Redacción Canal Abierto | Ayer jueves, el Banco Central tuvo que vender reservas por una cifra récord de US$ 600 millones y la medida encendió las alarmas en el Gobierno y en los mercados. Según consignan distintos medios la operación habría sido a pedido de la japonesa Toyota, que venía postergando importaciones y apostando a las tasas en pesos en el mecanismo que se conoce como “carry trade”, pero que ante el salto de cerca del 8% que dieron los dólares financieros habría definido pasar sus activos a divisas.
Según La Política Online esta información fue confirmada por un vocero del Banco Central, quien señaló que la caída de reservas se vinculaba con el pedido de “una industria automotriz que tuvo que cumplir con pagos de importaciones”.
Para Alejandro López Mieres, especialista en finanzas del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), la explicación que asoció ese movimiento al fin del Impuesto País no aplica, ya que en ese esquema de importaciones se pagaba el 95% del impuesto en el momento de ingreso de la mercadería. Y US$ 800 millones -que es el monto que originalmente habría pedido la empresa- luce muy grande para una operación así.
Por eso, la hipótesis más plausible tiene que ver con un cambio de reglas en “el juego financiero” que vienen haciendo empresas multinacionales como Toyota, que tienen capacidad de endeudarse muy barato con sus casas matrices, a partir del mecanismo que se conoce como “carry trade”.
En diálogo con Canal Abierto, López Mieres lo explica así: “Pudiendo acceder al mercado único y libre de cambios para que me den los dólares para que yo pague esas importaciones, postergo esa decisión porque me conviene más especular haciendo colocaciones en pesos. Porque la dinámica de la tasa de interés va por encima de la dinámica del tipo de cambio oficial”.
Sin embargo, en las últimas semanas los dólares financieros empezaron a subir a mayor velocidad, pasando de $1050/1060 a $1170, volviendo menos rentables las colocaciones en pesos. “Hay un momento en el cual esto se corta y la noticia hace ruido porque en los últimos meses el Central venía comprando dólares”, acota el especialista.
A esto se añade que “hay un momento en el cual las empresas empiezan a cerrar las posiciones en sus balances, y en general suele pasar que para fin de año las multinacionales quieren estar en monedas de referencia internacional”, precisa.
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Ante este escenario, “la pregunta que uno se hace es si esto es una acción individual de una empresa o si es como las piezas de domino que empiezan a caer y esto se empieza a generalizar”, plantea.
Porque la cuestión de fondo y más preocupante para el país es que “hay una fragilidad de reservas muy grande más allá de los dólares del blanqueo”. López Mieres explica que si bien las reservas netas en un momento se equilibraron (vía blanqueo, patear importaciones, emisión de BOPREAL y liquidación de divisas del campo), hoy volvieron a ser negativas en unos USD 10.000 millones, que es prácticamente el nivel que se registraba al inicio del Gobierno de Milei.
“Entonces empezamos a escuchar un discurso oficial que pretende transmitir confianza diciendo, por ejemplo, que la cosecha que viene es muy buena, que el balance energético es muy bueno y que van a entrar muchos dólares por Vaca Muerta, y que se va a firmar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Pero lo concreto es que si los financieros empiezan a desarmar sus posiciones de carry trade hoy el Gobierno no tendría los dólares suficiente como para responder a ese demanda”, asegura.
Por eso, la segunda pregunta en si el Banco Central tiene las herramientas para enfrentar una corrida. Para el especialista, con un escenario político favorable, “donde los mismos tipos que podrían producir la corrida son los que están manejando el país”, más un riesgo país en niveles mínimos, “bonos en los máximos, acciones en los máximos y fiesta financiera total”, todo parecería indicar que sí. “Lo que no tiene -admite- son muchos dólares”.
Ilustración: Marcelo Spotti