Por Manuel Rodríguez | En 1957, Héctor Germán Oesterheld imaginó que sobre Buenos Aires caía una nevada que mataba a quienes entraban en contacto con ella. Era la primer parte de la invasión de los ellos, una especie extraterrestre. Además, su creatividad dio a luz a seres como los gurbos, los cascarudos y los manos, a quienes se les había implantado un glándula que irrigaba un veneno mortal ante el mínimo terror. Como si todo esto no bastara, también creó escenas épicas e increíbles en locaciones que los porteños transitaban todos los días, como la cancha de River o Plaza Italia.
Lo que el autor no imaginó es la invención de una red que conectara al mundo mediante computadoras. Ni redes sociales o plataformas de streamming on demand. Tampoco hashtags o trending topics ni que su obra sería una de ellas merced a la adaptación en formato serie a casi 70 años de la publicación original.
Si bien la serie dirigida por Bruno Stagnaro y protagonizada por Ricardo Darín estrenada el miércoles pasado en Netflix es la primera producción de gran envergadura y cuenta con el apoyo de los herederos de Oesterheld, justo es decir que no es la primera vez que la historia de Juan Salvo es adaptada.
En plena dictadura de Onganía, y a partir de un pedido de la revista Gente, Oesterheld recreó la historia. En vez de Francisco Solano López, el elegido para aportar los dibujos fue el maestro Alberto Breccia, quien lo hizo con un trazo más experimental y vanguardista. La historia tiene un tono más oscuro y el final es más crudo. Al ver los resultados, las autoridades de la publicación insignia de editorial Atlántida decidieron discontinuar su publicación.
En 2007, el Grupo Teatral Carne de Cañón puso en escena Zona Liberada, primer versión teatral de El Eternauta con actuaciones de Javier Barceló, Nahuel Cano, Laura Gonzalez Miedan y Federico Liss y dirección de David Rubinstein. La puesta propuso la convivencia de los personajes dentro de la casa ante la invasión de los ellos.
En 2010, Radio Provincia de Buenos Aires puso al aire El Eternauta: vestigios del futuro, un radioteatro que adaptaba la historia a lo largo de 22 capítulos. Además de la dramatización, cada capítulo contenía una entrevista a personas como Solano López, Juan Sasturain, Carlos Trillo, Enrique Breccia o Guillermo Saccomano. La puesta, guionada y dirigida por Martín Martinic Magan y con diseño sonoro de Horacio Pellegrini, fue una coproducción de la emisora pública bonaerense con la Comedia Provincial y contó con actuaciones de Lito Cruz, Diego Aroza y Febe Chaves, entre otros. Entre las particularidades de la versión, se trasladaba la acción a La Plata y, como hiciera Orson Welles con La guerra de los mundos, se utilizaba el informativo institucional como elemento estético para narrar algunos de los sucesos como si estuvieran teniendo lugar. La propuesta culminó con una escucha colectiva en el Pasaje Dardo Rocha de La Plata.
También en La Plata, y un año después, hubo una versión musical. Se trata del compilado Los Ellos, lanzado por el sello Concepto Cero. Del mismo participaron 18 bandas, la mayoría originarias de la ciudad de las diagonales con temas inspirados en El Eternauta. Estas eran Excursiones Polares, La Patrulla Espacial, Pommez Internacional, Mostruo!, Brahmán Cero, La Perla Irregular, Bradien, NormA, Casimiro Roble, Dietrich, Shaman y Los Hombres en Llamas, El Perrodiablo, Tata Laxague, Futbol, Supersivo, Cinemática, Los Dientes y la dupla Diego Boris–Cristian Aldana. Además, el disco físico contó con 10 tapas intercambiables con dibujos de Acampante, Antonio Gagliano, Corina Arrieta, Dr. Alderete, Emmanuel Orezzo, Freshcore, Marcos Moreno, Marina Fages, Pacheco, Tormenta y Valentino Tettamanti, y una serie de fotografías realizadas para el disco de Cata Moncal y Francisco R. Laxague.
Antes, en 1995, el músico Daniel Melingo tuvo el impulso de hacer un disco dedicado íntegramente a la obra, que se llamaría, precisamente, El Eternauta. Problemas con los derechos de los que la familia de Oesterheld no disponía le impidieron hacerlo. Pero dos temas quedaron y fueron incluídos en su primer trabajo dolista, H2O. Los nombres no dejan lugar a dudas: Nieve mortal y Juan Salvo.
En 2014 en Tecnópolis se montó una propuesta bastante original. El Eternauta: huellas de una invasión fue una muestra presentada como un museo apócrifo en el que uno recorría y veía objetos tomados de la historia de Oesterheld como si el ataque de los ellos hubiera tenido lugar y hubieran quedado elementos que daban cuenta de ello. En ese contexto también se presentó un cortometraje homónimo.