Redacción Canal Abierto | La Casa Rosada viene negociando hace semanas el número mágico con el que lograría blindar el último de los vetos presidenciales, el que pretende sepultar la ley de Financiamiento Universitario.
La norma en cuestión supone una erogación para el Estado equivalente al 0,14% del PIB. Y si bien la cifra es insignificante (no representa siquiera un tercio de lo que el Gobierno resignó recaudar con Bienes Personales), forma parte de la cruzada presidencial contra todo lo que se encuentre en la esfera de lo público y, por tanto, una batalla que no está dispuesto a resignar.
En esta oportunidad, sin embargo, el Ejecutivo parece tenerla más difícil y se encaminaría a un resultado distinto al de la reforma previsional, cuando supo sumar los famosos “87 héroes” del ajuste.
Tras la masiva segunda marcha federal universitaria y una virulenta carta de la Oficina del Presidente contra el conjunto de la oposición, los bloques de Hacemos Coalición Federal, la Coalición Cívica y la Unión Cívica Radical (UCR) pidieron una sesión especial para ratificar, junto a Unión por la Patria y la Izquierda, la norma que en Diputados ya había obtenido 143 votos a favor, 77 en contra y una abstención.
Del total de negativos aquel 15 de agosto en que obtuvo media sanción, el PRO aportó 33. Se da por hecho que el sector que responde a Patricia Bullrich seguirá la misma línea. El principal interrogante es qué harán los legisladores fieles al ex presidente Mauricio Macri, más reticentes a una alianza orgánica con el mileismo.
Por estas horas, una figura de este último grupo (aunque cercano a Horacio Rodríguez Larreta), Álvaro González ya anticipó que no acompañará el veto y complicó aún más las cuentas que llevaba el Jefe de Gabinete Guillermo Francos.
Ya sea por incapacidad a la hora de la rosca, al no tener ya más qué ofrecer a aquellos “dialoguistas” siempre bien dispuestos o porque simplemente la causa universitaria caló hondo en la opinión pública, incluso los más cercanos al oficialismo no parecieran estar dispuestos a sefguir compartiendo los costos con La Libertad Avanza.
Es cierto, el Gobierno no necesita volver a sumar 87 voluntades sino lograr dos tercios de los presentes. Aquí, por lo tanto, empiezan a cobrar más peso las ausencias.
De todas formas, aún cuando la oposición logre rechazar el veto en la Cámara Baja, luego vendrá el turno del Senado, donde Milei y compañía suelen enfrentar negociaciones más ríspidas. Falta mucho para eso, pero como primer vistazo, el día en que se sancionó la ley de financiamiento universitario, la votación tuvo 57 afirmativos, 10 negativos y 1 abstención.