Por Nahuel Croza | Las elecciones generales de Bolivia están previstas para el 17 de agosto, con una segunda vuelta, en caso de ser necesaria, el 19 de octubre de 2025. Las y los votantes bolivianos elegirán al presidente y vicepresidente, ciento treinta diputados y diputadas y treinta y seis integrantes de la Cámara de Senadores para el período 2025-2030.
“Entre el 14 y el 19 de mayo son las inscripciones de los binomios y las listas de las planchas parlamentarias. Si tenemos en cuenta que son cinco alianzas y 14 partidos los que han expresado la voluntad de presentar candidaturas, entonces, estamos ante alrededor de 4900 candidatos, entre postulantes a diputados, senadores y sus suplentes; son 260 por partido más el presidente y el vicepresidente”, enumera en diálogo con Canal Abierto Susana Bejarano, politóloga, analista política y periodista desde La Paz, Bolivia.
“Evidentemente habrá mucho movimiento político estas dos semanas porque si bien están ya prácticamente definidos los candidatos a presidente de cada una de las fórmulas habilitadas, todavía existen ciertas dudas de quién va a ir por dónde”, explica Bejarano. ¿Por qué? “Para evitar maniobras judiciales que permitan la proscripción de las candidaturas a través de la inhabilitación de determinados sellos partidarios usando algún artilugio legal. En el último tiempo, se ha utilizado la judicialización como herramienta política y parte de la lucha electoral”.
El bloque popular dinamitado

“Yo ya no te hablaría del MAS (Movimiento al Socialismo) como la identidad del bloque popular. Te hablaría de un bloque popular que hoy está conformado por tres sectores”, explica la analista.
A saber:
- el MAS-IPSP lleva al actual presidente Lucho Arce como candidato, quien ha tenido proclamaciones en todos los departamentos del país. El MAS quedó en manos de una directiva afín a Arce quien desde el ejecutivo ha echado mano del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) para ratificar la elección de Grover García al frente del partido, desconociendo la elección hecha por otro congreso realizado por el evismo y dejando a Evo Morales sin partido.
“Si bien la sigla del MAS es muy poderosa en Bolivia, es la identidad del movimiento popular, tienes un candidato que no pasa el 2% de intención de voto en las encuestas. Lucho está muy golpeado por la crisis económica, por la falta de respuestas, muy lastimado en cuanto a su imagen y, también, por la pelea interna”. - El “evismo”: “El evismo no tiene sigla, pero tiene una base militante bien importante y lo tiene a Evo Morales, que no es poco”, sostiene la analista. Desde este sector se pretende postular a Evo a toda costa, pero encuentra trabas jurídicas de toda índole.
- El tercer sector es el que postula a Andrónico Rodríguez, el presidente de la Cámara de Senadores y la figura que el bloque popular entendía como la renovación del partido. Este referente aceptó el sábado pasado ser candidato, pero todavía es un misterio por qué sigla se va a presentar. Precisamente esa información se esconde para evitar las jugadas leguleyas que puedan desactivar el sello utilizado.
Andrónico, ¿la esperanza?
Además de presidir la Cámara Alta, Rodríguez es el vicepresidente de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, las organizaciones cocaleras de donde nace el Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (IPSP), el MAS y de dónde proviene Evo Morales. Es una figura que ya tenía relevancia antes del enfrentamiento entre el arcismo y el evismo, y hoy es el mejor posicionado en los sondeos electorales.

“Andrónico tiene una performance muy importante e interesante después del golpe de Estado del 2019. Él es el aglutinador del Pacto de Unidad, es decir, todas las organizaciones sociales reunidas para enfrentar las elecciones y ser el cogobierno. Él reorganiza ese Pacto de Unidad, se pone al frente y lo lidera, y luego hace la campaña por Luis Arce. En ese momento, es candidato a primer senador por Cochabamba, es electo y ocupa la presidencia del Senado”, resume Bejarano.
“En su calidad de presidente del Senado es un tipo que logra hacer muchos acuerdos. Se lo vé como una figura mucho más democrática, con un juego de cintura bien interesante. Al volverse una figura política relevante, a la vez, va consiguiendo ciertas afinidades hacia él. En esas peleas intestinas dentro del MAS, apenas iniciado el proceso de disgregación, se va viendo a Rodríguez como la figura del relevo.
En este último tiempo, Andrónico va tomando una distancia importante con el gobierno de Luis Arce y también de Morales. No asiste a ninguna de las convocatorias que le hace Evo Morales bajo el pretexto de su agenda legislativa.
“En la última declaración de Evo Morales, después de que el sábado Rodríguez aceptara la candidatura a ser presidente, lo llama a la reflexión. Pero es un llamado a la reflexión casi en tono de amenaza, donde le señala que reflexione para no ser un instrumento de la derecha”, describe Bejarano.
Desde sectores del evismo, como el diputado Héctor Arce, lo acusan de traicionar “al hombre que le había dado el pan”, y de ser útil a los intereses del arcismo. Entre los seguidores de Evo la arremetida contra Andrónico es muy fuerte, acusándolo de servir a Estados Unidos y a la CIA.
Bejarano señala además que su rol de tercero en discordia, tranquiliza a las bases. “Al tercerizar en la disputa logra quitarles a las bases el estrés de estar atrincheradas en una u otra postura, o de esconder su postura para no recibir represalias. Andrónico viene a desestresar eso y a ser una fuente de unidad, de unidad ideológica, pero también pragmática frente a una derecha con muy buenas posibilidades”.
“El primer problema de Rodríguez va a ser superar la batalla que el evismo le está dando y la que le va a iniciar el arcismo, si bien Arce hizo un llamado a la unidad con Andrónico. Luego de conocerse su proclamación ha convocado a los partidos por los que supuestamente Rodríguez se postule. Él es la regeneración, la renovación no solamente del MAS, sino te diría del sistema político en general. Su candidatura jubila a mucha gente. Jubila a Evo y a Arce y a sus entornos”, considera la periodista paceña.
La situación legal de Evo Morales
“Evo ha sido sujeto de un lawfer. Eso ha sido así y el resultado de esto es que ahora no está habilitado para presentarse como candidato”, sostiene Bejarano, más allá de apreciaciones personales.

