Redacción Canal Abierto | Hacia finales de la semana pasada, el Gobierno anunció la eliminación de retenciones a las economías regionales y la baja de los derechos de exportación para todos los cultivos.
El vocero Manuel Adorni y Luis Caputo fueron los encargados de dar a conocer la sorpresiva medida (días antes, el ministro de Economía había negado novedades al respecto).
Esta mañana, con la publicación del decreto 38/2025, se confirmó la medida y algunos detalles de la misma: la soja pasó de 33% a 26% y sus derivados de 31% a 24,5% la alícuota; el trigo de 12% a 9,5%; la cebada, de 12% a 9,5%; el sorgo, 12% a 9,5%; el maíz, de 12% a 9,5% y el girasol, que estaba en 7 puntos, pasó a 5,5.
En uno de los anexos, además, se mencionan los productos de las economías regionales que pasan a cero, como el azúcar, el algodón, el cuero bovino, el tabaco, los derivados de la forestoindustria y el arroz, entre otros productos.
Además, se puso como fecha límite el 30 de junio próximo, pero con la condición de que las agroexportadoras anticipen en 15 días después de la declaración de cada venta el 95% de las divisas obtenidas por cada embarque. De lo contrario, pagarán la alícuota máxima establecida hasta ahora.
El beneficio se enmarca en un momento de fuerte deterioro de las reservas del Banco Central, cuyo valor está por debajo de los 30 mil millones de dólares y en el caso del neto (es decir, descontando el swap con China, el Bopreal o los encajes bancarios, entre otros) se encuentra en valores negativos.
Pese a esta sangría, Luis Caputo insiste en su política de cepo y tipo de cambio pisado como su gran ancla inflacionaria. En definitiva, es lo único que pudo ofrecer a la población en este último año y un mes, además de una retórica virulenta para entretener a propios y ajenos.
La consecuencia de esta política es el encarecimiento de la producción argentina (cada vez menos competitiva con los importadores, que prometen inundar el mercado nacional) y la fuga de divisas que representa el fuerte aumento del turismo en el extranjero, además de una brutal inflación en dólares que golpea a la gran mayoría de los argentinos. Ni hablar el hecho de que el fondo del programa sólo se sustente con más y más bicicleta financiera, volviendo más inestables y dependientes casi todas las ramas de la economía.
A la espera de un posible acuerdo con el FMI, el Gobierno ofrece una zanahoria al campo para hacerse de divisas (según algunos especialistas, podría alcanzar los 3.500 millones de dólares) en los primeros meses del año. El plan “platita dulce” ya está en marcha… habrá que ver si aguanta.