Redacción Canal Abierto | Este sábado 3 de mayo de 2025, la Ciudad de Buenos Aires vibró al ritmo de la Marcha Mundial de la Marihuana, que reunió a miles de personas en un reclamo unificado por una reforma integral de las políticas de drogas en Argentina.
Activistas, cultivadores, usuarios, organizaciones cannábicas y de derechos humanos se congregaron en Plaza de Mayo y marcharon hacia el Congreso de la Nación, exigiendo la derogación de la Ley 23.737, que desde 1989 criminaliza el consumo y la tenencia de drogas para uso personal, y denunciando retrocesos en las políticas públicas relacionadas con el cannabis.
La Avenida de Mayo se colmó de consignas, música, pancartas y plantas de cannabis portadas con orgullo por los manifestantes, que buscaron visibilizar una agenda centrada en la salud, los derechos humanos y la libertad individual.
Como ya viene siendo una lamentable costumbre, la jornada estuvo marcada por una fuerte presencia policial. “Otra demostración de la mirada estigmatizante que el Estado sigue teniendo sobre los usuarios de cannabis”, expresó Ana García, integrante de una cooperativa cannábica.
Un reclamo histórico: derogar la Ley 23.737
El eje principal de la marcha fue la demanda de una nueva ley de drogas que despenalice el consumo y la tenencia para uso personal, ponga fin a la persecución de usuarios y cultivadores, y promueva un enfoque basado en la reducción de daños y el respeto a los derechos fundamentales. La Ley 23.737, cuestionada desde hace décadas, ha sido señalada por generar un sistema punitivo que llena las cárceles de personas por delitos menores, mientras no aborda las verdaderas problemáticas asociadas al narcotráfico.
“Queremos una legislación que no nos trate como delincuentes, que reconozca el autocultivo como un derecho y que priorice la salud pública sobre el castigo”, afirmó Pablo Ramírez, referente de la organización Mamá Cultiva, que acompaña a familias que utilizan el cannabis con fines medicinales.
Este reclamo se enmarca en un contexto regional donde países como Uruguay, Canadá y varios estados de Estados Unidos han avanzado hacia la regulación del cannabis, mientras que en Argentina el debate legislativo sigue estancado.
Retrocesos en políticas cannábicas
La marcha también sirvió como espacio para denunciar las políticas del gobierno nacional, que en los últimos meses ha tomado medidas que afectan directamente al movimiento cannábico. Uno de los puntos más criticados fue la eliminación del programa Reprocann, creado en 2020 para regular el cultivo de cannabis con fines medicinales y terapéuticos. Este registro permitía a pacientes y familias cultivar legalmente, pero su desmantelamiento dejó a miles de usuarios en la incertidumbre.
Asimismo, los manifestantes señalaron la paralización del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), un organismo clave para el desarrollo de cooperativas cannábicas que impulsan proyectos productivos, como la fabricación de aceites, cremas y otros derivados del cannabis.
Una movilización diversa y creativa
Con un ambiente festivo pero combativo, la Marcha Mundial de la Marihuana combinó consignas políticas con expresiones artísticas. Performances, batucadas y stands informativos acompañaron el recorrido, mientras que cientos de cultivadores exhibieron sus plantas como símbolo de resistencia. “El cannabis no es solo una planta, es una herramienta de transformación social, medicinal y cultural”, destacó un comunicado conjunto de las organizaciones convocantes, entre las que se encontraban Cannabis Argentina, Mamá Cultiva y la Revista THC.
La movilización también puso el foco en la necesidad de políticas educativas que desmitifiquen el uso del cannabis y combatan la estigmatización. Según datos de la Sedronar, el consumo de marihuana en Argentina ha crecido en los últimos años, especialmente entre jóvenes, lo que refuerza la urgencia de un marco legal que regule su uso responsable en lugar de criminalizarlo.
Un movimiento que no se detiene
La Marcha Mundial de la Marihuana, que se celebra desde 1999 en cientos de ciudades alrededor del mundo, volvió a demostrar en Buenos Aires la fuerza de un movimiento que no solo busca el reconocimiento del cannabis, sino también un cambio de paradigma en las políticas de drogas.
En un contexto de retrocesos y creciente represión, los manifestantes dejaron claro que seguirán en las calles hasta lograr una legislación que respete sus derechos.
Fotografía: @dicoluciano