Redacción Canal Abierto | Según el INDEC, en el cuatro trimestre de 2023 la facturación total de la industria farmacéutica en el país registró 829.789 millones de pesos, lo que representa un incremento de 210.77% respecto al mismo trimestre de 2022.
La cifra roza el 211,4% de inflación acumulada a lo largo de todo el año pasado, casi un “milagro” en un contexto de crisis y recesión que desde hace tiempo viene afectando a casi todos los rubros de la economía. Sin dudas, un motivo para la celebración… de unos pocos.
El dato central es que cualquier cifra queda pequeña al lado de la suba de precios en el sector, en torno al 319,1% en 2023.
Lo mismo sucede con los números de los últimos meses: mientras entre noviembre pasado y enero de 2024, el alza del Índice de Precios al Consumidor varió casi 71%, los medicamentos subieron 110%.
En medio de una caída del poder adquisitivo de los salarios estimada entre el 13 y el 20%, la fuerte remarcación de precios también aquí redundó en grandes ganancias y menos consumo. Según informó días atrás el Centro de Profesionales Farmacéuticos Argentinos (Ceprofar), sólo en diciembre de 2023 el sector registró una caída del 45% en sus ventas.
En definitiva, y al igual que sucede en otros sectores de la economía, los farmacéuticos no se estarían apegando a las premisas de un mercado inteligente y autoregulado como el que profetiza Javier Milei. Si hay crisis y caída en las ventas, su respuesta es sencilla: aumentan precios y mantienen márgenes de ganancia. ¿Y si los jubilados y jubiladas no pueden pagar sus remedios? Ese no es su problema ni tampoco del mercado, si no de los abuelos…