Redacción Canal Abierto | A un año de su asunción, la llegada de Javier Milei a la presidencia de la Nación en un rally político sin precedentes, renueva la pregunta de este nuevo fenómeno y los motivos que lo produjeron.
Javier Balsa es magister en Ciencias Sociales y doctor en Historia y encabeza el Instituto de Economía y Sociedad en la Argentina Contemporánea de la Universidad de Quilmes, cuyo trabajo es el núcleo de ¿Por qué ganó Milei? Disputas por la hegemonía y la ideología en Argentina.
Sostenido en un riguroso, prolongado y sostenido trabajo realizado desde 2021 que incluyó grupos focales y encuestas con muestras de 10.000 casos en todo el país, el trabajo se sumerge en las convicciones y apreciaciones que imperan en la sociedad argentina a la hora de elegir a sus representantes.
“Milei no ganó por el voto bronca, ganó porque consiguió convertir la bronca en adhesión ideológica y esperanza del proyecto que él estaba encarnando y proponiendo”, afirmó Balsa en una entrevista con Canal Abierto.
Respecto a la elaboración del trabajo, Balsa contó que “comenzamos viendo cómo la gente se representaba la pandemia, las medidas de aislamiento o el virus. Después la pandemia seguimos con un equipo más chico y ya lo vimos crecer a Milei. En 2021 ya estaba presente en todo el país. Aunque no era candidato, porque era candidato nada más que en la Ciudad de Buenos Aires, ya estaba presente y bastante instalado en todo el país. En 2022 ya lo teníamos primero en cuanto a quién desea que usted gane las elecciones en el año siguiente. Esto lo seguimos viendo frente a las PASO, los siguientes resultados y hasta 20 días antes de del balotaje lo teníamos claramente ganador”
Milei se impuso en las primarias como el candidato y espacio político más votado con el 30% de los votos. Mantuvo el mismo porcentaje en las generales, en las que Sergio Massa llegó a los 37 puntos, para ser derrotado 56% a 44% en la segunda vuelta.
“En las PASO logra capturar un poco de voto bronca. Era gente que no adhería a sus ideas ultraneoliberales, bastante conservadoras, ni a ese discurso tan disruptivo, pero sin embargo lo votaba, esencialmente para dar una señal crítica frente al gobierno de Alberto Fernández”, detalló Balsa.
“Sin embargo, a pesar de haber sacado casi 30 puntos y presentarse como el candidato que iba a ganar en primera vuelta y que sumó muchos votos que venían de Rodríguez Larreta, de la misma Bullrich, que perdió votos frente a él, y de otros candidatos de derecha, él se queda en ese 30% porque pierde la mayor parte de esos votantes que no adherían a él en términos ideológicos. Es decir, aquella gente que lo votaba para manifestar su bronca, en las generales optó por Massa o en todo caso por Schiaretti. Por eso él se queda con ese techo del 30 y Sergio Massa sube 10 puntos y casi gana en primera vuelta. Porque la gente reflexionó mucho el voto y entre las PASO y las generales hubo una repolitización de la sociedad un fenómeno un poco inesperado”, agregó.
Balsa explicó que una de las claves del resultado pasa por las expectativas que generaron los candidatos en su electorado. “La gente quiere creer que esto va a funcionar. Milei tuvo dos virtudes: uno es instalar esperanza en la gente que lo votó que, aunque no tiene mucha esperanza en el país, pensaba que si Milei era gobierno quizás vamos a estar mejor. Al votante de Massa, cuando le preguntábamos cómo iba a estar el gobierno si Massa ganaba, decían igual. No se despertó esperanza en un futuro mejor. Era más bien una actitud defensiva o añorando un pasado”, contó.
