Redacción Canal Abierto | Aun cuando la dolarización pareciera haber desaparecido del horizonte inmediato, no son pocos los especialistas que ven en el programa económico de Milei un camino similar al ecuatoriano. Ahora bien, ¿cómo fue la experiencia en el país latinoamericano y cuáles fueron sus consecuencias?
Hace más de dos décadas, en los primeros días del año 2000 Ecuador abandonó su moneda tras una fuerte crisis que amenazaba con dejar a la deriva la economía y el sistema bancario. Era la respuesta del gobierno a una escalada en los precios y fuerte pérdida del poder adquisitivo de la moneda nacional, el sucre.
En un primer momento, el proceso no hizo más que echar más leña al fuego: con un cambio de 25 mil sucres por dólares, la inflación se disparó aún más -hasta el 96% anual- y el descontento social precipitó la salida del entonces presidente y “padre de la criatura” dolarizadora, Jamil Mahuad, quien había calificado la medida como un “salto al vacío”.
En diálogo con Canal Abierto, el ex viceministro de Economía de Ecuador Pablo Dávalos Aguilar explicó que el programa “fue concebido para proteger a los bancos vía una macrodevaluación, reduciendo la capacidad adquisitiva de los trabajadores –que pasaron a ganar 4 dólares al mes- y llevando la pobreza a dos tercios de la población”.
Luego de un primer año caótico, Ecuador se encontró con un ingreso masivo de divisas producto del fuerte aumento en el precio internacional del petróleo. Era el inicio del boom de las commodities para buena parte de Latinoamérica, que se sumó una baja en las tasas de interés a nivel global que atrajo capitales golondrina a la región.
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“Otro soporte de la dolarización fueron las remesas desde el exterior de quienes se vieron obligados a dejar el país por la crisis”, indicó el economista formado en la Universidad Central del Ecuador, doctorado en Grenoble-Alpes (Francia), director del proyecto CLACSO “Movimientos Indígenas en América Latina” y autor de “La democracia disciplinaria: el proyecto neoliberal para América Laitna, Un Manifiesto para el Siglo XXI. De la Renta Básica universal y otras utopías”, entre otras publicaciones.
Aunque en un primer momento la dolarización dio una aparente sensación de estabilidad y reducción de la inflación, Ecuador resignaba autonomía en política monetaria. Y lo que aparentaba ser la solución a todos los problemas no tardaría hacer agua por todas partes. A partir de 2014, la caída en el precio global del petróleo obligó a la administración de Rafael Correa a tomar cada vez más deuda para sostener la dolarización.
Desde entonces, la nación ecuatoriana pasó de un acuerdo a otro acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y, como es costumbre en estos casos, de ajuste en ajuste fiscal.
Sobre una posible dolarización en nuestro país, Dávalos Aguilar sentenció: “no es posible”. En este sentido, explicó: “El tamaño de la economía argentina no es la de Ecuador o El Salvador, no puede reemplazar su liquidez interna por otra moneda”.
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