Redacción Canal Abierto | Javier Milei, candidato a presidente por La Libertad Avanza, se refirió a la Educación Sexual Integral como una política que “deforma la cabeza” e implica “adoctrinamiento”. También dijo que la perspectiva de género – a lo que él llama ideología-, junto a los pueblos originarios, la ecología y el lenguaje inclusivo, “destruyen los valores de la sociedad”.
Más pilla, al ser interpelada en el debate de vices, la candidata de su espacio, Victoria Villarruel, no dijo que estaba en contra de la Educación Sexual, pero que esta tenía que tener un “enfoque biológico”.
En esta entrevista, Mirta Marina López, directora de Educación Sexual Integral (ESI) en la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires (DGCyE), explica que este envalentonamiento de sectores reaccionarios no es nuevo. Ya se vivió en 2018, recuerda, en el marco del debate por la legalización del aborto, y antes, cuando se discutió el Matrimonio Igualitario y la Ley de Identidad de Género.
Sin embargo, a pocos días de las elecciones generales, hay una diferencia clave: esta vez, hay muchas chances de que esas ideas lleguen al poder. Por eso, es importante poner de relieve la importancia de esta política pública que implicó un largo trabajo para construir articulaciones y consensos a nivel federal, para poder llegar a tener los diseños curriculares, formar a docentes, armar equipos de trabajo, producir materiales educativos, entre otras tantas tareas.
Hace poco, la Ley 26.150 de Educación Sexual Integral cumplió 17 años. Sin embargo, sigue siendo discutida. ¿Por qué?
Los contenidos de la ESI son contraculturales, en la medida en que contradicen una serie de ideas arraigadas en las personas y en las prácticas educativas. Por eso, siempre va a ser más difícil que aplicar algún otro contenido novedoso. La ESI es una pedagogía crítica, que va contra mucho de lo instituido y que busca instituir nuevas formas de estar en la escuela, nuevas formas de trabajar determinados contenidos y nuevas formas de convivir. También tiene que ver con otra manera de vincularse con los jóvenes, con reconocerles un lugar de sujetes de derecho, y no de personas que reciben pasivamente orientaciones sobre cómo vivir su sexualidad. Y trae temas controversiales, que en determinados contextos lo son aún más.
En esta campaña electoral fue un tema, incluso en el debate de vicepresidentes.
Yo creo que esto tiene que ver con este carácter disruptivo de la ESI, que hace que haya conocimiento de la ley pero también temores y tergiversaciones. Aparecen discursos muy conservadores que nos quieren hacer retroceder. Entonces dicen que la ESI promueve el cambio de identidad de género o de la orientación sexual, o que tiene que ver con iniciar precozmente las relaciones sexuales entre adolescentes. Y hay que volver a explicar que no tiene nada que ver con eso, que simplemente lo que hace la ESI es intentar que se respeten todas las formas de vida y de ejercicio de la sexualidad. Que la ESI no pretende modificar ninguna orientación ni ninguna identidad, sino que pretende una escuela donde las personas puedan vivir sin discriminación y sin violencia.
Es necesario volver a hablar de la prevención de las Enfermedades de Trasmisión Sexual y de la prevención del embarazo no intencional, porque si bien han mejorado los niveles en nuestro país -en gran medida gracias a la ESI-, seguimos teniendo un porcentaje alto de chicas y personas gestantes que llegaron a término con embarazos que no habían planificado. Todo esto hace que la ESI tenga que estar siempre en el centro del debate.
Victoria Villarruel de La Libertad Avanza dijo que no estaba en contra de la Educación Sexual pero que esta debía basarse en la biología. ¿Cómo analizas esa afirmación?
Esto empezó a pasar hace rato. En un principio la gente se pronunciaba abiertamente en contra de la ESI. Cuando se dieron cuenta de que esto era imparable, que ni siquiera era políticamente correcto hablar en contra de la ESI, empezaron a definir a la ESI de acuerdo a su conveniencia o a sus puntos de vista.
Es importante decir que la ESI tiene una “I” que es la integralidad. La ley es muy clara al respecto. Habla de la articulación de aspectos biológicos, emocionales, afectivos, éticos, sociales. No hay posibilidad de pensarla solo desde la biología, porque precisamente la sexualidad es algo humano. Las personas nos diferenciamos de los animales porque tenemos deseos, tenemos lenguaje, tenemos historia y conciencia de esa historia, tenemos maneras de ser mujer y de ser varón que son distintas, y cada vez cambian más vertiginosamente.