La otra actitud que resaltó Balsa como definitoria para su triunfo es que “Milei supo inclinar la cancha. No fue a buscar ese porcentaje de gente del centro que es moderadamente neoliberal o moderadamente nacional popular o moderadamente progresista. El fue a convencer a la mayoría de que había que ser ultra neoliberal y muy conservador. Entonces, inclinar la cancha es otra de las enseñanzas que nos trae Milei”
Al respecto indicó que “ir a buscar permanentemente el centro político, no entusiasma ni a los propios ni consigue alterar el escenario. Entonces, lo que logró Milei es atraer el escenario”
Otro actor que el trabajo encuentra como central es el ex presidente Mauricio Macri. “Aunque Milei no le guste reconocerlo, Macri fue el primero en colaborar con esto porque logró hacer algo que al campo nacional y popular le cuesta mucho, que fue reconocer su fracaso. En la campaña del 2019”, indicó.
“Otro punto de Macri fue decir que ese fracaso fue por culpa del gradualismo. Ahí dijo lo de hacer lo mismo, pero más rápido y si hay reprimir se reprime. Macri prepara el terreno para instalar el discurso de Milei, con esta autocrítica. Pensemos de vuelta este juego para pensar a futuro las propuestas progresistas o nacional populares”, propone el investigador.
Y describe que “él no sólo tiene medios de comunicación que lo amplifica, sino que él le da un discurso esos medios de comunicación para que lo amplifique y Milei lo que hace es subirse a ese discurso y lo pone dos o tres grados más arriba e instala algo. Por ejemplo, un discurso contra la justicia social. Esto es algo a lo que Macri no se había animado. Ni siquiera Alsogaray se había animado. Él lo instala y en sólo dos años de prédica, consigue que un tercio de la sociedad argentina esté de acuerdo que hay que acabar con la justicia social”.
¿Estamos ante un cambio político definitivo o el futuro depara alguna chance a la oposición? Balsa manifestó que “hoy siguen en puja los proyectos. El 44% que votó a Massa en el balotaje tiene una posición claramente antineoliberal. Opinan que este gobierno es un desastre y no acuerdan en nada con este gobierno. Ningún votante de Massa opina bien del gobierno de Milei hoy. Es un 44% que ya lo tiene en contra y al que no le puede entrar”.
Pero aclaró que no todo depende de los errores de Milei, ya que este electorado “ve al peronismo como tibio y muy desdibujado. Hay una pregunta abierta. A nosotros nos gusta hacer preguntas abiertas donde la gente escribe, para las que después hay que tomarse el trabajo de analizar cada pregunta y ponerla en alguna categoría. En este caso particular fue fácil porque el 15% dijo tibio, tibio, tibio, ausente, desorganizado o desunido. El 50% de esa masa ve muy mal al peronismo. Pero a pesar de verlo mal, le tiene esperanza, no piensa que ya fue. Yo creo que ahí el Gobierno la va a tener difícil el año que viene en las elecciones”.
Balsa vaticinó que “lo más probable es que el año que viene la elección sea una elección muy polarizada, parecida a la 2017, cuando la elección se polarizó de vuelta. Massa había sacado 21 puntos en 2015 y Stolbizer, 6. Juntos habían sumado 27%. Pero en 2017 fueron juntos en una nueva alianza, que llamaba 1 País, que sacó 6 % en todo el país. Es decir que la gente, frente a un gobierno tan potente, la gente elige premiar o castigar y hay que ver cómo juega eso”.
“Depende también la capacidad de recomponer la Unión por la Patria, que, insisto, sigue estando toda unida, a excepción de algunos desprendimientos pequeños de legisladores o algún gobernador. Pero como fuerzas políticas están todas unidas”, señaló.
Y concluyó: “Hay que ver la capacidad de reinventarse y de proyectar futuro. Muchas veces se peca de esa visión nostalgiosa, de plantear un retorno a los años gloriosos de Néstor y Cristina. Y una de las cosas que demuestra el libro es que solo un 27% de la sociedad el año pasado recordaba bien los gobiernos de Cristina”.