Redacción Canal Abierto | El Instituto de Estudios y Formación de la CTA Autónoma y el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina, de la CTA de los Trabajadores prepararon un trabajo conjunto de cara a la reunión del Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil que tendrá lugar el próximo jueves.
Según el trabajo, “el Salario Mínimo, Vital y Móvil tuvo una pérdida brutal de poder adquisitivo apenas asumido el Gobierno actual, producto del efecto de la devaluación de la moneda y su impacto en los precios”.
Y recuerda que “en los meses subsiguientes, en el Consejo Nacional del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo, Vital y Móvil fue la Secretaría de Trabajo la que determinó los aumentos nominales, que implicaron que se mantuviese prácticamente congelado en ese deprimido valor. No hubo recuperación alguna para el salario mínimo, que en noviembre con $ 271.571 mostró un valor real 30,1% menor que en noviembre de 2023”.
“Esa pérdida se acumula con retrocesos de años anteriores: en cada uno de los años 2018, 2019 y 2020 el salario mínimo vio disminuir más de 10% su poder adquisitivo. De este modo, en noviembre de 2024 el poder de compra de este salario mínimo fue 41,3% menor que en noviembre de 2019, al final del gobierno de Cambiemos, y 55,1% menor que noviembre de 2015”, indica.
En tal sentido, el informe advierte que “el retroceso histórico es tan grande que el valor real del salario mínimo ya es inferior al vigente durante la mayor parte de la década de 1990 y en la crisis final del régimen de convertibilidad, cuando esta política se había abandonado como herramienta para determinar pisos salariales e impulsar una menor desigualdad salarial”.
Un aspecto sobre el que alerta es que la situación del salario mínimo actual respecto de las líneas de pobreza e indigencia resulta peor que el existente en 2001, ya que “en noviembre sólo alcanza para adquirir el 61,8% de la canasta básica de alimentos que define la línea de indigencia para una familia tipo y poco más de una cuarta parte de la canasta de pobreza”.
“Si no hubiese tenido lugar la pérdida de poder de compra del salario mínimo sucedida desde fines de 2015 a la fecha, en el pasado mes de noviembre este salario hubiera sido más de $ 600.000 medido en pesos de ese mes y hubiese representado más del 143% sobre la canasta básica alimentaria aludida”, es otro de los aportes que hace este diagnóstico.
Las propuestas que llevarán las CTA
El trabajo señala que para recuperar el valor real de noviembre del año pasado, el salario mínimo debería estar en $399.655; para el de noviembre de 2019, $476.122 y para el de noviembre de 2015, $622.323. Todos estos números son en base a la proyección a diciembre.
A su vez, para cubrir la canasta básica de una familia tipo, que define la línea de pobreza, debería ubicarse en $1.001.466 y $439.240 para la canasta básica alimentaria, que indica la línea de indigencia.
En base a estos números se plantea una propuesta, que es con la que los dirigentes de las centrales acudirán a la reunión del jueves. “Atento a que el valor del Salario Mínimo está tan desactualizado que representa una proporción menor de la canasta de indigencia para una familia tipo (alrededor del 60%), se pide que se eleve al menos hasta ese valor en una primera instancia. En noviembre, fueron $ 439.240 según la última información de INDEC”, establece el informe.
Y la necesidad de que “en una segunda etapa el Salario Mínimo alcance la línea de pobreza para una familia tipo, que está en $ 1.001.466, también según INDEC”.
Otras cuestiones a tratar en el Consejo del Salario
Además de la problemática salarial, las centrales también abordarán planteos referidos a otras problemáticas del mercado laboral, para las que proponen la convocatoria a otras comisiones de cara a la construcción de un espacio de diálogo y debate.
El primer planteo tiene que ver con el crecimiento de la desocupación. “Se ubicó en 7,6% en el segundo trimestre de 2024 (último dato disponible), mientras que había sido 5,7% en el último trimestre de 2023”, advierte el trabajo.
“La cantidad de puestos de trabajo se redujo en prácticamente 850.000 en el mismo período, no sólo por la reducción en los puestos asalariados registrados (-2,3%) sino también por la caída en los asalariados no registrados (-3,8%) y en los puestos no asalariados (-6,0%), que son fundamentalmente trabajadores por cuenta propia”, agrega.
Y observa que “si bien de acuerdo con datos más recientes sobre el trabajo registrado, en agosto se frenó la caída constante del empleo asalariado en el sector privado que llevaba ya 11 meses, desde entonces el incremento fue solo de 0,2%, por lo cual no puede hablarse de recuperación del empleo sino en todo caso de estabilización en un nuevo piso más bajo. Al mismo tiempo, continuó la caída en el empleo del sector público y el del régimen de casas particulares”.
Otro punto sobre el que este informe pone la lupa es el crecimiento del empleo asalariado no registrado, “que alcanzó el 36,4% en el segundo trimestre de 2024, elevándose casi en 1 p.p. desde el nivel que tenía en el último trimestre de 2023”.
“Finalmente, dado que entre las funciones del Consejo (Ley 24.013) se incluye, entre otras, el aprobar los lineamientos, metodología, pautas y normas para la definición de una canasta básica que se convierta en un elemento de referencia para la determinación del salario mínimo, vital y móvi, debería constituirse una comisión que se ocupe de tal cometido, siempre postergado”, concluye el escrito.