Por Gladys Stagno | La fuerte apuesta del Fondo Monetario Internacional (FMI) para sostener al gobierno de Javier Milei con un desembolso de US$ 20.000 millones vino acompañada de sugerencias —con visos de órdenes— en política interna. Pero las recientes declaraciones de la directora del organismo, Kristalina Georgieva, van un poco más allá, y se metió en la campaña.
En el marco de la Asamblea de Primavera del FMI y el Banco Mundial en Washington, Georgieva se reunió fuera de agenda con el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, por más de una hora.
Luego planteó que, de cara a que “el país se dirige a elecciones en octubre”, resulta “muy importante que no se descarrile la voluntad de cambio” que expresa el actual gobierno de La Libertad Avanza.
“Argentina ha demostrado que esta vez es diferente”, sostuvo durante una de las reuniones plenarias posteriores al encuentro. Y enumeró los presuntos logros del rumbo económico libertario: “Se pasó de un déficit a un superávit, de una inflación de dos dígitos a bajar al 3% en febrero, de una pobreza superior al 50% a una actual de alrededor del 37%”.
Georgieva vitoreó que el Estado se esté “retirando de donde no debe estar para permitir mayor dinamismo del sector privado”, instó en que la actividad económica argentina se focalice en actividades primarias (agro, minería, gas y litio) y enfatizó que este camino “no debe descarrilarse”.
“Hasta ahora, no vemos que ese riesgo se esté materializando pero insto a Argentina a que mantenga el rumbo”, exhortó, en un claro mensaje al electorado.
Pero el respaldo político no parece convencer a los mercados de que la bonanza acompañará al Gobierno en octubre. Mientras el riesgo país sigue elevado —se mantuvo en torno a los 720 puntos básicos— y desde Economía ya analizan reestructurar el próximo vencimiento de deuda por US$ 4.500 millones previsto para el 9 de julio, la banca de inversión JP Morgan recomienda a sus clientes que se retiren del carry trade en Argentina… en agosto.
Motosierra y cortoplacismo
El banco más importante del mundo —otrora empleador del ministro de Economía que supo ser su jefe de Trading para América Latina entre 1994 y 1998— emitió un informe donde sugiere a sus clientes sumarse a esta nueva bicicleta financiera comprando bonos en pesos antes de las elecciones de octubre.
“Los activos argentinos se dispararon después de que el país alcanzara un acuerdo de US$ 20.000 millones con el FMI y levantara la mayoría de sus restricciones cambiarias”, señala JP Morgan. Pero advierte que, si bien los rendimientos de corto plazo siguen siendo atractivos, su consejo es adquirir títulos con vencimiento en agosto de 2025. Un guiño al cortoplacismo más que una apuesta de largo plazo.
En una línea similar se encuentra el agro, de cuyo aporte de dólares genuinos depende en gran parte que el Banco Central pueda volver a acumular las reservas que sangraron en el intento del Gobierno por mantener el dólar planchado. Esa es una de las principales exigencias del FMI.
Los productores y exportadores de granos, nucleados en CIARA, destacaron recientemente el nuevo régimen de flotación cambiaria como un avance hacia la unificación del mercado de divisas y una mejora en la previsibilidad. Pero esperan que la flotación esté entre los $1.250 y los $1.300 para liquidar las exportaciones. Y, si eso no ocurre antes de octubre, podrían no liquidar hasta que pasen las elecciones.
Foto: Ken Cedeno (Reuters)