Por Sofía Acosta | Hay fuegos y fuegos. Fuegos que duelen y fuegos que enamoran. Fuegos que arrasan la vida y fuegos que la despiertan. Somos un mar de fueguitos, dijo Galeano, y pensé en cómo puede ser que una sola palabra, un elemento, represente tantas cosas. ¿O acaso el hombre de las cavernas no es reconocido en la historia como un ser racional porque se dio cuenta de que podía utilizar el fuego? El hombre como protagonista de la Historia.
Desde hace 37 años, hay un fin de semana de octubre que es más que un feriado, y la fogata que se enciende es la de miles de llamitas, que llegan desde cada rincón del país para que no se apague el gran fuego transfeminista plurinacional y popular.
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Jueves 10, 16:00 hs. Tomamos la ruta para entrar a San Salvador de Jujuy, sede del Encuentro 2024. En la banquina, suelo arrasado. Cenizas de lo que parece haber sido un gran incendio.
Tengo ansiedad, pero no la de siempre. Esta vez es distinta. Quiero ver “clima de Encuentro”. Me tranquilizo. Pienso en que muchxs viajan en micro o auto y de seguro recién lleguen el viernes a la mañana. Cuánto esfuerzo. Qué ganas. Qué lindo.
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Primera reunión. No sé ni dónde vamos. Nos reciben con buena onda, aunque con reclamos de horario que justificamos por malos entendidos. Es una casita modesta que cumple las veces de unidad básica. Lejísimos.
En la sala principal, tres cuadros. En el centro una pintura de la foto de Néstor Kirchner abrazando a Cristina de la artista platense Mora Petraglia. Me hace acordar a La Plata y a unos murales hermosos que hizo contra el macrismo.
A la izquierda un dibujo de Perón, y a la derecha uno de Evita: “Misión de la mujer argentina: darle un abrazo de amor al pueblo y humanizar la política”, dice la frase sobre un afiche amarillento. Qué hermosura. Me enciende.
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Viernes 11, 6:45 hs. No pegué un ojo en toda la noche. La mañana está espectacular. “Llegaron ustedes y cambió el clima”, me dice el mozo. Me molesta, pero aprendí que una risa falsa abre más puertas que una mala respuesta. Me pregunta por el Encuentro, si voy, dónde es, de qué se trata. Pienso que debe haber dado por sentado que llegué a San Salvador a eso por mis pantalones cargo, verde oliva.
Salgo al encuentro de una compañera que viajó en micro. Tomamos unos mates en la puerta donde se hospeda. Ella ya había hecho reconocimiento de territorio y sabe dónde queda el acto de apertura. Cruzamos la plaza Belgrano y llegamos al playón. Escenario modesto, indicaciones de acreditación escritas con fibra en hoja A4. Todo se ve austero.
Hay un caldero humeante en el centro, un fueguito pequeño, con olor a yuyitos. Comienza la ceremonia: “Mujeres, es muy importante recordar este día con la sahumada, que nos va a dar cómo dejar atrás las malas energías”.
Me encuentro con una amiga, nos abrazamos. Tomo coraje y me animo a decirle a unx de mis periodistas transfeministas favoritxs que soy su fan, que qué bueno lo que hace. Vergüenza. Pero se pone contentx y me agradece.
De fondo, el discurso de bienvenida. Jujuy fue tres veces sede del Encuentro, el último en 2006, en el que se pidió la libertad de Romina Tejerina, presa por matar a su hija producto de una violación. 18 años después, el aborto es legal, seguro y gratuito.
Jujuy también fue sede del laboratorio de represión y cacería de dirigentes, militantes y todo aquel que se opusiera a una Constitución del gobierno saqueador, opresor y explotador de Gerardo Morales. Se transmitió en cadena nacional la represión y cacería del “jujeñazo”, todo esto previo a las elecciones presidenciales, y después se olvidó. Como todo.
Muchísimo calor, el sol pega muy fuerte. Siento fuego en el cuerpo. Creo que estoy deshidratada.
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Primeros rumores de próxima sede: Córdoba o Corrientes. Lo comento con una amiga en Buenos Aires. Me dice que le parece un montón, que se está incendiando la provincia. Que está todo prendido fuego y encima tener que organizar un Encuentro. Es cierto, qué angustiante todo. Por ahora solo radiopasillo. Suena Callejeros: “Al fin va a decir la verdad el que escribe en los diarios, por fin van a dejar de rezarle a la televisión”.
