Redacción Canal Abierto | Pasaron más de seis meses de aquel 23 de abril en que cientos de miles salieron a la calle en defensa de la universidad pública, gratuita y de calidad, una de las principales víctimas de la motosierra de Milei. De entonces a esta parte, abundaron las advertencias sobre la crítica situación que atraviesa el sector, el Congreso votó una ley de financiamiento universitario y hasta tuvimos una segunda multitudinaria movilización educativa, el pasado 2 de octubre.
El oficialismo, sin embargo, sigue empecinado en su ataque y dispuesto a todo con tal de no dar el brazo a torcer en su cruzada, como lo evidencia las negociaciones para blindar en el Poder Legislativo el veto presidencial contra una norma que busca aliviar las finanzas de las casas de altos estudios.
A pedido de los bloques de Hacemos Coalición Federal, la Coalición Cívica y la Unión Cívica Radical (UCR), Diputados trata en una sesión especial la norma que en ese mismo recinto había obtenido 143 votos a favor, 77 en contra y una abstención. Aquella vez, se ausentaron 35 diputados, un número que promete ser clave en la estrategia que hoy pone a prueba el Gobierno.
Hasta hace pocos días, se descontaba que la gran mayoría de los integrantes de estos espacios iban a acompañar a Unión por la Patria y la Izquierda, dándole la espalda al veto y ratificando la ley votada el pasado 15 de agosto por el mismo cuerpo legislativo.
“El aumento sería ceder a la vieja forma de hacer política”, aseguró por estas horas el Presidente, mientras sus voceros legislativos seguían rosqueando con sectores de lo que en medios afines a la Rosada llaman “amigable”, pero que Milei suele caracterizar como “la casta” o “degenerados fiscales”.
Entre los siempre bienpredispuesto a prestar su voto -al igual que en aquella ratificación de la negativa presidencial a otorgar un aumento de 15 mil pesos a los jubilados-, destaca la gente del PRO que responden a Mauricio Macri (con excepción de Héctor Baldassi y Álvaro González, que anunciaron su rechazaro el veto). También varios radicales, entre ellos cuatro protagonistas del “panquecazo” contra la reforma jubilatoria: Martín Arjol, Mariano Campero, Luis Picat y Federico Tournier.
El resto de la UCR se mantendría fiel a lo votado meses atrás -y al legado del partido protagonista de la reforma universitaria de 1918-, lo mismo que buena parte del heterogeneo Hacemos Coalición Federal, Unión por la Patria, parte del peronismo provincial de Innovación Federal y los cinco representantes del Frente de Izquierda.
De todos modos, todos los cálculos indican que la clave volverá a estar en quienes no den el presente a la hora de levantar la mano en el recinto. Por lo pronto, entre los posibles ausentes aparece el formoseño Fernando Carbajal (UCR) Héctor Stefani (Pro), Ricardo L. Murphy (HCF), el liberal disidente Oscar Zago y Alejandra Torres (HCF). Esta última, si bien ratificó su rechazo al veto a través de las redes, se encuentra en la mira por el repentino y controvertido anuncio de faltazo por una infección de COVID (muy festejado, por cierto, por el ejército de trols al mando de Santiago Caputo).
Quienes aún no se pronunciaron y también podrían definir la cuestión son los radicales Pablo Cervi (uno de los que se dio vuelta en el veto sobre jubilaciones) y Francisco Monti, además de Carlos Fernández, Yamila Ruiz y Daniel Vancsik. Estos últimos, integrantes de un Innovación Federal que responde directamente al mandato de los gobernadores, a quienes el Gobierno viene presionando hace semanas para sumar su apoyo.
En resumen, el oficialismo tendría garantizados unos 84 votos y quedaría a tan sólo 1 de alcanzar los dos tercios de los presentes.
Aun si la Cámara Baja rechaza el veto, es necesario que luego el Senado haga lo propio para la ratificación de la ley. Falta mucho para eso, pero vale recordar que el día en que se sancionó la ley de financiamiento universitario, la Cámara Alta tuvo 57 afirmativos, 10 negativos y 1 abstención.
La sesión se da con cerrojo represivo sobre el Congreso a la espera de una importante movilización en respaldo a la educación. También, con más de diez facultades tomadas en todo el país, y sumando.
En cualquier caso, tanto el ataque a la educación como la negativa a un aumento jubilatorio y la profunda recesión económica parecieran haber erosionado fuertemente el apoyo popular al Gobierno. Más allá del éxito o fracaso de esta tarde, las encuestas muestran por primera vez que la imagen negativa de Milei ya supera a la positiva, que viene en caída hace meses.
Aunque impensada para la retórica anticasta que enarbola La Libertad Avaza, una nueva grieta atraviesa a la Argentina, la misma que marcó el desenlace en diciembre de 2001: el palacio vs la calle.