Canal Abierto Radio | La presunta alteración de telegramas que se difundió en medios como LN+ y en redes de periodistas como Luis Gasulla fue parte de la conversación nacional en los últimos días. Allí se mostraron imágenes de telegramas con “cero votos” para candidatos como Javier Milei, de La Libertad Avanza, o Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio.
Al respecto, Alejandro Tullio, ex titular de la Dirección Nacional Electoral, quizá la persona con más experiencia en procesos electorales, explicó en diálogo con Canal Abierto Radio: “A veces me siento culpable, porque a partir de 2013 la tecnología nos dio la posibilidad de escanear los telegramas. Ya hace diez años que los operadores que cargan no lo hacen de un papel, sino de la imagen en la pantalla. Cuando yo vi que teníamos eso propuse publicar la imagen facsimilar del telegrama como es recibido, que contiene muchos errores”.
Así, Tullio sostuvo que esto se debe sobre todo a que el dato que llega al telegrama es “el dictado de la lectura de un acta, que generalmente está correcta”, y a que estos se completan sobre el final de las jornadas, ya con mucho cansancio encima. Es común, entonces que aparezcan “columnas con cero votos, que deberían tener votos”, detalló. Sin embargo, advirtió que eso no significa que esos votos no se hayan contabilizado.
El sistema, paso a paso
Luego del trascendido, desde las elecciones generales, de aparecieron más de mil telegramas que incluían errores, Tullio explicó: “Habría unos 1.500 donde Massa aparecía con cero votos, 1.600 Bullrich, y 1.800 Milei. Pero de esos, 1.400 eran telegramas que tenían todas las categorías en cero porque eran los no contados en el escrutinio”. Y detalló que en el escrutinio provisorio siempre quedan sin contar cerca de un 2% de los telegramas que no se computan. “En esos, todo está en cero”, aclaró.
“Pero si uno va a cualquiera de las once provincias que terminaron el escrutinio definitivo, busca la misma mesa en la página de la Justicia Electoral y se fija el reflejo del acta, va a encontrar los votos correctos”, afirmó.
El escrutinio definitivo no lo realiza el Ministerio del Interior ni el Gobierno, sino cada una de las Juntas Electorales que están compuestas por jueces federales y por el presidente de la Corte Suprema de cada provincia. No se hace en el Correo, sino en cada uno de los juzgados electorales federales en las capitales de provincia. Ni se hace el domingo a la noche, sino que comienza el martes a la tarde. Y no se hace en base a telegramas, sino en base a las actas.
“En la comparación entre los datos del escrutinio definitivo y el provisorio, en porcentajes no varía mucho, pero se eliminan esos errores”, advirtió.
“¿Eso quiere decir que las elecciones son automáticamente limpias, transparentes? No. Hay tantos controles que si hubiera una distorsión maliciosa se descubriría y se rectificaría —aclaró—. Nuestro sistema es muy simple, pero cada dos años parece que hay que explicar exactamente lo mismo a diferentes actores políticos”.
En el mismo sentido, recordó que “la fidelidad de los comicios está regulada no sólo por los fiscales, que es importantísimo, sino porque los presidentes de mesa son ciudadanos comunes sorteados por la Justicia Electoral”, y que “como se transmite desde las escuelas, ahora el sistema es mucho más seguro y blindado”.
De igual manera consideró que estas denuncias no son ingenuas, sino que responden a “una campaña de desligitimación de los resultados”.
“Me parece que, a propósito, se ocultan los elementos de seguridad técnica y se tergiversa el contexto político en el que se desarrolla una elección. El que pierde, sea del signo que sea, tiene un componente de fanáticos. Y los fanáticos se comportan todos de la misma manera: tratando de simplificar las cosas para tergiversar si no el resultado matemático, la credibilidad de quien emite el dato”.
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