que afectan a todos los rincones del planeta”.
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Lo hizo en una histórica Cumbre Africana sobre el Clima que se desarrolla en Nairobi, Kenia y que busca impulsar la inversión en energías verdes en la región. Allí, el líder de la ONU hizo una fuerte crítica al sistema financiero internacional, al que caracterizó de “anticuado, injusto y disfuncional”.
En la misma línea, pidió a los líderes del G20, que se reunirán este fin de semana en India, que «asuman sus responsabilidades» en la lucha contra el cambio climático, informó la agencia de noticias AFP.
Las temperaturas medias durante los tres meses del último verano boreal (junio-julio-agosto) fueron las más elevadas desde que se tiene registro, “con una temperatura media mundial de 16,77 °C”, anunció este miércoles el observatorio europeo Copernicus. De esta forma, 2023 va camino a ser el año más cálido de la historia.
La problemática no sólo atenta el futuro de toda forma de vida en la tierra, a corto plazo repercute en el modo en que se reproduce la especie humana y nuestro modo de vida. Por poner sólo un ejemplo, la Argentina acaba de perder exportaciones por más de 20 mil millones de dólares como resultado de una sequía que es –indiscutiblemente- un subproducto del cambio climático. Esto redunda en productores que quiebran, alimentos que no llegan a nuestras mesas y una merma en los recursos con los que financiamos servicios esenciales como la educación y la salud públicas.
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Fuente: Telam