Por Riyad Alhalabi | El regreso de nuestra gente desplazada desde el sur de la Franja de Gaza hacia el norte, es una escena que despierta emociones imposibles de describir con palabras. Es el reflejo de la voluntad viva de un gran pueblo que ha sufrido las calamidades de la ocupación durante más de 76 años. Las imágenes de su regreso a sus hogares destruidos, a una tierra desgarrada por la maquinaria de guerra, son una expresión de esperanza inquebrantable y de una determinación infinita. Regresaron a pesar de todos los desafíos, a pesar de las tragedias que han atravesado, en una escena histórica que nos recuerda que la tierra no puede ser arrebatada a su gente y que el derecho al retorno no puede ser borrado.
Las multitudes regresaron con sentimientos mezclados de alegría y tristeza: alegría por regresar a una tierra que sigue latiendo con vida a pesar de la devastación, y tristeza por la destrucción que la ocupación ha dejado en este territorio sagrado. Las familias, que fueron desplazadas forzosamente debido a los bombardeos y la destrucción, están de vuelta en su tierra para demostrarle al mundo entero que nuestro pueblo no acepta la ocupación ni la humillación ni el exilio, y que no la abandonará, sin importar cuán brutal y criminal sea esta ocupación opresora.
Esta escena se produce en un momento en que las intentonas del ocupante y sus proyectos expansionistas de desplazamiento y limpieza étnica en Gaza, Cisjordania y Jerusalén se intensifican. Sin embargo, este regreso masivo es la respuesta más contundente a todos esos proyectos. Es una respuesta más fuerte que cualquier palabra, un acto concreto de dignidad y amor que demuestra que la tierra no puede ser arrebatada más allá de la desolación impuesta, y que nuestro pueblo permanecerá aferrado a ella bajo cualquier circunstancia. Su retorno es la respuesta más poderosa al proyecto de desplazamiento promovido por la ocupación.
Esta escena lleva un mensaje contundente al criminal ente sionista, especialmente a Netanyahu y su gobierno fascista, quienes creen que pueden quebrar la voluntad de nuestro pueblo. Este regreso, que coincide con los llamados de Trump para vaciar la tierra de su gente, es un recordatorio para el mundo de que esta tierra es Palestina y de que su pueblo no olvidará sus derechos, sin importar las dificultades. El retorno de estos desplazados es otra victoria para la esperanza y la fe en que el derecho al retorno es un derecho sagrado que no puede ser robado ni usurpado.
La marcha de cientos de miles de nuestro pueblo es una escena que confirma la unidad del pueblo palestino y envía un mensaje de esperanza a todos los palestinos en la diáspora y a las generaciones venideras: que la patria, por lejos que esté, siempre está en el corazón. Este regreso es un mensaje claro de que cualquier intento de liquidar la causa palestina siempre chocará con el muro de la resiliencia y la voluntad férrea de nuestro pueblo.
Gloria a los héroes y a los mártires, los mejores deseos de pronta recuperación a nuestros heridos, y libertad para nuestros valientes prisioneros.
Riyad Alhalabi es Encargado de Negocios de la Embajada del Estado de Palestina en Buenos Aires, Argentina.