Redacción Canal Abierto | Cada 20 de noviembre se celebra en Argentina el Día de la Soberanía Nacional en conmemoración de la Batalla de Vuelta de Obligado de 1845. Propuesta por el historiador José María Rosa en 1974 y aprobada ese año por el Congreso de la Nación, la fecha recuerda en enfrentamiento entre las fuerzas porteñas –al mando Juan Manuel de Rosas y el general Lucio Mansilla- y aliadas sobre una flota militar extranjera.
En aquel entonces, Gran Bretaña y Francia presionaban para establecer relaciones comerciales directas con las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, sin pasar por Buenos Aires ni reconocer la autoridad de Rosas como encargado de las relaciones exteriores, rol que le había sido encargado por la Confederación.
Desde entonces, distintas expresiones criollas del liberalismo y neoliberalimo se esforzaron por menospreciar o repudiar aquel hito soberano y sus protagonistas. ¿Por qué? Ese gesto de rebeldía y autodeterminación nacional iba en contra del que entienden es su más sagrado derecho, hacer negocios a costa del interés nacional. Porque para aquellos, al igual que para los herederos que hoy nos gobiernan, no hay institución superior al mercado.
Por eso, entendemos que no hay mejor manera de conmemorar el Día de la Soberanía Nacional que enumerar algunas de las múltiples entregas de la misma que viene impulsando Javier Milei:
-El envío del oro del Banco Central a Inglaterra para alimentar la timba financiera, poniéndolas así a disposición de jurisdicciones extranjeras en caso de litigios.
–Incremento de la deuda externa para fines especulativos (desde diciembre de 2023, cuando asumió la nueva administración, se sumaron US$87.710 millones) y rediseño de la política presupuestaria en su conjunto par aun sólo fin: el pago de futuros vencimientos.
-La genuflexión en materia de reivindicación de los derechos argentinos sobre las Islas Malvinas (con la publicación de comunicados oficiales bajo la denominación “falklands” o la invisibilización de estas en los mapas, la reivindicación de la figura de Margaret Tatcher, etc.).
-La destrucción de áreas estratégicas del Estado (por ejemplo, Fabricaciones Militares, organismos de ciencia y técnica, entre otros).
-El ataque y desfinanciamiento de las universidades y el sistema público educativo y sanitario.
–Alineamiento geopolítico irrestricto con EEUU e Israel, y abandono de la posición de neutralidad frente a los conflictos globales. Aunque no menor, este punto incluye el giro estético y discursivo adoptado por la Casa Rosada en espejo a la de su par en Washington.
–Profundización de la dependencia económica a través de un programa económico reprimarizante, donde mercado interno y producción nacional son sólo un escollo para la acumulación de divisas. En este punto, resulta central la liberación de importaciones y desprotección de la industria nacional.
-Total y absoluta cesión de soberanía territorial y de los recursos naturales vía Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI).
–Intento de privatización de Aerolíneas Argentinas y avance de la política de cielos abiertos.
-La avanzada privatizadora también se llevaría puesto a la estatal INVAP S.E, una empresa modelo de ciencia y tecnología (destaca por su desarrollo en proyectos nucleares, aeroespaciales, de defensa, seguridad y sistemas médicos). Lo mismo podría suceder con ARSAT (empresa argentina de telecomunicaciones creada por el Estado Nacional el 22 de mayo de 2006), en proceso de vaciamiento y ajuste.
–La embestida contra el INCAA y otras áreas culturales, usinas para la construcción y consolidación de identidades nacionales.
-El cierre de Télam y el vaciamiento de los medios públicos, garantes del acceso a la información en todo el territorio nacional.
–Vaciamiento de áreas del Estado orientadas a la construcción de una soberanía alimentaria, en particular organismos para el fomento de la Agricultura Familiar.
-Continuidad en la política de cesión de la Hidrovía Paraná-Paraguay, por donde salen al exterior el 75% de la producción agroindustrial argentina.
-Tras la intervención de la Casa de Moneda y suspensión de la impresión de billetes en Argentina, el Gobierno los importará desde China.
–La conducción de YPF hoy está en manos de ex directivos de Tecpetrol (parte del holding de Paolo Rocca), que ya avanzaron en la desregulación del sector hidrocarburífero en su favor. Este es sólo uno de tantos ejemplos de ex CEOs controlando secretarias u órganos estratégicos para el desarrollo de sus negocios.