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Empieza a caer el sol. Las columnas se arman para marchar contra los travesticidios y transfemicidios. Este año suman por primera vez la palabra lesbicidios, por el asesinato de Andrea Amarante, Pamela Cobbas y Roxana Figueroa en el hotel familiar de Barracas. Fernando Barrientos abrió la puerta de la habitación donde estaban, les arrojó un explosivo casero, las prendió fuego y provocó un incendio que también hirió a Sofía. Ella hoy está internada en el Hospital Laura Bonaparte que el Gobierno intentó cerrar.
“Milei, basura, vos sos la dictadura”, es una de las canciones elegidas en la marcha que recorre las calles de la ciudad ante la mirada desorientada de jujeños y jujeñas, y autos que quieren avanzar porque la decisión del gobierno municipal es no poner agentes de tránsito.
Dos personas en una moto sin casco rompen el frente de marcha y avanzan entre la gente.
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Hora pico en la noche de un feriado. Frente a la plaza central, donde se instala la feria, los bares en esperan ansiosos que las feministas consuman, pero en casi todos hay lugar. Algo inédito para los Encuentros.
En la esquina, la iglesia está vallada con policías amotinados — un clásico-. Una pancarta cuelga de la valla con la frase “Milei y la Iglesia van a arder”. Nada de pintadas, escraches o símil. Me apaga un poco. Hay clima pero no tanto. Es comprensible.
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Sábado 12, 10hs. Es la primera vez que marchamos un sábado en un Encuentro. Suele ser los domingo, pero esta vez el feriado es viernes y no lunes. Nos desorienta.
Voy a la feria. Quiero recorrerla y ver qué hay con detenimiento. Intercambio mensajes con una amiga que pide reporte y llamo a mi madre a la que también le cuento que puede ser Córdoba la próxima sede. Me dice con indignación que en los medios nacionales se habla del huracán en Estados Unidos y no de cómo se queman bosques nativos. Nos indignamos juntas. Yo le digo que del encuentro tampoco salió nada en los grandes medios, me da la razón.
La cobertura también escasea. Aunque por supuesto los medios comunitarios y autogestivos están al pie del cañón.
Es 12 de octubre, Día de la Diversidad Cultural y estoy caminando a la “Plaza de los inmigrantes” en Jujuy, me causa gracia y rabia a la vez. El sol me quema el bocho. Hay asamblea de trabajadoras de prensa y quiero ser puntual.
Precarización y sueldos que no alcanzan en el top ten histórico de quienes nos dedicamos a la comunicación. Toma la palabra Marta Dillon, una periodista a la que le he seguido la huella durante años. Cuenta que ahora es freelance, que no trabaja más en Las12, me entristece, pero me da herramientas para pensar. ¿Qué queremos comunicar del Encuentro? ¿A quién le hablamos?
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En el mismo lugar, se escucha la voz de Milagro Sala que lleva más de ocho años presa y que deja un mensaje contra Morales. La plaza se enciende. El calor es peor que el día anterior.
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17 hs. Antes de salir hacia la movilización llega un mensaje de que se va a proponer Capital Federal como próxima sede para garantizar alcance mediático y masividad. Que seamos vistas y escuchadas. Me parece que tiene lógica pero no me ilusiono.
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Compramos agua, una para cada una. Dejamos el auto estacionado e intentamos tomar taxi. Nada. Llenos. Pedimos socorro a un compañero varón que nos pasa a buscar para llevarnos al punto de encuentro. Lo hace. Hacemos chistes. Llegamos y ya hay muchísima gente. La concentración es sobre una autopista y no entramos en la columna. “Hay que esperar”, dice una compañera.
Después de casi una hora dan la orden y entramos. Hay muchísima gente. Hay colectivo, hay unión, hay alegría. Se nota, se respira.
Otra vez el canto “Milei, basura, vos sos la dictadura”. Son 5 km. Logramos hacer 4.5. Qué hermoso.
Es de noche. Las piernas no responden pero todo salió de maravillas. No hubo policía, ni piedras. No entramos a la ciudad. No se pintaron edificios públicos. Esta vez, el municipio tampoco cortó el tránsito. No importó, no hizo falta. Nos cuidamos entre todas.
Al final, había clima de encuentro, sólo faltaba encender la llama.
Domingo 13, 9:30hs. Último día en el playón del fueguito modesto que ya es una gran fogata. Córdoba “se bajó”, y Corrientes y CABA son las dos propuestas para ser sede.
Corrientes parece tener más apoyo, por la desaparición de Loan y el asesinato de la periodista Griselda Blanco que investigaba a la policía local implicada. Se oyen las consignas en los parlantes y hay una ovación. Para CABA también hay gritos, pero no alcanza.
No importa, allí estaremos. Para mantener prendida la llama del feminismo popular que llegó para molestar, incomodar y por qué no, apagar a la ultraderecha.