Por Diego Leonoff | Como tantos otros militantes políticos de su generación, Graciela Iturraspe sufrió la represión y persecución incluso antes del 24 de marzo de 1976. Detenida en junio de 1975 y recluida durante cinco meses en el penal de Devoto, en noviembre logró salir con un régimen de libertad vigilada.
Amenazada de muerte por quienes habían sido sus captores, embarazada de 6 meses y con un hijo pequeño a su cuidado, no tuvo otra alternativa que esconderse. Así, se refugió en distintas casas de familias -a veces, varias semanas o sólo unos pocos días- solidarias con las víctimas del terrorismo de Estado y grupos paramilitares como la Triple A.
Aunque en un principio no lo supo, durante un mes y medio compartió refugio en la clandestinidad junto a Héctor Germán Oesterheld, el creador de El Eternauta, y María, una de sus cuatro hijas secuestradas y asesinadas por la dictadura.
En esta entrevista, su historia de militancia, el drama que le tocó vivir y cómo una noche se enteró que quien la ayudaba a cuidar de su hijo enfermo era el reconocido historietista. Los detalles de esa convivencia del 20 de noviembre al 28 de diciembre de 1975: las charlas sobre política y la autocrítica sobre el último gobierno de Perón, la “sensación de amorosidad” que emanaba, sus dudas, temores y el sentimiento de culpa respecto a qué podía llegar a ocurrirle a sus hijas.
Un recuerdo en primera persona del creador de personajes entrañables como Juan Salvo, Elena, Martita, Favalli y el responsable de que el mundo hoy esté un poco más cerca de la idea de que “nadie se salva sólo”. Pero, también, del militante que nos señaló a los verdaderos villanos, Los Ellos. Similares a aquellos que enfrentó en vida, lo persiguieron y desaparecieron, y que incluso hoy acechan, con su forma y rostro oculto.
Entrevista: Diego Leonoff