Después, tenemos situaciones de violencia que tenemos que salir a conjurar y eso no tiene que ver con la biología; eso tiene que ver con lo social, tiene que ver con la subordinación de las mujeres o de las disidencias. Tenemos expresiones de la afectividad que tenemos que fortalecer porque son respetuosas, y expresiones de la afectividad que tenemos que ayudar a poder repensar. Por ejemplo, cuando le enseñamos a un niño o a una niña pequeña, en el jardín de infantes, que no puede ir y abrazar a un compañerito o una compañerita por su simple deseo, si este no quiere, porque está el consentimiento. Bueno, esto no tiene que ver con la biología.
Con esto no quiero decir que no haya cosas que sí tienen que ver con la biología y que la ESI debe tomar. No quisiera que se me malinterprete. Pero quisiera que no se retroceda con esa “i” de integralidad que es la que puso la ley nacional y la ley provincial, que está en montones de materiales y en montones de organizaciones que la defienden.
Militantes y funcionarios de la Libertad Avanza también niegan la perspectiva de género, y por tanto, fenómenos como la violencia de género o el techo de cristal. ¿Este tipo de discursos permean en la docencia y es el alumnado? ¿Cómo se abordan?
Indudablemente esto es una cosa cíclica. Ya tuvimos en el 2018 una expresión muy altisonante del movimiento “Con mis hijos no te metas”, que floreció en todo el país y mandaban cartas a las escuelas y hacían videos, y tergiversaban y confundían. En ese momento las provincias argentinas salieron otra vez a explicar qué es y qué no es la ESI. Porque la ESI es más que la biología. Y después hay momentos en que parece calmarse, o momentos en los que las representaciones más asociadas a los derechos tienen más cabida.
Ahora, en este momento electoral, tan particular y tan complejo, recrudecen estos intentos de llegar a las escuelas con este discurso. En algunos casos encuentran eco, pero en otros no. En las más de veinte escuelas que fueron vandalizadas en La Plata y en las que aparecieron pintadas que decían «ESI es corrupción de menores» o «ESI es pedofilia», los equipos docentes, las familias, las y los estudiantes salieron a defenderla.
Nosotros visitamos cada una de esas escuelas, contuvimos a la población que se habían sentido agredida, porque la vandalización contra el mobiliario escolar o contra las paredes, son formas de violencia. Pero lo interesante es que ninguna escuela asumió como verdadero, sino que más bien fue visto como un ataque externo de sectores que sin duda tienen preocupación por el fortalecimiento de los derechos.
Territorialidad
Marina resalta que la dirección provincial cuenta con 25 referentes regionales (uno por cada región educativa) y 120 referentes distritales. A esto se suman capacitadores. “Esta territorialización de la ESI hizo que pudiéramos dar respuestas situadas más adecuadas a las demandas de cada territorio. Porque no es lo mismo lo que puede pasar en La Matanza o en Trenque Lauquen, o una escuela agraria técnica que una escuela artística”, señala.
Para graficar, cuenta que en la región que tiene como cabecera a Bahía Blanca, donde hay una población militar importante, se trabajó en torno a la Ley de Identidad de Género, y al derecho que tienen las personas a vivir sus distintas identidades en la Argentina. En Necochea, en tanto, se pudo hacer una jornada con 500 estudiantes para trabajar en la prevención del VIH, la prevención del embarazo no deseado y el consumo problemático. A principios de octubre, en Mar del Plata, se llevó adelante un Encuentro con referentes distritales de toda la provincia para profundizar esos abordajes.
¿Cuáles son los pendientes hacia el futuro respecto a la implementación de la ESI?
El objetivo es poder hacerla lo suficientemente institucional. Esto salió del encuentro en Mar del Plata. Se planteaba que no es suficiente tener “La semana de la ESI”, que en la provincia de Buenos Aires tenemos la suerte de tenerla en el calendario escolar. También está “La semana Carolina Aló” que es de Prevención de la Violencia de Género, en conmemoración de aquel femicidio terrible de los años ‘90. La intención es que cada escuela tenga su propio proyecto donde la ESI esté incluida, y que esto haya sido discutido con docentes, directivos y con las familias.
Además, estamos trabajando para tener referentes escolares de ESI, así como tenemos referentes regionales y referentes distritales. La idea es que cada escuela tenga un grupo de docentes capacitado para poder trabajar activamente con las familias, para que la ESI mejore y se haga más cotidiana en las instituciones. También estamos trabajando para que se pueda desarrollar en otros espacios que no son la escuela, como por ejemplo los grupos de scout.
Cuando vas a una escuela y ves que en una cartelera dice algo que tiene que ver con la ESI, eso es un enorme logro, porque eso ya habla de un grado de institucionalización. El objetivo es que la ESI esté en los cuadernos de los chicos, en los baños, en los patios. Ese es el desafío, que se haga verdaderamente carne.