Según el evismo no hay un fallo que determine expresamente que Morales no pueda candidatearse. “No importan todos los alegatos que tiene el evismo, que tiene razones jurídicas de fondo, frente a lo que ya existe, que es que hay una sentencia constitucional que en sus antecedentes señala que no puedes postularte más de dos veces; y Evo ya se ha postulado más de dos veces”.
“Luego estaba la duda de si había la posibilidad de postularse tras haber descansado un periodo, como ha sido la tradición boliviana, descansar un periodo y volverte a postular. La interpretación del Tribunal Constitucional es tiradísima de los pelos; dice que no te puedes presentar descansando un periodo. La Constitución habla de dos periodos seguidos y punto”, sostiene la analista y agrega: “Otra interpretación le impide incluso postularse como senador porque eso lo pondría en una eventual línea sucesoria si accede a la presidencia del Senado”.
Según la opinión de Bejarano, el gobierno de Arce ha impulsado este lawfare, pero los demás poderes del Estado también son cómplices de la situación, tanto los tribunales como el poder legislativo. “Básicamente tú tienes cuatro órganos del estado que han configurado un escenario para la no postulación de Evo”, señala.
Además de este conflicto en el nivel electoral y constitucional, Morales enfrenta una denuncia “reactivada por el Gobierno” por un tema de trata y tráfico de personas que inicialmente le había iniciado el gobierno de Jeanine Añez a raíz de una relación que habría tenido con una menor de la cual nace una supuesta hija. Morales, que nunca ha desmentido esta situación, no se ha presentado a la citación de un juez que lo ha declarado en rebeldía y activó una orden de aprehensión.
“Esa orden judicial ha sido anulada por una jueza la semana pasada y hoy esa funcionaria ha sido aprendida hoy acusada de prevaricato, la han aprendido de la peor manera posible”, narra Susana. “Toda esta situación muestra la intoxicación de la política en el sistema judicial, porque, más allá de que exista o no la víctima que de pronto a nadie le interesa, la realidad es un juego jurídico para inhabilitar a Evo”, concluye.
¿Y a la derecha?
Frente a estas tres posibles candidaturas de la izquierda se multiplican los candidatos que van del centro a la derecha. Los sondeos que se han conocido hasta el momento colocan a Andrónico en el primer lugar y luego al empresario Samuel Doria Medina seguido por el expresidente conservador Jorge “Tuto” Quiroga. “Los mismos candidatos que pugnaban en las elecciones del 2005 con Evo van a pugnar en las elecciones del 2025”, estima Susana.

En cuarto lugar en las encuestas se ubica el alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, pero la disputa con los otros candidatos mejor ubicados de la centroderecha es pareja. “Hay que ver qué pasa en las próximas semanas porque entre Manfred y Tuto había una idea de unidad pero se han dividido de forma que pierden espacio frente a Doria Medina, y frente al electorado antipopular que creía que se consolidaba después de tantos años una unidad”, analiza Bejarano.

Un dato exótico entre las ofertas de derecha es el pastor evangélico coreano, nacionalizado boliviano, Chi Hyun Chung, ferviente anticomunista y LGTBfóbico, que competirá con la chapa del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR).
Según el análisis de Bejarano, “el bloque popular puede ganar en la primera vuelta. Lo distinto de esta elección, a diferencia de las pasadas, es que antes sabías quién iba a ganar, lo que no sabías era con cuánto. Si el MAS lograba la mayoría simple o los dos tercios en la Asamblea Legislativa. En esta elección tienes una oposición que podría ganar las elecciones. La elección está abierta para ambos sectores”.
Arce es un mal candidato; Evo tiene un techo electoral muy bajo, con negativos muy altos. Rodríguez rompe el mapa electoral, es el candidato mejor medido e incluso le saca varios puntos de distancia a la oposición, “unos 7, que no llegan a ser los 10 necesarios para ganar en primera vuelta. Eso nos coloca en una segunda vuelta incierta porque en Bolivia no tenemos experiencia en campañas para el balotaje”, argumenta la analista que sostiene que el voto definido masista es del 30 al 35% y luego hay que conquistar un 30% más para ganar las elecciones”.
